Capsulas de Carreño

Que pena con los Cuyigans. Por Jorge Ivàn Londoño Maya.


Por Jorge Iván Londoño Maya

*Respecto al futuro cercano de Nacional, es mejor ir deshojando la margarita pétalo por pétalo..

Si señores, el bostezo de oso polar de Palomeque, mientras hacía la fila para entrar al terreno de juego para el juego de anoche entre Pasto y  Nacional, fue la seña más fiel de lo que sería la pobre presentación del verde. Qué pena con Los Cuyigans.

 

Si Juanma (como no le gusta que le digamos) dijo que ante Millonarios había sido el juego más malo de Nacional, que diría anoche en la rueda de prensa, la cual por iracundas razones no escuché.

 

Claro que se puede perder, eso también lo dijeron ayer los hinchas del Real Madrid, pero dejando en la cancha la marca registrada del hasta ahora más laureado equipo del fútbol colombiano, pero de eso solamente estuvo presente el uniforme.

 

Nacional tuvo la desidia de algunos jugadores, recordemos por ejemplo que ni los tiros de esquina cobrados por Macnelly llegaban al área. La pobreza en la marca de Raúl Loaiza y Edwin Valencia (¡Por Dios!)  El juego errático de Velasco (otro ¡Por Dios!) La improductividad de Ruiz. Los balones al volcán Galeras de Rentería. El bostezo de Palomeque. La buena actitud pero desbordada de Mosquera y Borja y ese echarse el equipo al hombro de Felipe Aguilar. Mención aparte merece nuestro gran Armani, quien evitó la goleada. Muy justo su reclamo pero no la forma, lo que le valió la expulsión.

 

El árbitro se igualó con la mediocridad de Nacional. En la jugada que dio lugar al penalti, y viendo varias veces la repetición, en piyama y al sabor de un tinto, la mano de Valencia está pegada al cuerpo, y el balón choca más contra el área del pecho que de la mano. Y en el segundo gol hay una mano evidente, clara e intencional de Yesus Cabrera, con el árbitro a dos metros. Aquí peso más el nombre de Yesus: de ahí el justificado reclamo de Armani.

 

Lucumi, que llegó con más pergaminos que el presidente del BID, entró por Palomeque, pero en su juego se nos está volviendo cuerdo, y por fin conocimos, así fuera por televisión, al promocionado Lucena, quien mostró virtudes, aunque del tamaño de una muestra gratis de perfume Coco Chanel, debido al poco tiempo.

 

Respecto al futuro cercano de Nacional, es mejor ir deshojando la margarita pétalo por pétalo, porque lo impredecible de su juego, la cambiante disposición de los jugadores y el laberinto enigmático del cuerpo técnico, no son prendas de garantía para augurar un cambio que en vez de bostezos nos depare algarabía.

 

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