Capsulas de Carreño

Clasificación del DIM al rojo vivo.

 

Ilustraciòn tomada del Facebook del DIM_oficial.


Por María Victoria Zapata B.

Y al rojo vivo, también, fueron los 180 minutos de esta llave con el Atlético Junior, que le entregó el tiquete de semifinales al Deportivo Independiente Medellín.

Si hace una semana los hinchas Poderosos hicimos  fuerza,  desde la distancia,  por la conservación del favorable 1-0 que se produjo  tras la anotación de Didier Moreno al minuto 58 en el estadio Metropolitano de Barranquilla, tanto  los 17.763 creyentes que  asistimos anoche al  Atanasio Girardot como los que siguieron el partido a través de la televisión sufrimos más de la cuenta en ese intenso juego de vuelta de cuartos de final ante el onceno tiburón.

Todos los matices emocionales llevaron al máximo de aceleramiento  los latidos de nuestros rojos corazones, en  90 minutos que se nos hicieron interminables.

La inquietud, al ver un DIM que prácticamente renunció al ataque- en su propia casa- en aras de la defensa de la ventaja obtenida en el Roberto Meléndez-, mientras Atlético Junior arreciaba en su ataque y creaba zozobra una y otra vez con Luis Díaz,  Jimmy  Chará, Sebastián Hernández y Luis Carlos  Ruiz.

El desasosiego con la anotación  de Hernández, que abrió la pizarra al favor del cuadro visitante cuando apenas transcurrían 17 minutos de juego, y el gol de Chará, al 62, que ponía nuevamente en ventaja al cuadro barranquillero.

El alborozo, con el  bellísimo gol de Germán Cano, en un potente disparo desde fuera del área,  que emparejó  el marcador al minuto 28 y revivió el sueño de la clasificación,   opacado hasta ese momento  por el escaso volumen de ataque de Independiente Medellín y su improcedente módulo defensivo en su propio estadio.

La angustia extrema entre los minutos 48 y 51, con  tres opciones consecutivas de gol en  Junior y  las tres espectaculares atajadas de David  González.

La zozobra, ya habitual en cada hincha, por  la vulnerabilidad de una defensa que sigue dando ventajas, que no produce tranquilidad alguna.

La congoja, tras la segunda anotación visitante, del incisivo Jimmy Chará, al minuto 62, que ponía al DIM nuevamente en desventaja no solo en el marcador sino en defensa y ataque, diluidos ambos sectores  por la arremetida juniorista en busca  de la clasificación directa a semifinales.

El estupor,  no solo por el ingreso, al minuto 65,  de Yairo Moreno,  aquejado de problemas físicos  y marginado  del partido nueve  minutos después.

La desesperación, al ver como el reloj marchaba inexorable hacia la conclusión del partido,  no se avizoraba el empate,  se hacía inminente la definición del cuarto semifinalista  a través del cobro desde los doce pasos  y se revivían mentalmente aquellas  estresantes  22 ejecuciones con  Cortuluá, el 12 de junio del 2016.

El júbilo, con el cabezazo del “matador”,  que selló el paso a semifinal al minuto 86 y que el goleador  argentino celebró hasta el frenesí  en el sector de norte.

La ansiedad, que  eternizó los cuatro minutos finales del tiempo reglamentario y los tres de reposición de un partido jugado con entereza y coraje, por igual,  entre  tiburones y Poderosos.

Y hay otras tonalidades no ajenas al hincha rojo en esta durísima llave ante el Atlético Junior: La satisfacción por  un paso más en el actual torneo y  ante un rival que exigió al máximo tanto a zagueros como  a atacantes del DIM. La alegría por saber que ese jugador tan querido por la afición, Germán Cano, se consolida como el goleador del campeonato,  la complacencia por el excelente nivel del arquero David González en estos dos juegos cruciales y la tranquilidad que sigue brindando el ataque Poderoso, que es su mayor fortaleza en el 2018.

Y hay un último matiz que no escapa al abanico emocional del hincha y es el desconcierto que en muchos seguidores rojos produce la baja asistencia al Atanasio Girardot en el presente año. La poca credibilidad  que  el cuerpo técnico  que encabeza Ismael Rescalvo genera  en un grueso  sector de la afición  y la pérdida de comunión entre dirigencia e hinchada  es evidente y se percibe dentro y fuera del estadio y en cada jornada en la que el Deportivo Independiente Medellín juega en condición de local. 17.630 asistentes al partido contra Sol de América por Copa Sudamericana  y 17.763 ante Junior por cuartos de final Liga Águila y  después de un  muy valioso triunfo en el juego de ida, en el Metropolitano de Barranquilla, por señalar solo dos ejemplos, son bastante elocuentes.

Finalmente y como conclusión, reitero, DIM y Junior jugaron 180 minutos al rojo vivo, lo dejaron todo en la cancha,  enfrentaron con carácter sus propias deficiencias y nos reglaron dos partidos vibrantes  y colmados de todos esos ingredientes  que aceleran corazones e ilusiones por igual.  De allí que el triunfo Poderoso  tenga  hoy un mérito inconmensurable.

Juegos como estos, vale la pena ver una y otra vez…!!!
(María Victoria Zapata B.)

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