Capsulas de Carreño

En defensa de Camilo Vargas. Por Gilberto Maldonado Bonilla


Por Gilberto Maldonado Bonilla

*Y nada raro, en un momento cualquiera, Atlético Nacional no pueda contar con su jugador estrella Armani.

Camilo Vargas es un gran arquero. Su estigma radica en la forma como llegó a Atlético Nacional; todo el espectáculo mediático, léase su aparente negativa a jugar en el equipo verdolaga.

Otro factor es que, en su momento, el puesto de arquero estaba cubierto y, por tanto, la vinculación del arquero capitalino obedecía mas a caprichos del director técnico de la época, Juan Carlos Osorio, que a una verdadera necesidad.

La llegada de Camilo Vargas a Atlético Nacional es la causa de que arqueros como Cristian Bonilla y Cristian Vargas no hayan despuntado en firmamento futbolístico nacional. El primero ahora es una especie de judío errante; el segundo condenado a ser la sombra del gran Franco Armani.

Si digo causa no quiero decir que Camilo Vargas sea culpable. Más bien, es otra víctima de una mala planificación en materia de contrataciones; del síndrome aquel que gastar plata calma los nervios tan de moda en ciertos momentos en Atlético Nacional.

Lamentable por la persona y por el deportista. Y, peor aún, no se ve la voluntad de enderezar la situación personal y deportiva de Camilo Vargas y de la institución misma, Atlético Nacional, por la cual pueda recuperar la inversión que implicó la contratación del buen arquero.

Para beneplácito de deportista y salud económica de Atlético Nacional lo deseable sería la recuperación deportiva de Camilo Vargas. Y mas todavía cuando la movilidad en el fútbol es vertiginosa.

Y nada raro, en un momento cualquiera, Atlético Nacional no pueda contar con su jugador estrella Franco Armani.

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