Capsulas de Carreño

Hinchas y periodistas, el espejo del fútbol (I)

POR WILLIAMS VIERA, desde USA.

 

¡Vuelve la fiesta! Desde 1948, en Colombia, se disputa el campeonato profesional que dejó como primer campeón al Independiente Santa Fe y desde entonces, el fútbol se convirtió en el deporte de multitudes en el que los diarios y la radio, con sus periodistas, tuvieron mucho que ver con su difusión para que el hincha llegase hasta las graderías.

     Aquello está en la historia mientras en este presente de televisión, de portales de Internet y de redes sociales, al Atlético Nacional le tocó celebrar el título 2022-I del torneo que organiza la División Mayor que le significó su estrella 17 mientras su hinchada lo gritó con locura.

¡Que hermoso es el fútbol! Los 20 equipos de la Primera División del fútbol profesional colombiano se alistan para mover la pelota. Y desde ya, los hinchas junto a los periodistas deliran con el espectáculo que se avecina. Cada quien habla, ¡y así lo espera!, que los protagonistas que van a salir al tapete verde estén dispuestos a buscar el resultado desde el arranque con actitud definida en determinación, en combatividad y en salud espiritual mientras que el aficionado, los narradores y los comentaristas se alistan para gritar gol al igual que los periodistas que escriben en los diarios que tienen la ilusión de que cada palabra refleje el sentir de la multitud que se ve en las graderías cuando se levanta, como si tuviese resortes en las nalgas, y el estadio explota de emoción contenida.

    En tales circunstancias, se registran situaciones como las de Ovidio Espinosa.

Los hinchas, en las tribunas, representan el complemento del espectáculo del fútbol mientras los periodistas encienden, con sus palabras, la pasión y la ilusión de la gente como lo hicieron, en su tiempo, Joaquín Marino López y Fernando Franco García. El título, en el inicio de campeonato, es posible por ser un objetivo concreto y tangible. Cada grito es una ofrenda.

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Nació gritando gol

 

Ovidio Espinosa, en el estadio ‘Pascual Guerrero’, con su yerno, Rafael, y su nieto, Samuel, para ver al ‘América que es la pasión de un pueblo y la angustia de un querer’.

La vejez trabaja con sigilo y nadie se da cuenta que uno va perdiendo facultades, pero en el caso de Ovidio Espinosa nada de eso le ocurre a este médico de profesión que tiene 85 años. Sus amigos y allegados, cada vez que lo ven con la camiseta del América, le dicen, “Ovidio, usted en vez de llorar al nacer, nació gritando gol”.

Y la frase es recurrente. Él, en su niñez, escuchaba las historias que contaba un vecino de cuando iba al Estadio Galilea, en el barrio Versalles, en Cali, en donde se habían realizado las Olimpiadas Nacionales, entre el 20 de diciembre de 1928 y el 10 de enero de 1929, con la presencia de 8.000 personas ubicadas en las graderías de madera.

“En ese escenario disputaron América y Deportivo Cali sus primeros partidos”, dijo el médico Espinosa como si hubiese vivido aquella época de cuando los jugadores, en ocasiones, tenían que dejarse empatar para no perder la cerveza y la comida que les ofrecían.

El médico Ovidio, como le dicen en Yumbo, municipio del Valle del Cauca, en donde impulsó la construcción del hospital y en el que fue su director durante muchos años, es esposo de Maybelli Arana, y padre de tres hijas: María Constanza, periodista e hincha de Millonarios; Mónica, fisioterapeuta, especialista en salud pública y seguidora del América; y Andrea, economista y partidaria del Deportivo Cali.

“Si me hubiese tocado darles educación a mis hijas en esta época en el que hay que pagar, por ejemplo, lo leí en El Espectador, que en la Universidad de la Sabana el semestre tiene un valor de 13 millones de pesos para estudiar ‘Comunicación Social y Periodismo’. Entonces multipliquemos esa cifra por 9 semestres de duración que tiene la carrera mencionada. ¿Cuánto se invierte para que un hijo o una hija sea periodista en Colombia? El monto es de 117 millones de pesos, pero lo que ella o él va a recibir por su trabajo, es una risa, digámoslo así, sin ofender, porque antes al periodismo se le consideraba una profesión y las empresas en las que trabajaban los periodistas les pagaban y ahora para sobrevivir reciben cupos de publicidad. ¿Y si no los venden?

