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Otro duro golpe para el DIM. Por María Victoria Zapata B.
- Actualizado: 19 marzo, 2017
Por María Victoria Zapata B.
*A pesar de todo lo que hay por corregir, la fe no ha sido derrotada aun…
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*Dura, durísima y negativa fue la semana que recién concluye para el Deportivo Independiente Medellín.
Fueron dos certeros golpes en tres días: El primero de ellos, el pasado miércoles, ante el argentino River Plate, en el debut en Copa Libertadores. El otro, ayer en el clásico Nº 293 con Atlético Nacional.
A la ausencia de los dos delanteros titulares, por lesión y/o suspensión, se sumaron la falta de “malicia indígena” en la dirigencia Poderosa para obligar a la suspensión del partido con River, los exabruptos de una terna arbitral brasilera que incidió en forma directa en el marcador y los descomunales yerros de una zona posterior roja, incluyendo arquero, que adoleció de seguridad y categoría para afrontar un compromiso de esta envergadura y para contrarrestar el ataque y velocidad de la escuadra que dirige Marcelo Gallardo
Ayer, se repitió gran parte de la historia vivida tres días atrás y la adversidad hizo su aparición desde el primer minuto de juego, con la validación de un gol en un fuera de lugar más grande que el estadio Atanasio Girardot. Entre la “zambullida” de Alario y el fuera de lugar de Luis Carlos Ruiz NO hay diferencia. El penal no lo fue, el gol del atacante verde estaba viciado y, en ambos, el árbitro obró sin justicia.
Se repitió, igualmente, el suceso de un segundo gol en contra cuando aun no se había digerido el primero. Ante River, tres minutos después. Ante Nacional, cuatro. Y tanto en la anotación de Sebastián Driussi como en la de Luis Carlos Ruiz hubo culpabilidad compartida entre el cancerbero David González y la pasiva defensa de Independiente Medellín.
Se repitió, el estupor por un 2-0, al que en el juego de anoche acompañó la escena de un jugador clave lesionado en momento crucial del partido. Juan Fernando Quintero, eje del medio rojo, al minuto 21, y poquísimo tiempo después de que el mismo centrocampista apretara el marcador con un golazo de tiro libre.
Y ayer, sin dos cobradores de las características de Viola y Quintero en el terreno de juego, volvimos a ver la película ya conocida de las penas máximas malogradas en el DIM, en ésta ocasión por parte del capitán Christian Marrugo, al minuto 71.
Con un equipo que ingresó dormido al gramado, dos tempraneros goles en contra y su caudillo relevado por lesión, al DIM le tocó remar contra la corriente lo mismo que el miércoles. Con más coraje que fútbol, con empuje y ganas pero con excesiva vulnerabilidad en defensa, demasiadas restricciones en ataque y sin acierto en definición, el Equipo del Pueblo recibió una anotación más por la vía del penal (de Dayro Moreno al minuto 90+2) y volvió a sucumbir, 1-3, en un juego de alto contenido emocional como es el clásico ante el tradicional rival de plaza.
Medellín cayó por sus propios errores y por sus propias deficiencias. Nacional, que sorprendió con la titularidad de Luis Carlos Ruiz y la suplencia de Dayro Moreno, ganó bien. Capitalizó las desconcentraciones defensivas del DIM, fue colectivo, tuvo como baluartes a Aldo Leao Ramírez, Macnelly Torres y el citado Ruiz, se quedó con el clásico Nº 293 y acortó distancias en la parte alta de la tabla.
Tenemos como enderezar el rumbo
Y es imperativo hacerlo.
No obstante las vicisitudes de diversa índole sufridas en los juegos ante River y Nacional, los seis goles encajados y las dos derrotas consecutivas por idéntico marcador, el Deportivo Independiente Medellín conserva la esencia de su fútbol y de su ambición, así en estos dos juegos no hayan aflorado como se pensaba y esperaba.
¿Que por ello hay crisis de fútbol y resultados? En modo alguno…!!!
Por circunstancias tan dolorosamente adversas y ya conocidas por la comunidad del fútbol, se presentaron los reveses en el debut en Copa Libertadores y en el clásico 293. Ausencias de jugadores claves, desconcentraciones defensivas, gruesos errores arbitrales y problemas en la conformación del onceno titular, llevaron al DIM a un profundo bache en la semana que acaba de concluir.
Pero aparte de las eventualidades que se tuvieron que afrontar, se pusieron una vez más en evidencia la permeabilidad de la zaga roja, la improcedencia en la ubicación de Luis Carlos Arias como lateral, el bajo rendimiento de jugadores como David González y Hernán Hechalar, entre otros, y la preocupación por la recurrencia en las lesiones musculares en los futbolistas del DIM lo mismo que la lentitud en sus procesos de recuperación.
Y quedó igualmente clara la importancia de deportistas como Didier Moreno, Juan Fernando Quintero, Valentín Viola y Juan Fernando Caicedo, lo mismo que Leonardo el chacho Castro, a quien esperamos con ilusión.
Estos 15 días de suspensión del campeonato por cuenta de las jornadas eliminatorias a Rusia 2018, tendrán que servirnos para la recuperación definitiva de nuestros lesionados y para la implementación de correctivos por parte del técnico Luis Zubeldía. Y será, a su vez, un período de tiempo en el que orientador rojo tendrá que evaluar sus sustituciones (ayer se equivocó de manera flagrante con la exclusión de Hernández. Hechalar era el jugador a salir), decidir si ya es hora de que Nelson Ramos se ponga el uniforme de arquero titular y si Juan David Valencia debe retomar su posición de lateral en el equipo.
Y lo reitero: la fe no ha sido derrotada aun
A pesar de todo lo que hay por corregir, el Medellín que obtuvo 22 puntos con un fútbol bonito, colectivo y efectivo en la primera mitad de la Liga Águila, es el mismo DIM que, tengo la certeza, retornará a los gramados del país y a su competición en Libertadores con su nómina por fin completa y con su ambición en un punto muy alto.
Es cierto que nos golpearon con fuerza las derrotas ante River Plate y Atlético Nacional. Es cierto que nos dolieron muchísimo los seis goles recibidos en esos dos juegos. Es cierto que dimos muchas ventajas… pero también es cierto que esos dos duros tropezones nos ayudarán a tomar impulso para mirar nuevamente hacia las metas fijadas, porque tenemos como y con que dirigirnos y llegar hasta ellas. Por lo pronto, las expectativas y los anhelos se mantienen. ¡ La fe todavía está invicta…!!!
[María Victoria Zapata B.]
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