Capsulas de Carreño

Lo que va de Lillo a Jaramillo. Por Jorge Iván Londoño Maya.


Por Jorge Iván Londoño Maya

*En diciembre podremos saber con certeza si el profesor Lillo, además del fútbol, es bueno para el salto con garrocha…
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Quedaron atrás los partidos de Nacional contra Envigado,  Cortuluá y Huila, y quedaron adelante los nueve puntos logrados, con los cuales nuestro equipo se ubica primero en la tabla de posiciones, y de ñapa logra la clasificación para estar entre los ocho que comerán buñuelo en diciembre.

 

Quedaron atrás los comentarios buenos o malos de los tres partidos, las críticas que construyen y las otras tipo Space, la aprobación o no a las alineaciones, a la estrategia, a la forma de parar el equipo; a la mucha tenencia y poca contundencia, en fin, lo único tangible son los nueve puntos, y las conclusiones que sacará el técnico Lillo, necesarias para seguir estructurando su idea de juego. Hasta los momentos de euforia por los seis goles anotados hacen parte del reciclaje de la vida.

 

Pero a pesar de los triunfos, de ser los primeros, de tener el goleador del torneo, de ser los segundos en goles a favor  y tener una de las vallas menos vencida, no se percibe esa comunión entre la afición con el equipo y con el técnico. Como decían nuestras abuelas: “No hay felicidad completa”, porque todo en la vida es así, tenemos glóbulos rojos y blancos, pero quisiéramos que fueran azules y amarillos, tenemos al técnico Lillo pero ha bueno que fuera Jaramillo.

 

No obstante los buenos resultados de este proceso,  (el juego es otro asunto) continua en el ambiente un “rascaito de cabeza”. Es una verdad de a puño que gracias a los triunfos obtenidos por Escobar, Osorio y Rueda, a los hinchas de Nacional en estos últimos seis años nos levantaron a punta de triunfos (13), algo que también debió haber tenido en cuenta el técnico Lillo.

 

De ahí que con esa opulencia de triunfos, cualquier “desliz” sería imperdonable, y que para colmo llegó con la eliminación de la Copa Colombia, nada menos que de manos de Patriotas, equipo que por estadísticas (8 triunfos Verdes y 2 empates en 13 partidos) no nos llegaba a los talones. Este revés fue la cuota inicial para que el malestar de los seguidores se hiciera viral contra el técnico, y todo lo hecho por él, así sea ganar, se crítica, se pone en duda y se cuestiona.

 

Siendo consecuentes, y así como esperamos el despegue de Osorio, basta recordar las afugias para clasificar entre los ocho en su primer torneo como técnico del Verde, así mismo deberíamos mirar con otros ojos el trabajo del técnico Lillo, que con el equipo clasificado, aun faltando 5 fechas, y sin importar si estamos o no de acuerdo con algunos de sus planteamientos, o en cosas tan triviales como su forma de expresarse, merece que nos acerquemos más a su expresión de juego. Por mi parte ya tome la decisión y eso seguramente me ayudará a ver los partidos con otro rasero.

 

Eso sí, en diciembre podremos saber con certeza si el profesor Lillo, además del fútbol, es bueno para el salto con garrocha, porque el listón que le dejaron supera los 6 metros de altura.

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