Capsulas de Carreño

Otro duro golpe para el DIM. Por María Victoria Zapata B.

Por María Victoria Zapata B.

 

 

*A pesar de todo lo que hay por corregir, la fe no ha sido derrotada aun…
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*Dura, durísima  y negativa fue  la semana  que recién concluye  para el Deportivo Independiente Medellín.

Fueron dos certeros  golpes  en tres días: El primero de ellos,  el pasado miércoles,  ante el argentino  River Plate, en el debut en Copa Libertadores. El otro, ayer en el clásico Nº 293  con Atlético Nacional.

A la ausencia de los dos delanteros titulares, por lesión  y/o suspensión,   se sumaron la falta de “malicia indígena” en la dirigencia Poderosa para obligar a la suspensión del  partido con River,  los exabruptos   de una terna arbitral  brasilera  que incidió en forma directa en el marcador y los descomunales yerros de  una zona posterior roja, incluyendo arquero, que adoleció de seguridad y categoría para afrontar un compromiso de esta envergadura y  para  contrarrestar  el ataque  y velocidad  de la escuadra  que dirige  Marcelo Gallardo

Ayer,  se repitió gran parte de la historia  vivida tres días atrás y  la adversidad   hizo su aparición desde el primer minuto de juego,  con la validación de un gol  en  un fuera de lugar más grande que el estadio Atanasio Girardot.  Entre la “zambullida” de Alario y  el fuera de lugar de Luis Carlos Ruiz NO hay diferencia.  El penal  no lo fue, el  gol  del atacante verde estaba viciado y, en ambos, el árbitro obró sin justicia.

Se repitió, igualmente, el suceso de un segundo gol   en contra cuando  aun no  se había digerido el primero.  Ante River,  tres minutos después.  Ante Nacional, cuatro. Y tanto en  la anotación de Sebastián Driussi como en la de Luis Carlos Ruiz hubo culpabilidad   compartida entre el  cancerbero David González y  la  pasiva  defensa  de Independiente Medellín.

Se repitió,  el estupor por un 2-0, al que en el juego de anoche acompañó  la escena de un jugador clave  lesionado en  momento  crucial del partido. Juan Fernando Quintero, eje del medio rojo, al  minuto 21, y  poquísimo tiempo  después de que el mismo  centrocampista  apretara el marcador  con un golazo de tiro libre.

Y ayer,  sin  dos cobradores de las características  de Viola  y  Quintero en el terreno de juego,  volvimos a ver la película  ya conocida de las penas máximas malogradas en  el DIM, en ésta ocasión  por   parte del capitán Christian Marrugo, al minuto 71.

Con  un equipo que ingresó  dormido al gramado, dos tempraneros goles  en contra y  su  caudillo   relevado por lesión,  al DIM  le tocó remar contra la corriente  lo mismo que el miércoles. Con más coraje que fútbol, con empuje y ganas pero  con excesiva vulnerabilidad en defensa, demasiadas restricciones  en ataque  y sin acierto en definición,  el Equipo del Pueblo  recibió una anotación más  por la vía del penal (de Dayro Moreno al minuto 90+2) y   volvió a sucumbir, 1-3,  en un juego de alto contenido emocional como es el clásico ante el tradicional rival de plaza.

Medellín cayó por sus propios errores y  por sus propias deficiencias.  Nacional, que sorprendió con la titularidad de Luis Carlos Ruiz y la suplencia de Dayro Moreno,  ganó bien.   Capitalizó las desconcentraciones defensivas del DIM,  fue colectivo, tuvo como baluartes  a Aldo Leao Ramírez,  Macnelly Torres y  el citado  Ruiz,  se quedó con  el clásico Nº 293 y acortó distancias en la parte alta de la tabla.

 

Tenemos como  enderezar el rumbo
Y es imperativo hacerlo.

No obstante  las vicisitudes  de diversa índole sufridas en  los juegos  ante  River y Nacional, los seis goles  encajados  y las dos derrotas consecutivas por idéntico marcador,  el Deportivo Independiente Medellín  conserva la esencia de su fútbol y de su ambición, así en estos dos juegos no hayan aflorado como  se pensaba  y esperaba.

¿Que por ello hay crisis de  fútbol y resultados?  En modo alguno…!!!

Por circunstancias tan dolorosamente adversas y  ya conocidas por la comunidad del fútbol,   se presentaron los reveses  en el debut en Copa Libertadores y en el clásico 293. Ausencias de jugadores claves,  desconcentraciones defensivas,   gruesos errores arbitrales y problemas en la conformación del onceno titular,  llevaron al DIM a un  profundo bache en la semana que acaba de concluir.

Pero aparte de  las eventualidades que se tuvieron que afrontar,  se pusieron una  vez más en evidencia  la permeabilidad de la zaga roja, la improcedencia en la ubicación de Luis Carlos  Arias como lateral,  el bajo rendimiento de jugadores como David González  y Hernán Hechalar, entre otros, y la preocupación por la recurrencia en las lesiones musculares en los futbolistas del DIM lo mismo que la lentitud en sus procesos de recuperación.

Y quedó igualmente clara la importancia de  deportistas como  Didier Moreno, Juan Fernando  Quintero,  Valentín Viola y Juan Fernando Caicedo, lo mismo que Leonardo el chacho Castro,  a quien esperamos con ilusión.

Estos 15 días de  suspensión del campeonato por cuenta de las jornadas  eliminatorias a Rusia 2018,  tendrán que servirnos para  la recuperación definitiva de nuestros lesionados y para la implementación de  correctivos por parte del técnico Luis Zubeldía. Y será, a su vez, un período de tiempo  en el que orientador rojo tendrá que  evaluar  sus sustituciones (ayer se equivocó de manera flagrante con la exclusión de Hernández.  Hechalar era el jugador a salir), decidir   si  ya es hora de que Nelson Ramos  se  ponga el uniforme de arquero titular y  si Juan David Valencia  debe retomar  su posición de  lateral  en el equipo.

 

Y lo reitero: la fe no ha sido derrotada aun
A pesar de todo lo que hay por corregir, el Medellín que  obtuvo 22 puntos con un fútbol bonito, colectivo  y efectivo en la primera mitad de la Liga Águila,  es el mismo DIM que, tengo la certeza, retornará a los gramados del país  y a su competición en Libertadores con su nómina por fin completa y con su ambición  en un punto muy  alto.

Es cierto que nos golpearon  con fuerza  las derrotas ante River Plate y  Atlético Nacional.  Es cierto que nos dolieron  muchísimo  los seis goles recibidos en esos dos juegos. Es cierto que dimos muchas ventajas… pero también es cierto que  esos dos duros tropezones  nos ayudarán a tomar impulso para  mirar nuevamente hacia las metas fijadas,   porque tenemos como y con que  dirigirnos y  llegar hasta ellas. Por lo pronto,  las expectativas  y los anhelos   se mantienen.    ¡ La fe  todavía  está  invicta…!!!
[María Victoria Zapata B.]

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