Capsulas de Carreño

No es pan comido… Por Esteban Jaramillo Osorio

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Por Esteban Jaramillo Osorio

 

 

* Y, a veces, es necesario hasta el último empuje anímico en las cuestas para conseguir el triunfo.

 

Empecé a enfrentar las cuestas regionales hace 25 años, convaleciente de una lesión de rodilla que desde aquella época amenazaba con retirarme del fútbol. Subí a “Patios” con regularidad, a la Calera y al alto “El vino”, en los alrededores de Bogotá. También desafié  la trepada a Letras, hasta  la región de Sabinas, en Manizales.
Desde aquella época tome conciencia de  que el ciclismo es el deporte mas duro( al lado del atletismo) por el sacrificio personal que  implica. Supe, en ese argot tan propio del pedal, que es “una pájara”, o “una pálida”. Tantas veces se me pusieron los músculos de las piernas como gelatinas. Por eso  nunca, nunca jamás, volví a criticar los ciclistas, porque entendí de dolores y desfallecimientos.

 

Se, como tantos otros colombianos con vivencias como la mía, o expertos que conocen la intimidad de las carreras, que un podio en el tour de Francia no es pan comido. Allí llegan solo los elegidos y Nairo Quintana es uno de ellos, como lo fueron Fabio Parra, Lucho Herrera, Santiago Botero, Mauricio Soler y Álvaro Mejía.

 

Nairo trabajo el tour en los limites, al borde de la fatiga, y aguantó las duras cuestas ante las  embestidas de sus rivales, presionado, además, por sus seguidores que pedían  de el mayor empuje.

 

Fueron  tantas las cargas de comentarios negativos para el boyacense, sin merecerlas.

 

Sobrevivir en el tour es de por si un triunfo. Nairo lo  soportó con  pedalazos inteligentes, ante un rival de innegable categoría, que nunca resigno su supremacía.

 

Fue un placer verlo. Como placentero resulto ver a Pantano tan obstinado, tan combativo, y compartir los registros con relatos y descripciones de emocionados relatores que nos  llenaron de pasión durante la carrera.

 

El alivio del final para Nairo, trae consigo, además del podio, una enseñanza tanto para él como para nosotros: la carrera no se gana sin dar el primer pedalazo. Y, a veces, es necesario hasta el último empuje anímico en las cuestas para conseguir el triunfo. Hay, como el mismo lo afirma, mucho tiempo para llegar a la cima.

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