Capsulas de Carreño

Cerca del sueño. Por Mario F. Castro Fino

Por Mario F. Castro Fino

*Además de la gloria deportiva, 2 millones de dólares que entrega la FIFA a cada Selección clasificada.

 

Parece que fue ayer cuando la Selección se despedía en el estadio Castelao de Fortaleza del sueño que representó el mundial de Brasil, un bálsamo para un país donde se respira fútbol y que, por cuestiones de esas que tiene el deporte, no podía disfrutar en carne propia de un evento de esta magnitud desde hacía 16 años.

El jueves 31 de agosto, ad portas de jugar dos nuevas fechas de la fase clasificatoria para Rusia 2018, Colombia volvió a sentir la ilusión de llegar a ser parte de la cita orbital más importante en el balompié. Primero está Venezuela, un equipo que está en el fondo de la tabla, pero que todos sabemos lo que se juega en cada partido ante Colombia. En medio de una profunda crisis política y social, se vivieron circunstancias que amenazaron la realización del encuentro. En primera instancia, la decisión de si se debía o no jugar en el país vecino y, posteriormente, la incertidumbre que supuso el veto al canal Caracol por parte del gobierno venezolano, señal que cuenta con la exclusividad de los derechos de transmisión para las eliminatorias en Colombia.

Finalmente el juego se llevó a cabo bajo condiciones normales y, si bien el cubrimiento por parte de medios periodísticos colombianos no es fue acostumbrado, y el desplazamiento de la Selección Colombia hacia San Cristóbal se hizo en medio de estrictas medidas de seguridad, todo tuvo un desarrollo normal en el Polideportivo de Pueblo Nuevo.

La siguiente fecha propone otro escenario. La tricolor recibirá en casa al seleccionado de Brasil, que no se quiere guardar nada y, pese a encontrarse clasificado a Rusia, ha convocado a todas sus figuras para ser parte de esta doble jornada de eliminatorias. Para Barranquilla, como siempre, albergar a la Selección representa una fiesta, un carnaval por el que desfilan miles de colombianos, llegados de todos los lugares del país para ver al equipo nacional y que, además, generan un impacto económico estimado en cerca de 15.000 millones de pesos para la ciudad, traducidos en la activación de la industria hotelera, turística, gastronómica, el consumo de bebidas y el dinamismo del comercio asociado a todos los elementos de Merchandising que rodean a la Selección.

Salir victoriosos de este enfrentamiento en la eliminatoria el martes 5 de septiembre tiene varios significados para Colombia. La gloria deportiva de un grupo de jugadores, que durante tres largos años han defendido la camiseta y disputado cada balón con el objetivo de llegar a Rusia y donde esperamos que Radamel Falcao García tenga su momento de reivindicación, una deuda que tiene el fútbol con él.

La posibilidad de sostener el segundo puesto en la tabla de posiciones de la que muchos consideran la zona de clasificación más difícil del mundo, lo cual validaría un proceso serio por parte de la Federación Colombiana de Fútbol, donde se han obtenido resultados deportivos consistentes en medio de un modelo de gestión sobresaliente, asegurando, además, la suma de 2 millones de dólares que entrega la FIFA a cada Selección clasificada al próximo mundial.

Y, por último, pero no menos importante, está el hecho de alimentar nuevamente el sueño de millones de aficionados, que, como en aquél mundial de 2014, sentimos a través de la Selección el impacto del fútbol como elemento transformador.

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