Capsulas de Carreño

Lio Negro.. Por Jorge Iván Londoño M.

Por Jorge Iván Londoño M.

 

*Frente a los diablos rojos, el técnico encargado ni de fundas debe hacer la alineación filando a los jugadores para que se enumeren. Cada quien en su puesto y PUNTO.

 

Pareciera que para este partido la alineación de Nacional se hubiera hecho igual como se hacen las filas en el ejército, enumerándose del uno al diez, y digo al diez porque el portero no se tiene en cuenta. En esa ruleta, a Muñoz le tocó el rol de marcador de punta, a Helibelton de marcador central, a Mafla al ladito, Cabal córrase un poquito para la izquierda y a Blanco hacer las veces del inolvidable Gustavo Santa. La sorpresa, y no sabemos si Pompilio aprovechó la lejanía del gran jefe, fue la no inclusión de Baldomero desde los himnos.

 

Pero juguemos que a eso vinimos. Nacional tuvo un primer tiempo agradable y aceptable, con jugadas de lujo de Jarlan, oportunidades de gol para Barco que sirvieron para conocerle los sobacos al portero Delgado de Rionegro, buen desempeño de Blanco, vea usté, Candelo entre la rubia y la morena y Ceppelini bien gracias. Por los lados del Rionegro, los jugadores parecían como si estuvieran en misa de pueblo, todos atrás.

 

El gol se logró gracias a una entrada de Muñoz como si se tratara de un toro Miura. La celebración fue sin papayera por respeto a su anterior equipo. Y nos vamos al descanso para los jugadores y al estiramiento de los espectadores, sin importar si somos presentes o ausentes. Eso sí, que no falten   los comentarios de los eruditos en el tema al son de las rosquitas.

 

Arranca el segundo tiempo (menos mal no hay tercero) y Rionegro se le convierte a Nacional en un Lio Negro, porque toma la manija del partido, pone a Nacional contra las cuerdas, Cuadrado comienza a justificar el sueldo, y Nacional se defiende con once más el espíritu de Andrés Escobar, hasta que por fin Pompilio entra en razón e ingresa a Baldomero (más para bien que para mal)  y aunque tarde a  Moreno y Cucchi;  así las cosas,  las aguas que llegaban al cuello, comenzaran a bajar.  Nacional empareja las acciones al mismo ritmo que el caminado de pavo real del árbitro Wilmar Roldan, lento pero seguro.

 

Se ganó sí, pero Nacional perdió el golpe de autoridad del primer tiempo, y dejó que Rionegro en la complementaria lo irrespetara, a punto que por poco logra el empate por la vía de una chilena. ¿Se imaginan?

 

A pesar de haberse logrado la clasificación, hay que seguir acumulando puntos para terminar de primeros y para engordar la reclasificación, porque por ahí, no importa que se dependa de otras variantes, puede haber otra oportunidad de clasificación a la Copa Libertadores escondida dentro de un Niño Jesús.

 

Sigue el eterno clásico frente a los diablos rojos, para el cual el técnico encargado ni de fundas debe hacer la alineación filando a los jugadores para que se enumeren. Cada quien en su puesto y PUNTO. No, mejor tres.

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