Capsulas de Carreño

DIM 1- Pasto 0, con significativa  mejoría. Por María Victoria Zapata.

Por María Victoria Zapata

*Quiera Dios que  elevemos nuestra curva de rendimiento y empecemos a cambiar, por fin, la preocupación por la ilusión.

Apenas un  gol para las opciones del DIM en el arco de Andrés Mosquera, aunque suficiente para  la obtención de la primera victoria en la  nueva   era con el técnico Juan José Peláez.

Fue un 1-0 bastante mentiroso, el del juego de ida de octavos de final en Copa Águila, ante el Deportivo Pasto y  fue, además,  un triunfo en el que el Deportivo Independiente Medellín registró  mejoría en algunos aspectos.

La zaga, por ejemplo, empezó a mostrar  mayor solidez  con la presencia del argentino Santiago Echeverría y del juvenil  lateral Yulián Gómez. La mejoría de Didier fue notable  y se vislumbró, así mismo, una buena sociedad entre Christian Marrugo y Daniel Cataño.

En cuanto al  trabajo  colectivo, el DIM  mostró un fútbol dinámico y ofensivo, tuvo manejo del esférico,  fue amplio dominador  en los 45 iniciales y llegó en forma reiterada al pórtico de Mosquera  no obstante el módulo con  Leonardo Castro como delantero único. Sin embargo fue una  mano en el área del centrocampista Luis Sierra, sancionada por el árbitro Jorge Guzmán y transformada en gol por el capitán Christian Marrugo, la que le entregó el  triunfo al Medellín, desde el minuto 23.

Entre los minutos 45 y 65 se equilibraron las cargas,  Pasto le robó el balón al DIM   y  buscó incansable el arco de González pero se encontró con una muralla  que  no pudo traspasar.   Medellín recuperó el protagonismo cuando promediaba  el  segundo tiempo,  y con  Lopera, Marrugo, Hernández y Castro,  convirtió al cancerbero Mosquera  Marmolejo en figura de su equipo.

El onceno  nariñense tuvo una inmejorable opción  de empate con  el volante Yesús Cabrera, pero el zaguero rojo Andrés Mosquera, sacó el balón de la propia línea de gol. Un nuevo penal a favor del DIM, al minuto 90+3,  fue atajado por el arquero visitante al capitán  Poderoso.

Otra cara
Aunque  aun falta muchísimo por recomponer en el DIM,  anoche el equipo mostró otro semblante, tanto en el aspecto individual como en el colectivo. Marrugo y  Didier  mejoraron  de manera  considerable en relación con sus juegos recientes. Echeverría  se afianzó  como líder de la zaga, Gómez sigue sorprendiendo,  Cataño  empieza a erigirse  como el socio que el capitán rojo requiere en armado y  Castro, con una altísima cuota de sacrificio y transpiración,  continúa en  busca de  la hasta hoy esquiva anotación que le permita el reencuentro con su condición de goleador.

Medellín   empieza a cambiar su fisonomía defensiva y se percibe en él un  nuevo orden táctico que parte desde zona propia.   También aumentó su volumen de ataque y tuvo  momentos de muy   buen fútbol.

Hay reparos con la definición,  con la tenencia del balón y con el manejo del fútbol y del esférico:  el equipo se  diluye por ratos y también por ratos le  entrega el balón a su adversario. La pérdida deliberada de tiempo en el arquero González es reprochable y es menester  mejorar el filtro en primera línea de volantes.

 

Todos con el Chacho
La expectativa y la ansiedad no son exclusivas del atacante del DIM.  Desde la tribuna, los hinchas vemos correr, guapear,  y, por momentos,  desesperar  a Leonardo Castro.

Desde la  tribuna, los hinchas somos testigos de la lucha del Nº 23 de Independiente Medellín.

Y desde  la  tribuna enviamos  todo nuestro aliento, todo  nuestro apoyo al delantero rojo que, tenemos la certeza, más temprano que tarde volverá  a  lo suyo, el gol… el gol más esperado, quizás, por la afición Poderosa, el gol que cantaremos con el alma entera, el gol que anhelamos tanto o más que  nuestro “chacho”.

Como conclusión final,  seguimos también a la espera de Danilson,  de Yairo y de Viola, este último, el compañero que tanta falta le hace a Castro.

El próximo sábado, en  el Parque Estadio,  un juego para subir un escaño más en el nuevo proceso rojo, muy arisco hasta ahora y con solo el partido de  anoche por destacar.  El Envigado  es un contendor  siempre difícil  y un duro examinador para el DIM.

Quiera Dios que  elevemos nuestra curva de rendimiento y empecemos a cambiar, por fin, la preocupación por la ilusión.
(María Victoria Zapata B.)

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