Tres puntos son tres puntos y a cuarenta grados tiene su mérito. Rendimiento del 67% en cuatro partidos no es un mal botín. En el primer tiempo, el conjunto aurinegro tomó la iniciativa con velocidad y manejando el esférico. Quiñones, Robayo, Carrascal, Agudelo y Rojas intentaban desembotellar al equipo azul que recurría a los pelotazos. Estrada buscando clarificar jugadas de riesgo, pero se estrellaban en el rival. Ovelar pasaba desapercibido, hasta la jugada de penal que ejecutó impecablemente y la posterior que pegó en el palo le infundieron confianza.
Para el segundo tiempo, Alianza salió con todo a buscar el empate. La defensa y el arquero Vikonis mantuvieron el arco en cero. El rival tampoco atacó de manera contundente. Millonarios quiso manejar el balón con toque y desmarque. Los cambios de Nuñez por Ovelar, Escobar por Agudelo y Silva por Rojas fueron efectivos en la medida que movieron la defensa barranqueña y llevaron presión al equipo local. Silva buscó la jugada de peligro en el área y le resultó penal para que Estrada marcara el segundo gol y cerrara el partido. Discutible la jugada aparatosa de Robayo en el área donde el balón rebotó en el brazo y el árbitro cerca de la jugada no la catalogó como pena máxima.
Con el desgaste por el clima canicular, el equipo embajador se dedicó a tocar el balón y «congelar» el resultado. El equipo apenas se está «engranando» y tenemos que acostumbrarnos a que el técnico Israel y el elenco azul gane partidos por la vía de táctica defensiva y contragolpes y otros porque el rival dejó jugar y se aprovecharon las oportunidades. Contra Jaguares, por nuevos tres puntos.
Albiazul saludo.