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Indicios de «golpe de Estado»… Por Tobías Carvajal Crespo, Cali

QUITO. Una goleada para la historia de Ecuador, nefasta para Colombia con indicios de «golpe de Estado» o desobediencia futbolera. Foto @Conmebol.

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Por Tobías Carvajal Crespo

 

 

A nivel de eliminatorias de Copa Mundo, Colombia completó cuatro penosas derrotas, que se resumen así: en 1966, rumbo al certamen de Inglaterra, se perdió en Santiago de Chile por 2-7, haciendo la salvedad que hasta el minuto 82 se claudicaba por 0-7.

 

El público austral desde el minuto 20 del tiempo final pidió a sus jugadores no hacer más ignominiosa la derrota del equipo del técnico Antonio Julio de la Hoz. Soportó la paliza el novel portero Armando Pérez del seleccionado del Atlántico. Primer partido con Colombia en su carrera deportiva.

 

El técnico austral, Francisco Hormazábal, tiempo después muy vinculado al discurrir del balompié colombiano, tal como ha sucedido recientemente con el argentino Gustavo Alfaro como comentarista en varios medios.

 

Contra Brasil se padeció igual goleada: en 1969, rumbo a México-70. En el estadio Maracaná se perdió por 2-6, bajo la dirección técnica de Francisco Cobo Zuluaga. Entre Luis Largacha y Otoniel Quintana en el arco -ambos fallecidos- se repartieron el alto guarismo.

 

Brasil repitió la dosis en el mismo escenario en 1977, rumbo a Argentina-78. Todavía más contunden el resultado: 6-0, que debió padecer el arquero argentino-nacionalizado, Luis Gerónimo López. Equipo a cargo del técnico balcánico Blajoge Vidinic. Y ahora la estrepitosa caída frente a Ecuador por 1-6.

 

Así pues, 43 años y ocho meses sin sufrir una derrota tan abultada. Y por anotación de 1-6, es la primera que experimenta un equipo de mayores de Colombia, incluidos los compromisos de Copa América desde 1945. Se ha perdido varias veces y hasta por mucho más, pero nunca con las cifras exacta del estadio Casa Blanca de Quito.

 

El peor comienzo de eliminatorias lo tuvo Colombia entre septiembre y octubre del 2003 -rumbo a Alemania-, cuando en Barranquilla perdió con Brasil por 0-1, cayó en La Paz frente a Bolivia por 0-4 y repitió derrota en La Arenosa ante Venezuela por 0-1. Vino a ‘levantar’ cabeza, actuando de local ante Argentina, al empatar a un gol.

 

Tres derrotas en línea y un empate. De 12 puntos potenciales, sólo uno. Esa racha negativa bajo la batuta  del técnico Francisco Maturana, quien de inmediato renunció. Asumió la dirección, a partir del quinto partido, el también colombiano Reinaldo Rueda, quien arriesgó demasiado en Montevideo, faltando dos fecha del calendario eliminatorio.

 

Al punto que el equipo del ex portero Jorge Fossati, a cuatro  minutos del pitazo final, prácticamente sacó a Colombia de la opción de repechaje y de pasó vengó la derrota que por 5-0 le había infringido Colombia en Barranquilla por 5-0, exactamente tres meses antes.

 

Ahora, a consecuencia del 1-6 en Quito, desde diversos frentes de la opinión pública hay una avalancha de conjeturas, ninguna de ellas comprobable al ciento por ciento, pues al interior del seleccionado nacional existe la habitual ‘reserva del sumario’, salvo algún detalle que se logra filtrar y permite sacar, quizás hasta con temeridad, ciertas conclusiones.

 

Lo cierto del caso es que si en Colombia FECODE, entidad que agrupa a los ‘educadores’ convoca por diversos medios a la desobediencia civil ¿ qué se podrá esperar de jugadores que en su gran mayoría ya tienen asegurado un patrimonio de millones y que a juzgar por lo visto, poco les interesa quedar mal ante la opinión pública ? Dejar satisfecho su ego, sin medir las consecuencias, amén de lograr otras condescendencias de directivos y cuerpo técnico, su otro mezquino objetivo.

 

Un ego que hemos ayudado a consolidar tanto los diversos medios de comunicación del país, como los mismos aficionados, que muchas veces privándose de insumos -esos sí más importantes- corren a comprar la última camiseta con el nombre del ídolo de turno, que a la larga, como ahora sucede, defrauda por completo.

 

El ‘golpe de Estado’ -pues todo los indicios a ello conduce- dado por los jugadores al lusitano Carlos Quiroz, es una auténtica canallada, quizás no tanto por él como técnico, sino por Colombia como territorio futbolero.

 

En un país polarizado hasta los tuétanos por culpa de ‘los malditos politiqueros’ como bien nos lo recuerda a menudo una vieja canción, lo UNICO que logra aunar la buena voluntad de 50 millones de colombianos, en torno a una misma causa, es la Selección Nacional y eso cuando se trata de la categoría de mayores. Es de tiempo atrás el mejor lenitivo a las dolencias de nuestro pueblo.

 

En un año pésimo para las ilusiones, las quimeras del mundo y de Colombia en particular, qué mal ha obrado el equipo nacional, en el cual Colombia, como en el pasaje evangélico, ‘tenía puestas todas sus complacencias…’

 

Imposible que con un rechazo superior al 80% el técnico portugués se mantenga vigente en nuestro medio. Y es mejor partir ya que más tarde, pues el próximo compromiso de Colombia es frente a   Brasil en Barranquilla. No será propiamente un analgésico que calme el actual tremendo dolor de cabeza. Y Luego Paraguay en Asunción.

 

Al cumplirse el 33,3% de las eliminatorias a finales de marzo 2021, podríamos, en caso de no actuar con sensatez y sentido patriótico, estar a las puertas de olvidarnos de Catar 2022. Ojalá acontezca todo lo contrario, para bien del país nacional.

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