Capsulas de Carreño

Mínimos perfiles de directores y otros de Todelar

 

Antonio Pardo García, uno de los directores, el día que recibió el premio del CPB por su vida y obra.


Por Óscar Domínguez Giraldo //

LOS DIRECTORES Y OTROS

Mínimos perfiles de periodistas de Todelar

 

Antonio Pardo García, nacido en el barrio Manrique.//
-Madrugó a conocer el abc del oficio como telegrafista en sus inicios. //
-En El Correo, de Medellín, recibía  las noticias en clave morse. //
-Aprendió a leer, escribir y amar en puntos y rayas. //
-Pardo hace parte de la nostalgia del periodismo. Y de la leyenda. //
-Recibió la alternativa en el Medellín de los años cuarenta.
-Que es un maestro del oficio lo proclamamos sus pupilos de Todelar, Caracol, RCN, el Servicio Nacional de Prensa, Centro Informativo El País, la cátedra universitaria.
-Usted levanta un cenicero y allí encontrará a un discípulo suyo.

Gabriel Cuartas Franco, de Anserma, Caldas.
El “maestrico” fue ex jefe de redacción de La Patria, y luego mancorna discográfica de Hernán Restrepo Duque, en Sonolux. Codirigió el Noticiero Todelar desde Medellín. Se marginó por discrepancias con don Bernardo. Recaló en RCN como asistente del gerente general, Rafael Echavarría.  En sus días finales, Billy Vargas lo nombró gerente de Colmundo en Medellín.

Alberto Giraldo López, de Cisneros, Antioquia.
De los muertos hablar solo lo bueno, aconsejaban los romanos. En el caso del “Loco” Giraldo, hay 8.000 mil razones para desobedecer a los romanos. Y hay no pocos motivos para seguir aquel  consejo y recordarlo por las múltiples facetas positivas que hicieron del nacido en el balneario de Cisneros, Antioquia, un hombre fuera de serie.
Iba bien “Albertico Limonta”, uno de sus apodos, hasta que empezó a juntarse con malas compañías: los Rodríguez, de Cali. Un canazo de varios años que pagó en la cárcel de alta comodidad, a tono con su estilo de vida de sibarita, terminaron con una existencia que estuvo a punto de hacer historia en el periodismo. Lo suyo terminó en una nota de pie de página de la crónica roja.

Jorge Enrique Pulido, bogotano, era la estrella de la redacción política radial en los años sesenta setenta. Solo tomaba mínimas notas de sus fuentes. Luego armaba las noticias a mil por hora. Sus cuartillas, levantadas en viejas máquinas Olympia eran limpias, sin tachones. Su imaginación era tan rápida como sus manos de mecanógrafo. Tenía la memoria de Funes. Se inició como patinador. Gran improvisador. Kamikaze del periodismo se la jugó contra los narcos quienes finalmente lo convirtieron en mártir. Muy completo como periodista: lo hacía bien en prensa, radio y televisión.

Juan Darío el Cabezón Lara. Hombre fuerte de Apulo, Cundinamarca. Difícil otro que manejara mejor el lenguaje de radio. No se iba por las ramas para dar una noticia económica. Decía todo en pocas palabras. El corazón le ha pasado varios memos con copia a su hoja debida. Su talento se paseó por Super y Caracol, donde se pensionó. En todos los noticieros ocupó cargos directivos.

 

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