Todavía recuerdo un incidente que ocurrió, si no estoy mal, en 1990 entre los periodistas deportivos de Cali y el presidente del América, Juan José Bellini, antes de que él llegara a la Federación Colombiana de Fútbol. El mencionado dirigente señalaba a los periodistas de policías con micrófono y de emboladores por el oficio que desempeñaban”, dijo el médico Ovidio.


El tiempo se detuvo…

 

Ovidio Espinosa y su amor por el ‘América’, a pesar de los años, sigue inalterable desde el primer día que lo vio jugar.

Dicen que en la vejez hay misterio y confusión. Sin embargo, Ovidio al hablar de su América del alma todo está fresco. Es como si el tiempo no hubiese transcurrido ni que existiesen folios de páginas amarillentas, con las arrugas y la palidez que dejan el paso de los años.

“Una vez leí en el diario ‘El Relator’ un escrito del periodista Armando Bohórquez Penagos que lo tenía mi abuela, Rosalbina González viuda de Bejarano, y que heredó mi mamá, Aura. En aquella nota se contaba que José Nasazzi, capitán de la selección uruguaya de 1924, les dio la idea a los nacientes dirigentes del fútbol en Cali, cuando manifestó: ‘Un buen nombre para un equipo es América’…”, les decía el médico Ovidio Espinosa a los pacientes mientras los atendía después de que se enteraba que eran seguidores de ‘La Mechita’ y hoy se los cuenta a los cinco nietos que tiene buscando con ello, quizás, que sean hinchas de los ‘diablos’.

Lo expresado por el médico Ovidio está avalado por la teoría que contó en su época Luis Hernando Lenis, secretario de la delegación de aquel equipo, en una gira de cinco meses por territorio colombiano por allá en 1931.

O vamos a alegar que lo expresado por este médico de profesión graduado en la Universidad del Cauca e hincha del América, ¿no es cierto? Digo, porque en uno de esos recortes que heredó de su abuela, primero, y luego de su progenitora, aparece una publicación de El Gráfico en la que un cronista hizo un comentario: “Los negritos del América parecen unos diablos rojos…”. Aquello, según Lenis, causó una especial impresión y a partir de ese momento el equipo se empezó a vestir, totalmente, de rojo.

Si usted pregunta, en estos días, por el médico Ovidio, su compañera de toda la vida, le contesta: “Está viendo el partido del América. Él no se aburre de escuchar a los periodistas que hablan de su equipo del alma ni a quienes participan en cada uno de los programas deportivos que transmiten por la televisión”.

 

Llena sus horas…

Desde que se inició la pandemia y el consabido encierro para los adultos mayores, la única entretención de Ovidio Espinosa al igual que a un sinnúmero de hinchas como él, los espacios deportivos y la lectura de los diarios les ha servido para llenar sus horas de existencia.

 

El periodista deportivo Armando Bohórquez en la época en que trabajaba en el diario Relator, en Cali.

“Recuerdo la primera vez que asistí al Pascual Guerrero. Tenía 13 años y fue el 3 de julio de 1949. En aquel domingo, Millonarios ganó, 5-4, al América en el marco de la novena fecha, de la primera vuelta, del campeonato colombiano. En mi memoria tengo presente que los goles del América fueron dos de Efraím ‘Caraña’ González, Saulo Flores y Moisés Emilio Reuben, quien era jugador y entrenador. Millonarios convirtió por intermedio de Pedro Cabillón en tres ocasiones, Adolfo Pedernera y Alfredo Castillo. Lo que puedo agregar es que ¡fue un partidazo!”, dijo el médico Ovidio.

En ese entonces ingresaba a la tribuna de occidente sin pagar. La gente lo conocía. Él iba al Pascual Guerrero a pie, desde el barrio Alameda, cada domingo sin los peligros de este tiempo en que da miedo andar por las calles por aquello de los robos que realizan jóvenes que ni trabajan ni estudian, pero sí quieren dinero sin esfuerzo para consumir droga. En aquella época, de domingos en los que se iba al estadio desde las 10 de la mañana por ser el paseo del fin de semana, se permitían ingresar fiambreras para almorzar en las graderías y, lógico, algún aficionado decía que ese niño era su hijo y, por consiguiente, lo dejaban entrar.

