Capsulas de Carreño

El fútbol no se explica por partes

 

Por Santi Nolla, Director de Mundo Deportivo.

 

 

 

 

*Este Barça buenista parece falto de esa agresividad deportiva que imprime un tono de intimidación…
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El fútbol no puede explicarse ni por partes ni por zonas. Los argumentos parciales no tienen sentido en un juego global. Si hay una final en Valencia en la que hay que ganar, jugar bien pero fallar en la puntería no es una explicación del conjunto. Porque el objetivo final no se ha cumplido.

 

El Barça se está acostumbrando últimamente a exponer puntos parciales de un partido que es un todo. Que si la primera parte. Que si la ineficacia delante de gol. Que si los errores defensivos. El encuentro es un cóctel que se entiende y se saborea porque todos los sabores confluyen. La ineficacia blaugrana delante de puerta en Valencia fue evidente en tres ocasiones de gol. Es una de las causas.

 

No se puede perdonar en una final. Ni nunca, pero en un encuentro tan transcendente menos. Pero con un solo gol por partido, el Barça fue campeón el año pasado. No se puede separar la falta de puntería a que se dejara rematar a Guillamón sin oposición apenas o a la mano que Iñaki Peña está poniendo en cada encuentro a lo Ter Stegen.

EL OBJETIVO ES GANAR EN VALENCIA. Y no se cumplió. La sensación es que este Barça es blando. No que deba dar más patadas, ni mucho menos, pero parece que esta temporada al final y aunque no lo parecía quedarán marcadas las palabras de Gündogan sobre jugadores sin cabreo. Tras perder ante el Amberes tanto los futbolistas como el técnico dijeron que estaban cabreados seguramente para borrar esa imagen que el medio alemán dejó en el ambiente tras perder ante el Madrid y no ver ese punto de orgullo herido.

DAVIDS LLEGÓ EN SU DÍA PARA MORDER; Deco era un centrocampista de altísimo carácter; Stoichkov fichó por el Barça para incorporar mala leche; Puyol simbolizaba (sin faltas) aquello de que el balón dividido no existía.

 

Este Barça buenista parece falto de esa agresividad deportiva que imprime un tono de intimidación a los rivales que hoy no parece estar tan presente como en otras épocas. Así se acaba explicando el partido por partes, no el todo, mientras el Madrid se colocó a siete puntos a la espera de que el Girona cumpla el pronóstico con el Alavés (3×0)  y eleve a nueve la distancia, como en efecto ocurrió.

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