Capsulas de Carreño

Nació mal. Por Jorge Ivan Londoño Maya


Por Jorge Iván Londoño Maya

*Restan tres partidos de este torneo, que si se ganan servirían para matizar una despedida menos lánguida.
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Si señores, Nacional para esta versión de la Copa Libertadores nació mal. No solamente son los tres partidos perdidos en forma consecutiva, sino la práctica de un fútbol lúgubre, unos jugadores derrumbados anímica y futbolísticamente y un cuerpo técnico sin la lucidez de antes.

 

Y como si lo anterior fuera poco, pareciera como si un manto de neblina estuviera cubriendo la institución. Es menester enfatizar que esta es una percepción propia, fundada en esos dos semestres de sicología que todos hicimos en la universidad de la vida, y apoyada en situaciones que se sienten y se ven, refrendadas en buena parte por la cara del profesor Rueda.

 

Tras la partida de jugadores claves en la consecución de la Copa Libertadores anterior, los directivos armaron un equipo para refrendar el título logrado, título que se alcanzó con las mejores calificaciones hasta ahora vistas, y que sirvieron para posesionar a Nacional como poseedor de varias marcas que tendrán larga y solvente vigencia.

 

Pero parece que el propósito se quedó corto, y apenas alcanza para afrontar el torneo doméstico, en el cual se hace una muy buena campaña, porque obviamente los rivales son de otra talla, y de pronto, para ganarnos la Recopa Suramericana, siempre y cuando enfrentemos al Chapecoense, en el partido de vuelta, guardándole el debido respeto espiritual que se merece, pero batallándole sin cuartel en el aspecto competitivo.

 

El partido contra Estudiantes, equipo muy ligado a la historia de nuestro verde, y que en la actualidad es un equipo demasiado normalito en su fútbol, deja como enseñanza que un jugador, Juan Sebastián Verón, con 42 años de edad, quien en sus ratos libres oficia como Presidente del mismo club,  jugando medio tiempo, pero con tiempo completo de mando y empuje, haya sido declarado el mejor jugador del partido.

 

Mientras esto ocurría, por Nacional rondaba el silencio y el desconcierto, y se nadaba en un mar de errores y de incapacidad para llegar al arco contrario. Hasta actitudes sin razón como las pataletas de Ibargüen.

 

Restan tres partidos de este torneo, que si se ganan servirían para matizar una despedida menos lánguida y para lograr un cupo a la Copa Suramericana. ¿Pero con qué?

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