Capsulas de Carreño

De Benítez a Rueda (Gustavo Alberto Ruiz Rojas)

gustavo ruiz rojas

Por Gustavo Alberto Ruiz Rojas

 

*Con esas decisiones técnicas, estamos volviendo a la mediocridad del resultado.

Uno no entiende a los técnicos, su deseo de tener la razón, los lleva al absurdo y al sacrificio de lo fundamental.  Benítez  con tal de demostrar conocimiento obliga a James Rodríguez a jugar por una punta, aislado del juego,  minimizado así su rendimiento.  La conclusión: Un James deslucido que termina por inclinar la balanza a favor del técnico.  Entonces el mediocre funcionario queda como un sabio a expensas del genio rebelde.

En la tarde, nuevamente asistimos al cálculo estratégico en detrimento del juego.  Una alineación pensada para anular las virtudes del rival, desgastar al Cali y aprovechar cualquier oportunidad para alzarse con el triunfo; dejando por fuera a Sebastián y a Marlos, quienes ofrecen asociación y picardía.  Puro ajedrez en contravía del sentido común. ¿Por qué si el propio Bernal acepta el mejor nivel de Pérez, el técnico optó por dejarlo en la banca?  ¿Por qué Marlos en el banco?  ¿Por qué Berrìo entra y Marlos queda solo para el final?  ¿Esos son los premios al mérito?

Lo peor es que casi se le da.  No se logró el cálculo, porque esta vez Duque no borró su habitual mediocridad en el juego con el gol.  Un delantero que no juega de espaldas al arco, al cual le rebota el balón, que no abre espacios, que no hace ni una pared y  que no engancha,  es para mi gusto un jugador limitado.  Es cierto que sus goles son vitales, pero cuando su labor se reduce a eso, no se puede  cobrar un penalti con la limitación técnica que lo hizo. Si lo suyo es el gol, desperdiciar la única que tuvo, permite calificarlo con un 1,0.
Rueda ha dado al verde una identidad de fútbol que admiramos, fruto de una convicción a impregnado estilo y solidez.  Ha dado salida a jugadores jóvenes posicionándolos en la titularidad. No comprendo  cómo eso fundamental se deja de lado en unas finales.   Cambiar las convicciones por el cálculo estratégico, es perder de entrada el partido.   Esa derrota anticipada  condena al técnico al triunfo como único resultado posible.  Si la actitud del técnico es esa, habrá que exigirle títulos; porque para mí el juego que había construido el verde, la alegría que inspiraba, me estaba devolviendo el placer del fútbol.   Con esas decisiones técnicas, estamos volviendo a la mediocridad del resultado.

Eso no me causa felicidad, solo frustración.  La de reconocer que entre un mediocre torpe como Benítez y un arriesgado formador como Rueda, no existe ninguna diferencia.  Los une la suprema arrogancia de creerse más importantes que los jugadores.

 

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