Capsulas de Carreño

Menos verbo, más fútbol y goles.


Por Luis David Obando.

 

*Mientras crece el repertorio de excusas, el estilo de Atlético Nacional se diluye en cada juego.

 

 

Da hasta envidia mirar a las toldas santafereñas, y no necesariamente por la punta y el rendimiento del 100%, sino por la actitud trabajadora y callada de su técnico, el uruguayo Gregorio Pérez: cero verbo, equilibrio futbolístico en la cancha. Por él hablan los resultados en juego y en la tabla.

Pensándolo bien, no hay que ir hasta Bogotá: en el Independiente Medellín Juan José Peláez no se extiende en verso, se ahorra explicaciones, admite realidades. Más bien, con una paciencia de proporciones bíblicas, le busca la comba al palo de un equipo diezmado a más no poder. Sin nómina, ahí está a un puntico del Atlético Nacional.

Tamaño contraste con la locuacidad de Juan Manuel Lillo: se pregunta uno si tiene más vocación de conferenciante o de técnico de fútbol, que lo mismo no es. Speaker consumado, a la hora de los juegos tal vez piense más en el atril y micrófono que en poner orden y fútbol en el terreno. Se sostiene en una verborragia incontenible, mientras en sus manos la magia verdolaga desaparece partido tras partido.

Es más que cuestión de estilos, porque lo que está en entredicho no es la aptitud verbal sino la eficacia laboral. Y probadamente el DT español del Nacional carece de laureles, más allá de los percibidos como excelente conversador de fútbol. Como si faltaran comentadores de cafetería, ahora contratan en dólares (¿o euros?) opinadores expertos para el camerino del equipo más campeón del país.

El producto del experimento está a la vista: un Verde de Antioquia livianito, inexpresivo, inofensivo, aburridor, sin juego y apenas gol. En efecto cascada, la asistencia a los juegos disminuye a medida que la Liga avanza, pues pasó el tiempo de espera y en lugar de mejoras, lo que sigue en el ambiente es más y más blablablá. Un mal producto a alto precio: a la larga, pésimo negocio.

Eso sí, llega la hora de las conferencias de prensa (nunca mejor nombradas), y el DT español entra a sus fueros: que al equipo le pesa la tenencia del balón (¡primera vez en años!), que ante Equidad se recuperaron más balones en terreno contrario que en las cinco jornadas anteriores, que se generaron 14 jugadas de gol (tal vez contó en su referencia los repetidos pases de Armani a Cuesta)…

Mejor dicho, como cuando estuvo en Millonarios, seguirán entrando al portafolio de disculpas el peso y la textura del balón, la humedad relativa en el ambiente, el precio de las acciones en Wall Street… Cualquier cosa menos responder por la inmensa responsabilidad de dirigir a un equipo cuyo presidente dijo sería el Real Madrid latinoamericano.

Para seguirle el juego al símil, habría que ver si el Real Madrid de la capital española habría considerado alguna vez, aunque fuese lejanamente, a Lillo como comandante de su banco.

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EXTRATIEMPO. 1) Le cambiaron la cara al cuadro informativo de los campeonatos en la página web de la Dimayor. Hace falta, pero mucha falta, la columna del canal televisivo que transmitirá cada juego. 2) Imperdible el próximo conversatorio Cápsulas – UPB con la gran periodista Liliana Salazar el lunes 28 de agosto a las 10:00 a.m.  Esta alianza deportivo – académica sigue en alza.

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