Capsulas de Carreño

Paz en la tumba de Hernán Escobar Echeverri (Álvaro Galeano)

EL BURRO NO ERA OFENSA,
ERA HOMENAJE A UNA DE SUS VIRTUDES

Por Álvaro Galeano, Maryland, USA [[email protected]]
Nacional 1960
A pesar de ser caleño de cuna y de haberse iniciado en el fútbol del Valle, a Hernán Escobar Echeverri, o Hernán “El Burro” Echeverri como fue conocido, la fama y el reconocimiento futbolístico lo consigue en Antioquia con una dilatada carrera al servicio del Atlético Nacional y un paso corto por el Independiente Medellín.

Echeverri fue un jugador de grandes virtudes como su juego aéreo, velocidad, fuerza, a veces desmedida y principalmente su violenta pegada que lo hacía figurar en el marcador con alguna frecuencia y que le dio el apelativo de “El Burro”.

Hernán llegó al Municipal en 1950 y siempre gozó de la titularidad, en un principio con “El Chivo” Gamboa como compañero de zaga; ese Municipal era un equipo nacional pues tenía elementos de varios departamentos, caso de Severiano Ramos valluno, Liborio “Leticiano” Guzmán, nativo del Amazonas, Carlos Arango de la costa norte, además de los famosos paisas Humberto Turrón Álvarez, Antonio Córdoba, Rafael Serna autor del primer gol en el profesionalismo colombiano, Julio “Chonto” Gaviria, Gustavo”Chichi” Mesa. Allí nació el Atlético Nacional.

Echeverri siempre sería titular y disfruta el primer título de los verdes en 1954; a pesar de la invasión de extranjeros, solo Gabriel Mejía, Turrón Álvarez, Ignacio Calle y Echeverri conservan la titularidad y salen campeones al lado de Atilio Miotti, Casimiro Avalos, Nicolás Gianastasio, Ulises Terra, Miguel Zazini, Moyano y su goleador Gambina; el técnico era Fernando Paternóster (fallecido), argentino que había sido defensa central de los argentinos en el primer mundial el de Montevideo 1938.

El Nacional cambia de directivos, de jugadores, de políticas pero su defensa central será Echeverri, bien sea con argentinos  o colombianos, pasan Patillas Zapata, Marcos Osorio un brillante jugador de Bello con poca correría por el fútbol rentado, pero de reconocido lugar en el fútbol antioqueño, siempre jugando o dirigiendo al Fabricato, su hermano Omar también tuvo su paso por el Nacional. También a su lado, ya dijimos, Ignacio Calle, Cristóbal Yotagrí. Después de 1955 Nacional empieza a sufrir altas y bajas y en 1958 llega la crisis al fútbol profesional paisa y los criollos deben unirse en natillera. (serían la idea para DMG ?). Alli “El Burro” forma línea defensiva con Hernando “Canino” Caicedo, Ignacio Calle y Patillas Zapata entre otros. Antes, en 1956, Echeverri había estado en el Independiente Medellín haciendo línea defensiva con Conrado “Pimbora” Arboleda, un marcador de punta de los buenos y Canino Caicedo.

Desgraciadamente para septiembre llegan los argentinos Omar Ayala y otro de apellido Bouche, un auténtico buche; Ayala si fue una gran contratación, aunque de espíritu gitano, cambiaba de equipo por un peso mas, hoy estaba en Cúcuta, mañana en Cali, volvía a Medellín, terminó en Popayán y ya falleció, gran jugador, pintoresco, el sordo Ayala por su desorden terminó muy pobre; vuelvo a Hernán Escobar y entonces regresa al Nacional en donde su puesto estaba escriturado.

En 1959, Hernán después de Turrón Álvarez era la voz cantante en el Nacional, además de su liderazgo en el campo; jugaba con Cristóbal Yotagri y con Ignacio Calle en una nómina de lujo para el fútbol colombiano: Mario Agudelo, Gilberto Osorio, Uriel Cadavid, Carlos Campillo, Jairo Tapias, Jairo Arias, Ernesto Lopera, Ranulfo Vidal, todos en algún momento seleccionados nacionales; salieron quintos, faltaba conducción directiva, manejo disciplinario, aun no se sentía el fútbol como la profesión, al fin y al cabo, siendo un juego pobre en remuneración, seguía siendo una diversión de fin de semana.

