Capsulas de Carreño

Segundo tiempo del cumpleaños Verde. Por Alexis García Vega.

Por Alexis García Vega

*Felices 70 añitos de historia pasada y felices próximos años de historia por escribir.
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Para entrar al segundo tiempo, hablaré de la tercera generación del Atlético Nacional, la que me tocó vivir en cuerpo y alma como capitán y como el jugador que más veces tuvo sobre sus hombros la camiseta, la sufrí, la disfruté, me untó de verde hasta la médula.

Tuve el privilegio de compartir camerinos, viajes, concentraciones,tristezas, alegrías, frustraciones con personas maravillosas, hermanos con los que conservo una gran amistad, talentos que hoy estarían desparramados por los grandes equipos del mundo.

Salvo alguna gambeta que me haga mi memoria mencionaré a los que mas admiré en mi época de jugador: mi amigo el gran René Higuita que cuando entraba a los partidos con un salto mortal nos convencía que el arco en cero estaba asegurado, el inolvidable Andrés Escobar de quien todos piensan que su seriedad para jugar reflejaba su modo de ser, desconociendo su sentido del humor, un hombre que sabía disfrutarse los momentos y reír sin contenerse, mi compadre Chonto Herrera ser humano especial, Chicho Serna convertido de volante de ataque a volante defensivo, el goleador Victor Aristizábal talento puro, carácter, goles, el habilidoso Tino Asprilla a mi juicio el mejor jugador del mundo en su momento alegre, jovial. Se quedan muchos cracks en la extensión de la palabra pero imposible nombrarlos a todos.
Estos chicos dirigidos por un visionario como Maturana, bien secundado por Bolillo, Peláez, Hugo Gallego, un grupo de amigos que orientaban sin complicaciones a un elenco con un apetito voraz de éxito, en un momento histórico y especial para el país.

La gloria en su falta de seriedad jugando con el destino como le da la gana, en el momento social mas difícil untó de éxito al verde de Antioquia que se salpicaba a diario con la sangre de los mayores magnicidios en la triste historia de violencia, el titulo de Copa Libertadores de América fue un paliativo al momento.

El caos que generaban las bombas no lograban silenciar la euforia que regalaban los puros criollos, una victoria internacional del verde subía el abatido ánimo y despedía a la desilusión que pretendería morar en sus corazones.

Fue importante que en el interior del equipo nos curábamos de espanto y aprendiéramos a creer en milagros, la responsabilidad social que sentíamos fue un potente afrodisíaco que potenció el logro, nuestros sueños individuales se colectivizaron con los de un país, tuvimos un mensaje acorde al momento y una convicción poderosa, avasallante.

Nuestros juegos eran batallas heroicas, como en el partido de semifinal ante Racing de Avellaneda los recintos de los  históricos Fillol, Rubén Paz y compañía. A la llegada al estadio nos cantaban “La gente dice que Colombia está de luto, son todos negros, son todos putos”.

Casi no nos dejan ingresar, los insultos y las amenazas de que los negros saldrán muertos de Avellaneda nos asustó al comienzo pero nos retó para el partido, que sacamos sobre el final con mucha dificultad, pero que nos llevó a la final.

Llegamos a la cumbre sin tomar atajos, a pesar de convivir con una sociedad en donde se hermanan la picardía exaltada al grado de virtud con la viveza como escuela para el éxito. Transferimos nuestras actitudes a una sociedad que clamaba por un poquito de optimismo, por una esquirla de ilusión para recuperar la confianza.

Éramos un equipo de convicciones fuertes, firmes, nobles, valores que la sociedad asumió como propios “ yo que nací altivo y libre sobre una sierra Antioqueña, llevo el hierro entre mis manos porque en el cuello me pesa”.

No todo fue caminar sobre un lecho de rosas, el camino a la cima tiene espinas, pero cuando se camina  con decisión, afecto y convicción todo es posible, sobraba la fe.

La cuarta época es la actual, siento que nuestra herencia quedó en buenos pies, el equipo goza de salud económica, nivel competitivo alto y robustez deportiva, un club con vocación universal.

Hoy en día convertido en un fenómeno social, generador de grandes emociones.

Felices 70 añitos de historia pasada y felices próximos años de historia por escribir.
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