Capsulas de Carreño

Fuego Interior… Por Ramón Pinilla

 

Foto Comunicaciones @DIM_oficial.



Por Ramón Pinilla

 

*Bobadilla, luego de conquistar la gloria más grande como jugador del rojo y levantar la Liga 2009, ahora quiere endulzar a la prima y alzar la Copa 2019.

Luego de un inicio dubitativo que generó una gran turbulencia en el entorno del equipo, el rojo mostró valor moral para cambiar el panorama. Tras perder toda la credibilidad de su hinchada en un semestre mal confeccionado desde el comienzo, el espíritu deportivo salió a flote y el Poderoso pelea la final de la Copa Colombia.

Aldo Bobadilla debe sentir íntimamente el orgullo de quien cosecha lo que cultivó en un invierno extremo de indiferencias pasadas. En tan solo 60 días ha extraído lo mejor de la huerta y por eso corre por su interior algo así como una enorme sensación y un aire de tranquilidad con el presente del elenco escarlata, a solo 90 minutos de salvar con título a bordo y clasificación a Libertadores, un semestre para parecía dibujado para el rotundo fracaso. Si hay hombres predestinados para contribuir a la historia, al guaraní en Medellín hay que ponerlo en el primer renglón.

En primer lugar, ahora nadie se resiste a su encanto. A su época gloriosa como jugador profesional del equipo rojo, donde consiguió la corona de 2009 con un rendimiento superlativo que lo instaló para siempre en la consideración popular como el mejor portero paraguayo que haya llegado al balompié patrio (hay quienes pensamos que podría integrar una lista top five en nuestro país junto a Carrizo, Falcioni, Delménico y Armani), le suma ahora algo a la leyenda con sus pasos iniciales como técnico, dando señales de manejo de grupo, coherencia deportiva y lecturas de juego.

Su llegada al banco técnico del Poderoso ha servido para mejorar todo tipo de conductas y comportamientos, para virar el presente institucional hacia horizontes muy positivos. Los cambios que hizo, el carácter que le imprimió al equipo, la mentalidad que dispuso y el desarrollo de los torneos desde su llegada, permitieron que se cambiara la tristeza por la ilusión. Y para cómo venía Medellín luego de la salida de Alexis Mendoza, realmente no es poco haber modificado esa percepción.

Con el siempre inspirado Germán Cano como máxima expresión, pero con apoyos fundamentales en Arregui, Moreno, Ricaurte y González, Medellín encontró una línea de juego que le permitió hilvanar varios resultados consecutivos. Las clasificaciones en series de eliminación directa a la final de la Copa Colombia le puso motivaciones extras a un plantel de jugadores golpeados por los resultados pero que fueron encontrando moral para revertir las situaciones adversas que se fueron presentando en el desarrollo del semestre. Las disposiciones técnicas y tácticas del paraguayo Aldo Bobadilla fueron pincelazos certeros para modificar la estructura, airear la titular y motivar al grupo para encontrar equilibrio, funcionamiento y rendimiento.

Todas estas aristas permiten ver a un Medellín, que si bien no le alcanzó para clasificar a cuadrangulares, si lo tiene peleando la final del torneo alterno en Colombia y, tras la igualdad en Cali a dos tantos, con la posibilidad de sumar su segunda corona en este campeonato. No es poco para el panorama que se tenía a finales de agosto y principios de septiembre.

El rojo jugará los 90 minutos finales de la Copa Colombia ante Deportivo Cali. De ganar el título alterno de nuestro balompié entraría a Copa Libertadores de América de 2020. Ni el más ferviente seguidor del rojo llegó a imaginar hace dos meses que esto podía pasar. Cuando salieron las acusaciones en forma de nevera y jeringas. Cuando los dedos señalaban para todos lados. Cuando se ofreció la espalda por la incredulidad de los resultados negativos. Cuando se pensaba ya en 2020 y nadie creía que Bobadilla venía con varita mágica. Hoy el paraguayo cambió la situación, configuró otro presente y los muchachos tienen fe, la hinchada sueña y de por sí, ese es el mayor logro del rojo en el semestre: ser capaces de demostrarse, que eran capaces. Ser autosuficientes y enviar un claro mensaje: no hay que dejar cinco y salir de todos, hay que traer cinco y dejarlos a todos.

Medellín puede escribir este miércoles un capítulo más de sus historias de gloria. Ganar la Copa Colombia ante un Cali frente al cual ya se mostró superior, puede ser más que un premio seco. Puede ser el punto de partida de una época brillante bajo la batuta de alguien privilegiado y reservado para esta novela llamada Independiente Medellín. Bobadilla, luego de conquistar la gloria más grande como jugador del rojo y levantar la Liga 2009, ahora quiere endulzar a la prima y alzar la Copa 2019. Podría ser que el misterio de la seducción lo identifique con sus palabras convincentes y su mensaje transparente. Un tipo que nos ha dejado claro claro que no le es difícil extender el romance con su feligresía.

Esa misma que espera que la Era de Aldo permanezca más allá de los 60 días que está por completar y el panorama le regale hermosas puestas de sol dignas de incrementar el romance sincero y el fuego interior.

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