Capsulas de Carreño

Jorge Da Silva, nombre que ilusiona al América. Por César J. Polanía, El País


Por César Polanía, El País

*Desde ya hay que rodear a Da Silva. Y a los jugadores. Y a los directivos. Hay que tener fe. Hay que ir al estadio.

Jorge Orosmán Da Silva Echeverrito. Un nombre que ilusiona. Que les devuelve la fe a los americanos por muchas razones. Porque es de las entrañas rojas. Porque se fue como un ídolo cuando era jugador y regresó como tal ahora que es técnico. Porque tiene recorrido y títulos. Y porque quiso coger el timón de un barco que está naufragando en aguas turbulentas.

El nombre de Da Silva es, sin duda, un acierto del presidente Tulio Gómez y ya no hay tiempo de mirar hacia atrás ni lamentarse por los errores de ayer. Hay que guardar el espejo retrovisor. Torres ya es cosa del pasado, aunque sigo pensando que se llevó toda el agua sucia y no es el único responsable. Es hora de mirar solo hacia adelante, con lo que hay, para evitar que el América caiga de nuevo en la desgracia de la B.

Pero si bien el nombre del ‘Polilla’ ilusiona, las expectativas no pueden ir más allá de donde realmente deben estar. Da Silva está aterrizando en paracaídas en medio de una batalla hasta hace poco ajena para él y donde la única manera de sobrevivir será potenciando las pocas armas que tenga. Y sí que son pocas. Porque el América de este segundo semestre es pobrísimo por donde se le mire, a pesar de tener hombres que futbolísticamente alguna vez fueron importantes. El técnico uruguayo, entonces, vino fue a salvar los muebles. A nada más. Pedirle algo adicional es salirse de todos los parámetros de la realidad que atraviesa el equipo escarlata.

¿Cómo podría Da Silva evitar que el barco se hunda? Esa es la gran incógnita. No sabemos si vaya a jugar “a la uruguaya”, con pelotazos arriba y cabezazos de los delanteros para buscar el gol, como sugería el exarquero americano Óscar Córdoba. No sabemos si en apenas nueve fechas que restan de la Liga sea capaz de construir una idea de juego, de la cual ha carecido todo el semestre el equipo. En fin. Es una incertidumbre. Lo único claro es que el nuevo técnico y los jugadores que hay tendrán que conseguir resultados fecha tras fecha, porque en cada uno de esos nueve partidos que faltan, América, literalmente, se jugará la vida.

Pero más allá de la táctica que quiera implementar el técnico charrúa, lo primero que deberá hacer es levantarles el ánimo a los jugadores y devolverles la confianza de que son capaces de responderle a una hinchada que no soportaría por segunda vez el sufrimiento de la B. Por eso es clave que haya llegado un entrenador de corazón rojo. Un histórico que sienta en la piel y en el alma lo que está pasando. Y que asuma con autoridad y convicción un reto mayúsculo, tanto, como el ascenso que logró Torres en noviembre pasado. Pero, ojo, no bastan solo el nombre y el trabajo de ‘Polilla’. Si los jugadores no andan, el barco seguirá zozobrando hasta caer al fondo. Que Bottinelli, ‘Queso’, Bernal, Lizarazo, Blanco, Borja, Herner, Juan Camilo Angulo y Vélez saquen la casta que una vez tuvieron y justifiquen el honor de vestir la camiseta roja.

Desde ya hay que rodear a Da Silva. Y a los jugadores. Y a los directivos. Hay que tener fe. Hay que ir al estadio y no ahorrase un solo grito de aliento. El próximo domingo, el Pascual tiene que estar lleno. A reventar. Contra Huila tienen que llegar los primeros tres puntos de una nueva historia de este América que hoy sufre, pero que aún tiene chance de llevar el barco a buen puerto, de la mano de un nombre que ilusiona: Jorge Orosmán Da Silva Echeverrito.

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