Capsulas de Carreño

Bucaramanga 2 – DIM 2:   Cada vez más lejos. (m.v.z.)

BUCARAMANGA. Si bien es cierto cuerpo técnico y jugadores han mostrado motivación y ganas,  el paupérrimo  fútbol rojo desmiente la buena voluntad de uno y otros. El empate en el Alfonso López, distancian al DIM cada vez más del grupo de los ocho y alejan el sueño de la clasificación. @DIM_oficial.

Por María Victoria Zapata B.
Columnista Cápsulas

 

“Desde que asumí nos comprometimos a que los partidos que nos restan los jugáramos como finales para sumar la mayor cantidad de puntos. No será fácil, nadie lo ha dicho, pero mientras existan posibilidades matemáticas vamos a seguir buscando la clasificación. Tengo confianza en el equipo, hay mucha fe de que se puede lograr” Aldo Bobadilla.

 

Y desde  semanas atrás también los jugadores del DIM han reiterado, en sus declaraciones a los Medios, el compromiso de enfrentar  como una final cada uno de los partidos que restan de la fase clasificatoria del presente campeonato.

 

Si bien es cierto cuerpo técnico y jugadores han mostrado motivación y ganas,  el paupérrimo  fútbol rojo desmiente la buena voluntad de uno y otros. El empate ante Once Caldas, en Manizales, el pasado 28 de septiembre, y el 2-2 ayer en el estadio Alfonso López de Bucaramanga,  distancian al DIM cada vez más del grupo de los ocho y alejan el sueño de la clasificación.

 

La presentación del Equipo del Pueblo anoche ante el cuadro leopardo, fue  más que lamentable  y en modo alguno se compadece de un onceno que lucha afanoso por la anhelada clasificación.   La vitalidad, vocación ofensiva y, fundamentalmente, la comprensión de que  el triunfo  no era una posibilidad sino una obligación, no superó los primeros 20 minutos de juego. Con un gran trabajo de Ricaurte, Quiñones y Cano, el DIM  destrozó la defensa local, marcó un golazo- de Andrés Ricaurte- al minuto 11 y poco tiempo después,   como ya es habitual en el equipo, se olvidó del ataque, condenó al goleador Cano a la orfandad,  se replegó y “jugó” a hacer pases hacia atrás y a  defenderse,  lo que NO sabe hacer.

 

Bucaramanga se  arriesgó, se acercó,  explotó el juego por las bandas, se adueñó del balón,  aprovechó todas las debilidades defensivas  del DIM,  en acción de penal igualó el marcador el minuto 29, y   cuando apenas se iniciaba el período complementario anotó su segundo gol. Una leve reacción del DIM  le permitió a Jesús David Murillo  empatar nuevamente el partido, al minuto 57.

 

De ahí en adelante, el desorden fue total en el DIM: caos en el banco y caos en el  gramado del Alfonso López. Bucaramanga tampoco hizo mucho por el espectáculo. Atacó sin orden y  se defendió sin solvencia.

 

Sin apenas fútbol, sin apenas posesión del balón y sin apenas vocación ofensiva, el  DIM  perdió de vista su obligación de sumar tres puntos y naufragó en medio de su propia anarquía e incapacidad.

Porque el 2-2 ante Atlético Bucaramanga no le regaló un  punto al DIM.  Le quitó dos.

 

Pero si incomprensible fue el fútbol (???) rojo en la capital santandereana,  más inexplicables aun fueron  los relevos de Adrián Arregui y Déinner Quiñones, por Diego Herazo y Edwin Mosquera. Por más discreto que hubiera sido el rendimiento de uno y otro, ambos son jugadores que pueden marcar diferencia o definir un resultado en compromisos trascendentales como el de la décimo quinta fecha. Teniendo en cuenta que para el Deportivo Independiente Medellín cada partido es una final,  no  es fácil  racionalizar los experimentos y ensayos del orientador rojo y menos con jugadores que  han desaprovechado todas las oportunidades brindadas y/o con juveniles poco fundamentados y   en cuyos hombros no se puede descargar  todavía el peso de un encuentro en el que hay en juego mucho más que tres puntos en disputa.

 

Si a ello le añadimos que el DIM 2019 es un equipo cuyo ataque es inconsistente y carente de asociación y   que, además,  depende de chispazos o acciones individuales,  resulta aun más difícil entender la sustitución de Arregui (un volante con generación de juego y gol) y Quiñones quien aporta velocidad y contragolpe.

 

¿Cuándo fue la última vez, si es que ocurrió,  que un suplente rojo, de la nómina actual, definió un partido a favor del DIM?

 

Es preciso señalar, finalmente, que con el 2-2 ante Bucaramanga se alejan cada vez más las posibilidades numéricas del DIM.  La mayor distancia, sin embargo, la determina el paupérrimo comportamiento del equipo en la cancha. Improvisación, desorden y  carencia de fútbol para un empate con sabor a derrota, a eliminación y a nuevo fracaso.

 

De nada sirve hacer cuentas alegres ante   Cúcuta Deportivo, Jaguares, Alianza Petrolera, Atlético Huila y Deportes Tolima. Tampoco importa la calidad del contendor ni su ubicación en la tabla porque en este momento cualquier equipo, grande o pequeño, con nómina o sin ella, es un rival durísimo para el Deportivo Independiente Medellín. Carecemos de fútbol, orden, estrategias y estilo de juego, equilibrio y hasta de nómina.

Por ese motivo  lo complicado NO son los  cinco equipos a los que se debe enfrentar.  Es la pobreza de un  DIM que hace rato perdió su  fútbol y no lo ha podido encontrar.
[María Victoria Zapata B.]

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