Capsulas de Carreño

El DIM, de novela en novela. (opinión m.v.z.)

Javier Reina, uno de los jugadores destacados del plantel. Foto @DIM_oficial.

Por María Victoria Zapata B.
Columnista Cápsulas.

 

Ya no sabemos ni  que esperar del DIM. Porque entre prolongadas y recurrentes cuarentenas, en obligados encierros, en suspensión de campeonatos y en todas las difíciles circunstancias derivadas de  la expansión del Covid-19  y sus consecuencias en todos los ámbitos, los hinchas del Deportivo Independiente Medellín seguimos aferrados a las noticias,  al movimiento  en nuestra muy precaria plantilla de jugadores y a cualquier información que nos  brinde una pequeña luz en este largo y oscuro túnel por el  que atravesamos  los aficionados rojos desde hace  casi cuatro años ya.

Ni la  temporal suspensión del campeonato nos  aleja de las preocupaciones por la gravísima problemática del equipo,  ni la  reciente designación del ingeniero industrial  Jairo Vélez  Zapata como nuevo presidente nos  lleva a  olvidar el vacío de inversión, gestión  y administración  en el Equipo del Pueblo.

Si bien es  cierto por ahora están suspendidas en el tiempo las flojísimas campañas del DIM 2020 tanto en Liga como en  Copa Libertadores,  también lo es  que no obstante la parálisis  en materia de competición, es mucho lo que en  estos meses de obligada inercia  se ha escrito en el libro rojo  y ninguna de  esas páginas muestra  información  halagüeña o esperanzadora  para la feligresía poderosa, que ve como todas las ejecutorias del DIM se desarrollan  entre  sainetes y  novelas.  Y son muchos  los que hemos visto en estos últimos cuatro meses.


¿Equipo  juvenil  o profesional?

Por un lado tenemos la cada vez más inquietante reducción de la nómina.  Justificada en algunos casos, imprevista en otros,  la desvinculación de jugadores  del DIM preocupa, y mucho, si se tiene en cuenta que la política  de la administración actual  no compagina la inversión  con su desmedida liberalidad  en la venta o transferencia los pocos jugadores de algún nivel que quedan. Por el otro, es una utopía pensar que las fuerzas básicas en el DIM, van a resolver de inmediato  todos los males y carencias del equipo. Resulta contradictorio pretender que una escuadra en la que la  planeación, los proyectos y los procesos- individuales y colectivos- brillan por su ausencia,  se descargue toda la responsabilidad presente y futura en sus divisiones menores, que requieren  justamente de procesos y proyectos a mediano y largo plazo.

Ahora bien. Si la intención de la dirigencia es la abrupta promoción de sus juveniles a la escuadra profesional una vez se reanude el torneo, ¿jugará el DIM un campeonato profesional con un alto porcentaje de deportistas de categorías menores? ¿si es que  en la actual administración  ha existido alguna, cambiará el DIM su razón social y su filosofía de competencia? ¿dejará de ser una escuadra profesional de alta competición para convertirse en una escuela de fútbol? ¿tenemos suficientes jugadores juveniles, en talento y número, para asumir con decoro una participación en Copa Libertadores o Copa Sudamericana? ¿seremos otro Envigado F.C?


Arregui, emocional…

Y a pesar de la pandemia, del encierro y de todo lo demás,  llegó la primera gran novela roja.  La del mediocampista Adrián Arregui. No voy a  discutir sus razones, las respeto, como entiendo, igualmente,  la  decisión dirigencial de  buscarle equipo en su natal Argentina. Me queda la sensación, sin embargo, de que a la “novela  Arregui” le falta un capítulo  por narrar. Tal como está relatada,  la historia  del vikingo carece de congruencia y es  difícil de asimilar y racionalizar, por diversos motivos.  Y teniendo  en cuenta, además,  que en ella  se escribe un extemporáneo  último capítulo que  modifica una  confirmada y reconfirmada  licencia de seis meses sin remuneración,  por un préstamo por  año y medio  y con opción de compra al club  Huracán es, simplemente, imposible de creer.

El ídolo de la N°17.

El   anhelado regreso de Christian Marrugo, ha sido otra  de las novelas vistas en estos meses y sin final feliz.  El  sueño de  tener otra vez al ídolo  fue tan solo una ilusión de centrocampista e hinchada,  que  rápidamente se diluyó y dejó sus secuelas:  No solo  pulverizó todavía más  la ya  destrozada  fe de la afición en sus dirigentes sino que puso en jaque la credibilidad del cuerpo técnico rojo encabezado por el ex arquero  paraguayo Aldo Bobadilla, que ya había sufrido bastante menoscabo por su permisividad en  la desmembración del equipo una vez  obtenidos  el título en Copa Águila y el correspondiente  cupo a Libertadores.

Su aceptación e, incluso, proposición de unos refuerzos para la temporada 2020 que fueron un fiasco y se constituyeron en rotundos y  nuevos  fracasos para el DIM, contribuyó también al deterioro de  su imagen.  La imposibilidad de ver al volante  Christian Marrugo vistiendo otra vez la casaca del DIM,  vuelve a llevar  a  la palestra la autonomía del técnico rojo, su capacidad decisoria en el equipo  o  su escala de valores respecto de la contratación de jugadores. En cualesquiera de los casos su credibilidad se vio resentida  e, infortunadamente, continúa en curva descendente.

Saiz si, Saiz no.

