Capsulas de Carreño

En los potreros hay mejores. Por Esteban Jaramillo Osorio.

Por Esteban Jaramillo Osorio

*La Dimayor está obligada a reforzar la calidad del espectáculo, como razón fundamental.

Más de los mismo. Otra dosis de simulaciones, interrupciones, perdida premeditada de tiempo, faltas tácticas como trampa autorizada y matoneo a los árbitros, en tantos casos tolerado por falta de autoridad.  Sobre respeto a las decisiones, algunas figuras saben poco. Que mal se vio por ejemplo Macnelly Torres acosando con gestos y regaños al silbato de turno, Mario Herrera, en el juego del domingo ante Millonarios.

Así empieza la Liga. De fútbol poco, o muy poco.  Bajo el nivel, con aspirantes que no ensamblan por las dudas sobre sus adquisiciones foráneas y el éxodo de los talentos.  Con  el mismo festival tramposo de golpes inexistentes y caídas fingidas, que tienen, como de costumbre, la dosis actoral ridícula de quienes lo protagonizan. Excepción justa, hasta ahora, Medellín, Envigado, Once Caldas y América, que dominan por rendimiento y quieren jugar fútbol.  Por eso el amor desenfrenado de los hinchas a las ligas extranjeras y a los afamados campeonatos de clubes. En ellos, como en los potreros, verdadera cuna de talentos, hay menos trampas.

El torneo se desluce porque en Dimayor el empeño prioritario este año es electoral, con el cuidado a la esencia del juego en un segundo plano. Tanto se había adelantado, respecto a los simuladores, con castigos severos y el escarnio público, pero la tarea quedó a medio camino.

Sin averiar sus estructuras, ni producir enérgicos pronunciamientos pasó el incidente lamentable de la empoderada barra-logística de Nacional, que impidió la celebración del título de Superliga en Medellín. Lavaron las manos los tribunales, con sus discutidos magistrados, sancionando solo una parte de los responsables. Pésimo y deplorable episodio.

Las alusiones a la liga nuestra, sobre alto nivel competitivo, que parecieran ser política de mercadeo fomentada desde los medios adscritos al sistema, no se reflejan en la cancha.

La Dimayor, no solo es la entidad indicada para programar torneos y cuidar sus reglamentos. Está obligada a reforzar la calidad del espectáculo, como razón fundamental. Pero lo que ocurre en las canchas parece importar poco.

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