Capsulas de Carreño

La moral es de doble fondo. Por Gilberto Maldonado Bonilla.


Por Gilberto Maldonado Bonilla

*Atribuida a los directivos del Junior, hay que enmarcarla dentro de cálculos económicos y políticos.

El tema de Teófilo Gutiérrez y su intento de seducción a la compañera de Roberto Ovelar no debió salir de la esfera de la vida íntima de los protagonistas.

El debate de este asunto es mediático; es la farándula pura. Ventilar asuntos de la vida íntima de los propios deportistas y de su entorno familiar y social no contribuye en nada a la superación de un deporte arropado por la mediocridad propia del resultadismo como esencia.

Infantilismo, producto del moralismo, por parte del señor Roberto Ovelar. El intento de seducción hacia su compañera es un fenómeno que no para ahí. La seducción de su compañera, por aquello del instinto, será un fenómeno con tendencia a la repetición independiente del equipo donde llegue a prestar sus servicios como profesional o en la propia vida social.

Doble moral de la compañera de Roberto. ¿Y si el intento de seducción, acoso dirán algunos, hubiese llegado de una persona diferente a Teófilo y que esa persona ejerciera un mínimo de atracción sobre la compañera de Ovelar? Seguro que ella no habría armado el escándalo que armó. Mínimo guarda el suceso dentro de su esfera íntima.

La doble moral atribuida a los directivos del Atlético Junior hay que enmarcarla dentro de cálculos económicos y políticos de los propietarios del equipo costeño.

Todo juicio lleva impresa la injusticia. Y esto es mas claro a la hora de los juicios de carácter moralista. Dice Freud, en su obra El malestar de la cultura”, que la civilización vive a costa de la represión de los instintos humanos.

Los instintos se reprimen o se someten a un proceso de sublimación. Esto no es sinónimo que desaparezcan de nuestra vida. La prueba es que le hicieron una “mala” jugada a Teófilo.

En la esfera de lo sexual-afectivo podemos llegar a ser, en virtud de lo moralidad de doble faz, una reencarnación de Romeo o unos sádicos, pervertidos o acosadores.

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