Capsulas de Carreño

Última hora: Explotó la «Mina».

Por Jorge Iván Londoño

Explotó  la Mina que teníamos guardada debajo de la manga y apareció la veta de los octavos de final.

Este Mina, hijo de Guachené y parcero de todos los colombianos, nos metió entre los grandes y en la grande…ilusión de entrar al club de la elite futbolera de este mundial, que ya no se juega al ritmo de kazachok sino de cumbia.

Los senegaleses, con su zancada de leopardo hambriento, nos hicieron pasar un primer tiempo con afujías y mas errático que productivo, porque perdimos las partituras, no dábamos pie con bola, y para ajustar sale nuestro estandarte James por problemas musculares para darle paso a Muriel que estrenaba Igora Royal No. 9.

Para rescatar el tiro libre cobrado por Quinterito, nuestro premio Nobel de la zurda, (aprovechemos porque el Nobel se está dando  por todo) justo para que aparezca N’Diaye en voladora felina, y el penal marcado por el árbitro, por la falta inexistente de Davinson a Mane, y que gracias a nuestro nuevo mejor amigo, el VAR, fue revertido en saque de puerta….!Uffff!

El descanso del entretiempo cayó de perlas, como dicen las señoras, porque el equipo salió con otra dinámica que permitió acercarnos más al campo de los verdolagas (pues, por lo del uniforme) y crear más llegadas al arco contrario. A los 15 minutos brincan nuestros compatriotas en la tribuna para celebrar el gol de Polonia, (San Juan Pablo II devolviendo atenciones) gol que nos estabilizaba las pulsaciones a su ritmo normal.

Tiro de equina, cobra Quinterito y aparecen los 1,95 m de Mina para meter de cabeza el balón con portero incluido dentro del arco senegalés. Locura colectiva en la tribuna, en Colombia entera y en todos los rincones del mundo donde haya un colombiano, que no se escapa ninguno. Ese gol genero coreografía de porristas y baile de los nuestros e incertidumbre en los grandotes africanos y en su colorida barra. Ese es el fútbol, señores.

Colombia con Ospina a la cabeza, que atajo dos balones complicados, aguanto el ímpetu de Senegal que con desespero buscaría el empate, sabiendo que Japón los estaba montando en el avión de regreso a Catar. Quien iba a imaginar que Japón, aun  perdiendo, se clasificaría segundo, gracias a la buena conducta de sus jugadores que no les permitió recibir tarjetas amarillas, ítem previsto para cuando dos equipos empatan hasta en el número de letras del nombre.

Estupendo y sufrido triunfo de nuestra selección, que nos puso de primeros en el grupo, y para que nuestros compatriotas en Rusia celebren tomando chocolate con la guía Nathalie en el café Kuskin.

De aquí en adelante todo es ganancia, así tengamos como referencia lo hecho en Brasil 2014 en el cual llegamos hasta los cuartos de final, porque el árbitro español (¡Joder!) todavía insiste en que no fue gol de Yepes.

Tendremos una semana para que nuestro James se recupere, para que Pekerman siga con la sensatez de estos dos últimos partidos, y mande a la cancha estos mismos once guerreros inicialistas.

Sigue la avanzada inglesa que por fin conocerá las murallas de Cartagena y lo inexpugnable de nuestra amazonía.
(Foto: Comunicaciones Colfutbol)

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