Al año siguiente llegaría Orlando Maya, un superdotado que eligió las aulas como el camino al futuro y hoy es brillante ortopedista; Hernán Echeverri no perdía su posición, aunque la noche paisa era una tentación, máxime que los sitios de diversion eran para “niñas buenas de comportamiento malo” lo que era un decir, pues la verdad era que se comportaban muy bien y eso era la Curva del Bosque, Las Camelias y su Pakistán, Superbar y Argentino, Lovaina y su Ventiadero, el Fundungo y el Tropicana de “Tablón”,  la Estacion Villa, Bolívar  y la calle de los tambores con el Tibiri Tabara; en Ayacucho con Bolívar estaba el Bar Nacional; se tomaba cervecita y los cogía la noche; además en 1961 llegaría un paisano que invitaba a verlo jugar, tal era su calidad y el invitaba a chupar, Marino “Pintuco” Aguirre.

Talvez el último Nacional que integró Hernán Escobar Echeverri fue el dirigido por Julio Gaviria en 1963, lleno de argentinos: Juan Deibe, Juan Eulogio Urriolabeitia, Juan Avila, Eduardo Balassanian, Gentilini, José Luis Lanza y los criollos Ramón Vélez, Yotagrí, Calle y Cuéllar entre otros; así y todo con esas nóminas, el equipo se entreveraba en la tabla de la mitad  hacia abajo, pero Hernán Echeverri no perdía su lugar, el problema no era netamente defensivo, era de mentalidad, ya “El Burro” iba de salida y faltaban algunos años para que aparecieran directivos con ansias ganadoras; creo que fue el último año de Hernán Escobar Echeverri en el fútbol rentado.

El recorrido de Hernán Escobar Echeverri en Selección Colombia fue muy interesante en una época de poca competencia; veamos: Fue seleccionado para las eliminatorias al mundial de Suecia; un dato muy curioso, Francisco “Cobo” Zuluaga solo jugó contra los uruguayos, mientras que Escobar Echeverri tuvo que enfrentar a los paraguayos; raro siendo que eran partidos intercalados, parecía que el cobo escogía partidos, digo yo.. En el primer partido contra Paraguay, Escobar hizo línea con Luis Rubio y con Hernando Moyano, se perdió 3-2 en Bogotá; en el partido de vuelta en Asunción se perdió 3-0 y la defensa fue Hernando “Canino” Caicedo, Ignacio Calle y nuestro invitado hoy.

Para las eliminatorias y el mundial de Chile, Escobar siempre estuvo preseleccionado y al final quedó por fuera de nómina junto a Jairo Tapias, Alonso “Pipa” Botero, Marino Aguirre y otros que se me escapan; pero repito, en época de pocas salidas internacionales, Hernán Escobar Echeverri tuvo un buen volumen de representación nacional, que se prolongaría con su hijo Alex Escobar, valioso jugador que dio el fútbol del Valle en la década de los 80, lastimosamente demorado en su consagración por la actitud solo ganadora del doctor Ochoa, pero poco amante de la promoción que no da títulos y posterga la gloria; así Alex fue solo un emergente por mucho tiempo, cuando pudo ser figura mucho antes.

La última vez que pude ver a “El Burro Echeverri fue en la ciudad de Manizales, era 1969 y aproveché un descanso que él se daba entre uno de sus viajes de Cali a la capital caldense, pues era conductor de un bus de Expreso Trejos; hablamos de fútbol, de Medellín su segunda ciudad, no sentía nostalgia, no pensaba que dilapido nada, pues en esa época no se cobraba, era como haber cambiado de trabajo y sentía que era un orgullo, después del arrullo de la tribuna, o el elogio o la crítica de la prensa, haber sabido cantar la canción del humilde que es el trabajo, camino honesto para sacar adelante su familia y lo logro.

Este relato, un poco incoherente en cronologías, vale para que esos que solo ven el hoy de su equipo y desprecian la historia, esa que hace grande a las instituciones; defiéndanlas por lo que fueron por lo que son y por el ejemplo de los de antes que ayudan a crecer.
[Álvaro «Polaco» Galeano]

(En la foto de este Nacional 1960 aparece Hernán Escobar Echeverri de pie, quinto de izquierda a derecha, enseguida de Ignacio «El Loco» Calle).

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