Todos los muchachos de aquella época eran por el estilo, no aceptaban las derrotas de la que hablaban los periodistas de la radio como Joaquín Marino López o Fernando Franco García, en sus programas ‘Estadio’ y ‘Gaceta Deportiva’, respectivamente, que se transmitían por La Voz de Cali y Radio El Sol, emisoras del Circuito Todelar de Colombia.

En el tiempo de la pandemia la televisión y sus programas deportivos han sido ‘el pan diario’ de Ovidio Espinosa al igual que el diario El País para enterarse de lo que ocurre con el América.

“A los hinchas del América nos tocó esperar 52 años para celebrar el primer título y durante ese tiempo tuvimos que soportar mucho dolor y un sinnúmero de burlas de las demás hinchadas porque una de esas frases era ‘jugaron como nunca y perdieron como siempre’. Un ejemplo de eso fue la derrota, 3-2, ante Santa Fe, el 6 de noviembre de 1977, en Bogotá. América empezó ganando, 2-0, con anotaciones de Jorge Ramón ‘La Fiera’ Cáceres y Aurelio ‘El Coco’ Pascuttini con lo que clasificaba al hexagonal final. Sin embargo, Santa Fe igualó por intermedio de Rafael Pacheco y Ernesto Díaz”, dijo el médico Ovidio.

Entonces hizo una pausa. Se tomó el café que le habían traído y lo hizo, lentamente, a sorbos, como estaba acostumbrado. Se fijó en el sedimento que había quedado en el fondo de la taza como si quisiera leer el futuro.

“Uno envejece muy rápido mientras los recuerdos duran para siempre. Siempre he pensado que hay gente que deja una marca imborrable en el alma, una huella que nunca puede ser borrada. En el caso de ese partido, Santa Fe-América, por más títulos que mi equipo del alma consiguió después, los hinchas más veteranos del América se lo recordamos a los jóvenes, aquellos que son de la era del celular. Nosotros no olvidamos, como si fuese una marca en el corazón, aquel centro de Leonardo Luis Recupero, pero en especial el gol de Carlos Alberto Pandolfi en el denominado ‘minuto de Dios’ como lo llamaron los diarios de la época”, dijo el médico Ovidio.

 

En los recuerdos del médico Espinosa permanece la transmisión que escuchó del partido entre Santa Fe y América en la que Óscar Restrepo Pérez, conocido como ‘Trapito’, comentaba.

Quienes oían o lean las anteriores palabras se internan en la niebla de las ondas hertzianas hasta ser engullidos por lo que dijo Óscar Restrepo Pérez, aquella tarde, en Todelar: “Expulsado Luis Eduardo Reyes en el último minuto del partido mientras Pedro Nel Ospina, técnico del América, quien reemplazó a Adolfo Pedernera, no tiene nada que hacer en el campo”. Entonces, Hernán Peláez Restrepo agregó: “Queda Pascuttini para alejar el peligro que llegue por arriba hacia el arco de Silvio Quintero” mientras que Pastor Londoño Pasos, como si fuese un escritor de novelas, siguió con la narración: “Estamos en el conteo regresivo. El centro de Recupero, golpe de cabeza, ¡gol de Pandolfi! ¡Gol de oro! ¡Gooollll de cabeza de Pandolfi!”.

Y como buen hincha del América, el médico Ovidio no olvida las tres finales perdidas en la Copa Libertadores y mucho menos la noche del 17 de diciembre de 2012 cuando descendió al infierno de la ‘B’ luego de empatar, 1-1, en el Pascual Guerrero, con Patriotas, equipo que, en la definición, desde el punto penal, se impuso, 4-3, con lo que ascendió a la ‘A’.