Otro caso que no deja de llamar la atención, es el del zaguero central Juan Camilo Saiz, quien hasta hace poco militó en  Cerro Porteño de Paraguay. Terminado su  préstamo al cuadro guaraní, que no lo refrendó,   se informó oficialmente de su retorno a Independiente Medellín,  hace  exactamente un mes. Pero hace dos días  cambió el rumbo  de la historia, puesto que también de manera oficial se  indicó  que el destino  del defensor rojo será, finalmente,  el fútbol chipriota, como quiera que el  deportista fue cedido al Pafos F.C. de dicho país insular, con un contrato a  diez meses y la opción de compra del 50% de su pase.

Si el deseo del jugador era el de continuar  su carrera en el exterior y él mismo lo expresó en declaraciones a los medios ¿Por qué  se anunció, entonces, como una de las “altas” del equipo y treinta días después se  informa de su transferencia? Independientemente de la calidad del jugador, este tipo de situaciones es coyuntural, repetitiva y hace mella en la fe del hincha y en la credibilidad de la dirigencia. Ambas se encuentran en un desgaste total.

La  frase acuñada.

“Es que el jugador pidió mucho”..

…Una novela más, esa sin final  a la vista, en el Deportivo Independiente Medellín:    El sistemático rechazo a cualquier posibilidad de refuerzo de la plantilla con la  manida disculpa “es que el jugador pidió mucho”. La reciente negativa a la vinculación de Guillermo Celis  justamente por esa causa, desecha cualquier duda  respecto  de la posibilidad  de  contratación de nuevos jugadores para un DIM que no cuenta ni con  onceno titular completo para afrontar liga local y mucho menos Copa Libertadores.

“Es que el jugador pidió mucho” ¿Y cuánto ofreció la dirigencia del DIM? Sobre la fallida vinculación de  Guillermo Celis,  trascendió que la oferta económica del DIM  no solo al volante sincelejano sino a cualquier futbolista interesado en formar parte de la nómina roja, está muy por debajo  de las expectativas de un futbolista y señala, con claridad meridiana,  que no hay intención alguna de invertir en el Deportivo Independiente Medellín,  ya  lo hemos comprobado una y mil veces más.  Por bajo que sea, cualquier requerimiento económico  será  oneroso para la dirigencia roja, empecinada en su decisión de rechazar a cuanto futbolista  de cierto nivel toque a sus puertas.  La decadencia  de la nómina del DIM es cada vez más evidente, con su reducción en calidad y en cantidad, y este problema NO tiene su génesis en el Covid-19.

Jackson o la reivindicación de los ídolos.

Otra novela, esa aun sin concluir, es la del atacante Jackson Martínez. Con una trama  más lenta que las anteriores, pero muchísimo más complicada,  en ella intervienen  factores como su estado físico, su delicada lesión,  su deseo de cerrar su carrera  deportiva  en el DIM,  el aval del técnico Aldo Bobadilla, la oferta y contraoferta  y, finalmente, la aceptación  del mayor accionista, Raul Giraldo.

El  caso  cha-cha-cha  tiene varias aristas: el anhelo del jugador y  la repatriación del  goleador 2009 algunas de ellas,  sin embargo en el corazón y en la mente del hincha  su regreso tiene el valor de la gratitud,  de  la reivindicación  con los ídolos, con tantos y tan queridos  buenos jugadores  hijos de la casa roja que al final de sus ciclos como  futbolistas  fueron desdeñados y olvidados por los dirigentes de turno. Y también,  de  concretarse,  tiene la óptica del llamado golpe de opinión, que ya un grueso sector de la hinchada está presto a desviar.

La reactivación del Movimiento Te Quiero Rojo, las abiertas  manifestaciones de una conocida barra a través de un comunicado y carteles pegados en diferentes sitios de la ciudad, las reuniones recientes entre representantes de algunas barras y sectores de la hinchada   y un descontento generalizado de la afición roja y expresado  a través de las redes,  son señal inequívoca del reconocimiento del problema que afronta el Deportivo Independiente Medellín y de la acción por parte de la misma hinchada. La eventual vinculación de Martínez no será  la venda en los ojos ni la cinta en la boca de  una afición  cansada, agobiada  y desesperanzada.

Y el rompecabezas.

Con seis bajas confirmadas – Hernán Pertuz, Juan Fernando Caicedo, Federico Laurito, Maicol Balanta, Adrián Arregui y el cancerbero Esteban Ruiz,  la única cara nueva confirmada  para el reinicio del campeonato es la del  juvenil atacante argentino Israel Escalante quien llega a préstamo como parte de un convenio con Boca Juniors.

Con las  severas  deficiencias que arrastra el equipo en sus tres líneas desde tiempo atrás y  la ausencia definitiva de Caicedo y Arregui, será un rompecabezas  la conformación de un  onceno titular  equilibrado y competitivo para la reanudación tanto de Liga como de Copa Libertadores.  Saber con acierto quienes serán los centrales,  los laterales, los  volantes de contención o  los  atacantes  será un reto, y tratar de adivinar quienes serán  los jugadores titulares y quienes los suplentes,  un acertijo imposible de resolver por ahora.

Por eso a nosotros, a los hinchas que ya tenemos claro que el Equipo del Pueblo no puede continuar por este despeñadero, no nos queda más que apoyarnos unos a otros en busca de ideas y soluciones y continuar, además,   en la lucha por la realización del viejo sueño: el de  ver a nuestro amado DIM en manos de una empresa solvente, de unos  dirigentes genuinos,  de personas que lo quieran, lo respeten, propendan por su crecimiento  y se identifiquen con él.  Un sueño  que, esperamos algún día,  ver convertido en realidad.

[María Victoria Zapata B.]

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