Capsulas de Carreño

Ante Táchira, DIM  nos quedó debiendo fútbol y actitud.. (opinión mvz)

SAN CRISTÓBAL.  No fue un buen partido para Javier Reina. Sin embargo, DIM avanzó a la tercera fase de la Libertadores.

Por María Victoria Zapata B.
Columnista Cápsulas

Decepcionante presentación del Deportivo Independiente Medellín  la tarde  anterior en el estadio Pueblo Nuevo, de San Cristóbal.  El exceso de confianza, la pasividad, la falta de actitud y la amnesia futbolística  y táctica se materializaron en una derrota, 0-2,  noventa  vergonzosos minutos  y el  peor partido del DIM en la era Bobadilla.

 

Después de un excelente  juego  de ida en el Atanasio Girardot,  hace una semana, un inobjetable 4-0  y un alto rendimiento tanto a nivel individual como colectivo,  Medellín   se olvidó  por completo de su libreto,  la transpiración  dio  paso a una inexplicable  desidia,  se dejó acorralar  por  su  rival, el Deportivo Táchira,   terminó   pidiendo tiempo  y dejó un sabor  amargo  en este segundo   compromiso  de la llave, ante la escuadra venezolana.

 

Y es que no se entiende como,  de un partido a otro, el DIM   cambió tanto y se diluyó individual, colectiva y tácticamente.  A excepción de Andrés Cadavid, Adrián Arregui  y Andrés Ricaurte,  que lucharon incansables en medio del desbarajuste rojo en  el estadio  Pueblo Nuevo,   fue lamentable  el  desempeño   de los  titulares  y  suplentes que ingresaron  a pocos minutos de la  finalización del compromiso.  Y también se  fueron a tierra las sociedades, el orden y  las variantes ofensivas, lo mismo que  las ganas y motivación  de un equipo que, desde el arribo de Aldo Bobadilla a la dirección técnica, se ha caracterizado por su  esfuerzo, sacrificio  y entereza. Hoy, todo ello  se mutó por  un desorden total  en el  terreno de juego y en el banco,   confusión  que se agudizó  con  una displicencia  nada  fácil  de racionalizar.

 

 

En una tarde tan nublada para el fútbol rojo,   hasta  las dos anotaciones  que marcó  el onceno  tachirense   nacieron de yerros del DIM. El primero de ellos,  en tiro libre ejecutado por el  centrocampista Carlos Cermeño,  al minuto 38,  contó con la complicidad  de una barrera  mal posicionada.   En el segundo,   al minuto 67,  un rechazo defectuoso del  arquero Andrés Mosquera Marmolejo y posterior  cabezazo de Douglar Angarita.

 

Lo que siguió fue una tortura para todos nosotros. Inquietud, desazón, minutos interminables, un cuadro local  volcado en pos de  los dos goles faltantes  y una angustiante clasificación  roja.

 

 

La verdad, ayer  no supimos a que jugó el DIM.  Ni siquiera después del  riesgo que  entrañó  la segunda anotación aurinegra  a  23  minutos de la  finalización del  partido-  una gabela enorme para cualquier equipo dadas las circunstancias –  ni de la avalancha   tachirense en busca de esos otros  dos goles que  igualaran la serie y les abriera la posibilidad de  paso a siguiente fase  desde el punto penal.  Tampoco comprendimos la tardanza en los relevos de  Maicol  Balanta, al minuto 76, y de Larry Angulo, al 90, no obstante el paupérrimo  desempeño  de ambos  desde el  comienzo del partido.

 

A  mejorar…

Bien fuera por exceso de confianza o, simplemente,  por  una mala tarde, lo cierto es que, ayer, en el estadio de Pueblo Nuevo,  el Deportivo Independiente Medellín fue inferior a las expectativas, dejó una pésima imagen   y decepcionó  profundamente, no solo  por  la pobreza de su fútbol  sino por  su carencia de ambición. Desde antes de la llegada de Bobadilla al  banco  rojo,  no veíamos un DIM tan  displicente, conformista  y  poco combativo…!!!

 

Dolió  ver un equipo  lento y  desordenado  pero más dolió ver unos jugadores  apáticos y  sin ganas.

 

Sin  su habitual brillo en mitad de campo,  el fútbol rojo se descompuso y los goles se ausentaron. Quedaron  en evidencia, una vez más   la doble función de los creativos del DIM, generar  juego y  anotar, y el poquísimo  peso de la línea delantera.  En cuanto a los nuevos jugadores,  no obstante su  bajo rendimiento ayer, en San Cristóbal,  Javier Reina es  un centrocampista  vital para el  DIM y  el único refuerzo  que hasta ahora ha justificado su contratación. Maicol  Balanta   es un jugador  muy limitado,  Yulián Gómez, se está desdibujando, el aporte de Mena y Garcés ha sido mínimo  y de Flores y Laurito es poco lo que sabemos.

 

La derrota, el fútbol y el comportamiento generalizado del equipo,  hicieron aflorar nuevamente todas las preocupaciones respecto de la cortedad de la nómina 2020,  de la inoperancia de gran parte de los jugadores llamados refuerzos y de la grave problemática de una delantera que no tiene gol.  Pero al margen de ello, el DIM encaró mal el partido, se confió en exceso,  infravaloró  al rival y estuvo a punto de tirar por la borda  la amplia ventaja  obtenida en el Atanasio Girardot.

 

Como conclusión,  ayer   el DIM jugó sin alma y perdió, además,  la brújula  en el banco y en el  terreno de juego. El equipo nos quedó debiendo el fútbol,  también  las ganas,  y nos entregó una clasificación con mucho de agrio y poco de dulce.

A pesar de todas sus  deficiencias en nómina, el DIM  tiene para mostrar  mucho más que esos patéticos de 90 minutos  en el estadio Pueblo Nuevo. El reto ahora para Aldo Bobadilla es la recuperación  de la memoria futbolística y de la motivación del colectivo rojo.

 

Espero, igualmente, que tanto  jugadores como cuerpo técnico hayan aprendido la dura lección. A los rivales no se les subestima. Como reza una  conocida  sentencia  del balompié, a los rivales se les respeta con fútbol, con goles y con transpiración.  Y el  Medellín que enfrentó en condición de visitante al  Deportivo Táchira no mostró  fútbol, no hizo goles  y no tuvo actitud, de ningún tipo.

 

Esos  decepcionantes 90 minutos de juego opacaron la clasificación y  nos dieron muchos motivos para sentir hoy preocupación.
[María Victoria Zapata B.]

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