“Esa noche, de pie, lloré junto a los 23.000 aficionados que estábamos en el estadio, entre ellos mi nieto, Samuel, y mi yerno, Rafael, esposo de Andrea.  Aquella noche comprobamos, una vez más, que ‘América es la pasión de un pueblo y la angustia de un querer’. La verdad es que ‘La Mechita’ refleja nuestra realidad como género humano: imperfecto, emocional, apasionado, capaz de lograr grandes hazañas y de sufrir inesperadas decepciones. Si revisamos la historia de cada equipo en el mundo, se ven personas que lloran de alegría por un triunfo o por la derrota que nadie esperaba. Algunos acontecimientos son metáforas sobre el instante de un gol o son una gambeta a la razón como ocurría con Víctor Lugo en la época de ese América en que los comentaristas recalcaban: ‘Es pase de gol de Lugo, es penal a Lugo o es gol de Lugo’…”, dijo el médico Ovidio.

En esta época, debido a la edad y a las restricciones ocasionadas por el ‘enemigo invisible’, él ya no va al estadio y su máxima entretención es leer el diario El País y mirar el canal de deportes desde la mañana hasta la noche.

“Miro los programas previos a los partidos que se transmiten. Antes me gozaba las peleas que sostenían Wbeimar Muñoz con José Hugo Illera o Illera con Óscar Rentería Jiménez o cualquiera de los anteriores con César Augusto Londoño. Recientemente he visto a Esteban Jaramillo, pero no puedo olvidar las opiniones de Carlos Antonio Vélez. Él es un hombre preparado en materia futbolística, así a muchos no les guste porque no es una monedita de oro para caerle bien a todos con sus comentarios”, dijo el médico Ovidio, hincha del América.

En ese momento se detuvo y le dio una chupada profunda a uno de los cigarrillos del día al que está acostumbrado. Entonces, soltó una bocanada de humo. En años recientes, sufre de un ataque de tos.

“Siempre he fumado con gusto y en mi época en la que ejercía la medicina, como la ejercen, actualmente, los médicos, lo primero que le prohibimos al paciente es que deje de fumar. Sin embargo, a la hora del descanso, en las afueras del centro hospitalario, el mismo enfermo nos ve a varios profesionales reunidos como si fuéramos, todos juntos, a levitar debido al sopor del mediodía, pero listos a pronunciar un brindis con el humo de nuestros cigarrillos. Por eso, la gente nos dice que ‘predicamos, pero no cumplimos’…”, dijo el médico Ovidio.

 

La anécdota de Villegas…

Rafael Villegas, comentarista de Caracol y ColombiaSports.net, dio a conocer una anécdota del América que le causó un impacto en el médico Espinosa.

Y mientras contaba todo esto para esta crónica, se produjo la eliminación de la Selección Colombia para asistir al Mundial de Catar.

“Sigo sin digerir lo que ocurrió durante el proceso que acabó con la ilusión de nuestro pueblo. En lo particular, lo que sucedió fue un verdadero dolor de patria que nos lleva, en ocasiones, a dejar de comer debido a la tristeza. En esta oportunidad la desazón que sentí fue por Reinaldo Rueda, un hombre de Yumbo, buena gente y mejor persona. Lo conozco, desde niño, él no merecía vivir la experiencia a la que lo llevó un grupo de ‘perfumados’ que se creyeron hijos de Júpiter. Por cierto, recuerdo una anécdota que contó alguna vez el comentarista Rafael Villegas y que se puede aplicar a los jugadores que estuvieron en el combinado patrio”, dijo el médico Ovidio.

    Después de unos minutos en silencio, el médico Ovidio Espinosa, hincha del América, agregó como colofón:

    “Villegas, en una visita al hospital de Yumbo, contó que ‘América luego de perder con Peñarol, en Chile, su tercera final de la Copa Libertadores, vio como el técnico Gabriel Ochoa Uribe le ordenó a un mesero que le llevara dos huevos fritos a Juan Manuel Battaglia. El paraguayo le preguntó al médico por qué le enviaban dos huevos que él no había pedido. Entonces, Ochoa Uribe le respondió: ‘Por los huevos que le faltaron a usted durante el partido’… El apunte referido por el comentarista nos sirve a nosotros, los colombianos, en el caso de la selección eliminada, que a sus integrantes les faltaron huevos o ¿van a decir lo contrario?”.
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Un comentario

  1. Carlos Alberto Lenis

    4 julio, 2022 at 6:30 pm

    POR LA HISTORIA DE WILLIAMS VIERA
    Excelente nota del periodista Williams Viera.
    Carlos Alberto Lenis

    Hincha de Radio
    Cali

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