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Ante Táchira, DIM nos quedó debiendo fútbol y actitud.. (opinión mvz)
- Actualizado: 12 febrero, 2020
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Por María Victoria Zapata B.
Columnista Cápsulas
Decepcionante presentación del Deportivo Independiente Medellín la tarde anterior en el estadio Pueblo Nuevo, de San Cristóbal. El exceso de confianza, la pasividad, la falta de actitud y la amnesia futbolística y táctica se materializaron en una derrota, 0-2, noventa vergonzosos minutos y el peor partido del DIM en la era Bobadilla.
Después de un excelente juego de ida en el Atanasio Girardot, hace una semana, un inobjetable 4-0 y un alto rendimiento tanto a nivel individual como colectivo, Medellín se olvidó por completo de su libreto, la transpiración dio paso a una inexplicable desidia, se dejó acorralar por su rival, el Deportivo Táchira, terminó pidiendo tiempo y dejó un sabor amargo en este segundo compromiso de la llave, ante la escuadra venezolana.
Y es que no se entiende como, de un partido a otro, el DIM cambió tanto y se diluyó individual, colectiva y tácticamente. A excepción de Andrés Cadavid, Adrián Arregui y Andrés Ricaurte, que lucharon incansables en medio del desbarajuste rojo en el estadio Pueblo Nuevo, fue lamentable el desempeño de los titulares y suplentes que ingresaron a pocos minutos de la finalización del compromiso. Y también se fueron a tierra las sociedades, el orden y las variantes ofensivas, lo mismo que las ganas y motivación de un equipo que, desde el arribo de Aldo Bobadilla a la dirección técnica, se ha caracterizado por su esfuerzo, sacrificio y entereza. Hoy, todo ello se mutó por un desorden total en el terreno de juego y en el banco, confusión que se agudizó con una displicencia nada fácil de racionalizar.
En una tarde tan nublada para el fútbol rojo, hasta las dos anotaciones que marcó el onceno tachirense nacieron de yerros del DIM. El primero de ellos, en tiro libre ejecutado por el centrocampista Carlos Cermeño, al minuto 38, contó con la complicidad de una barrera mal posicionada. En el segundo, al minuto 67, un rechazo defectuoso del arquero Andrés Mosquera Marmolejo y posterior cabezazo de Douglar Angarita.
Lo que siguió fue una tortura para todos nosotros. Inquietud, desazón, minutos interminables, un cuadro local volcado en pos de los dos goles faltantes y una angustiante clasificación roja.
La verdad, ayer no supimos a que jugó el DIM. Ni siquiera después del riesgo que entrañó la segunda anotación aurinegra a 23 minutos de la finalización del partido- una gabela enorme para cualquier equipo dadas las circunstancias – ni de la avalancha tachirense en busca de esos otros dos goles que igualaran la serie y les abriera la posibilidad de paso a siguiente fase desde el punto penal. Tampoco comprendimos la tardanza en los relevos de Maicol Balanta, al minuto 76, y de Larry Angulo, al 90, no obstante el paupérrimo desempeño de ambos desde el comienzo del partido.
A mejorar…
Bien fuera por exceso de confianza o, simplemente, por una mala tarde, lo cierto es que, ayer, en el estadio de Pueblo Nuevo, el Deportivo Independiente Medellín fue inferior a las expectativas, dejó una pésima imagen y decepcionó profundamente, no solo por la pobreza de su fútbol sino por su carencia de ambición. Desde antes de la llegada de Bobadilla al banco rojo, no veíamos un DIM tan displicente, conformista y poco combativo…!!!
Dolió ver un equipo lento y desordenado pero más dolió ver unos jugadores apáticos y sin ganas.
Sin su habitual brillo en mitad de campo, el fútbol rojo se descompuso y los goles se ausentaron. Quedaron en evidencia, una vez más la doble función de los creativos del DIM, generar juego y anotar, y el poquísimo peso de la línea delantera. En cuanto a los nuevos jugadores, no obstante su bajo rendimiento ayer, en San Cristóbal, Javier Reina es un centrocampista vital para el DIM y el único refuerzo que hasta ahora ha justificado su contratación. Maicol Balanta es un jugador muy limitado, Yulián Gómez, se está desdibujando, el aporte de Mena y Garcés ha sido mínimo y de Flores y Laurito es poco lo que sabemos.
La derrota, el fútbol y el comportamiento generalizado del equipo, hicieron aflorar nuevamente todas las preocupaciones respecto de la cortedad de la nómina 2020, de la inoperancia de gran parte de los jugadores llamados refuerzos y de la grave problemática de una delantera que no tiene gol. Pero al margen de ello, el DIM encaró mal el partido, se confió en exceso, infravaloró al rival y estuvo a punto de tirar por la borda la amplia ventaja obtenida en el Atanasio Girardot.
Como conclusión, ayer el DIM jugó sin alma y perdió, además, la brújula en el banco y en el terreno de juego. El equipo nos quedó debiendo el fútbol, también las ganas, y nos entregó una clasificación con mucho de agrio y poco de dulce.
A pesar de todas sus deficiencias en nómina, el DIM tiene para mostrar mucho más que esos patéticos de 90 minutos en el estadio Pueblo Nuevo. El reto ahora para Aldo Bobadilla es la recuperación de la memoria futbolística y de la motivación del colectivo rojo.
Espero, igualmente, que tanto jugadores como cuerpo técnico hayan aprendido la dura lección. A los rivales no se les subestima. Como reza una conocida sentencia del balompié, a los rivales se les respeta con fútbol, con goles y con transpiración. Y el Medellín que enfrentó en condición de visitante al Deportivo Táchira no mostró fútbol, no hizo goles y no tuvo actitud, de ningún tipo.
Esos decepcionantes 90 minutos de juego opacaron la clasificación y nos dieron muchos motivos para sentir hoy preocupación.
[María Victoria Zapata B.]
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