Capsulas de Carreño

Mónica Jaramillo, una buena lección universitaria de ética y periodismo.

Mónica Jaramillo, periodista y presentadora de tv y radio, estuvo siempre dispuesta para el diálogo con los estudiantes presentes en el conversatorio de la UPB y Cápsulas. // Foto: Formación Continua UPB.

Por Luis David Obando…

El 29 de noviembre de 2016 Mónica Patricia Jaramillo Giraldo despertó a las 4:30 am, y en ese mismo instante comenzaron las 72 horas más frenéticas y trascendentales de lo que lleva de vida. «Periodísticamente era una antes de eso y otra muy distinta después», dice. Se refiere a su cubrimiento de la tragedia aérea del club brasileño Chapecoense, experiencia que compartió en el tradicional conversatorio mensual de la UPB y Cápsulas.

La periodista de Noticas Caracol y Blu Radio no solo habló, también escuchó y respondió los interrogantes del público asistente. // Foto: Formación Continua UPB.

Cuando Mónica llevaba menos de dos horas dormida la noche anterior, un avión de la empresa boliviana Lamia se estrelló de frente contra el cerro Gordo en La Unión, Antioquia, en su desesperada aproximación, ya sin combustible, al aeropuerto José María Córdova. Aparte de 9 tripulantes, transportaba una delegación compuesta por 68 miembros del Chapecoense y periodistas brasileños, que viajaba a Medellín para cumplir y reportar el juego de ida de la gran final de la Copa Sudamericana 2016.

El primer juego, en Medellín, debería realizarse el 30 de noviembre. Todo presagiaba una fiesta del Atlético Nacional esa fecha en el estadio Atanasio Girardot. Se perfilaba como uno de los cierres de una temporada de ensueño tras coronarse por segunda ocasión campeón de la Copa Libertadores en julio y, por razones de cambio de calendarios, con la última ocasión de ser el único cuadro campeón el mismo año de Libertadores y Sudamericana.

En cambio, la noche del 30 de noviembre fue de luto en el mismo Atanasio. Más de 40.000 personas vestidas de blanco, con flores y velas encendidas en sus manos, en homenaje espontáneo de la hinchada nacionalista al Chapecoense que, en vez de jugar, dejó la vida de la gran mayoría de sus jugadores estrellada en lo alto del cerro Gordo.

Otras 100 mil se quedaron afuera, sin espacio para ver pero sin dejar de participar. Adentro, como presentadora y con el alma en su mano y su voz, estaba Mónica. «Todos estábamos llorando en el estadio», recuerda.

No es «información y ya»

Periodista y presentadora del noticiero del canal Caracol, la madrugada y mañana de Mónica Jaramillo el martes 29 se vivió como una de esas avalanchas que recorren todas las redacciones de medios del mundo cuando se presenta una catástrofe de estas en sus cercanías. De pronto, cuando llevaba miles de líneas leídas, muchísimas conversaciones y otros tantos videos revisados, el director del noticiero, Juan Roberto Vargas, le preguntó que hacía todavía allá, en Bogotá.

Entusiasta y participativa la asistencia al conversatorio UPB – Cápsulas de abril en el auditorio Juan Pablo II. // Foto: Formación Continua UPB.

Sabía lo que eso significaba, y lo siguiente fue volar (!) a casa por alguna muda de ropa y tomar el siguiente avión con rumbo a Medellín. De allí, a prácticamente instalarse en el puesto de mando unificado de las operaciones oficiales de rescate del siniestro, y empezar a vivir en carne propia el dolor que transmitían las imágenes del sitio del accidente, la vorágine de sentimientos con cada carro que salía y volvía, con cada dato que un rato alguien decía y al otro alguien más contradecía…

… la ansiedad multiplicada por mil, cada uno por lo suyo: en su caso, por informar de manera oportuna y veraz sobre lo que estaba ocurriendo. Todo contra reloj, o mejor, a 10 mil por hora. Hasta que se percató de que «la presión del trabajo iba haciendo olvidar la tragedia humana». Esto, como paradoja de lo que por desgracia nunca pudo ocurrir con el avión de Lamia, la aterrizó. «Esto no puede ser entregar información y ya», recapacitó, y eso cambió el chip de su cubrimiento periodístico.

«Somos seres humanos y no podemos pasar por encima de lo que nos está entregando el entorno», dice hoy, 17 meses después, como análisis del aprendizaje logrado. En ese momento se tradujo en «mostrar lo que hay detrás» de los escuetos hechos: para el caso, por un lado el inmenso dolor desde el profundo respeto, y por el otro, la solidaridad que entre los antioqueños y colombianos en general desató el fatal accidente del Chapecoense.

El valor del criterio

«Si uno ve distinto, siente distinto, los resultados son distintos», continúa compartiendo en el conversatorio. Eso fue lo que se permitió entonces y lo que ahora es regla personal y profesional. Porque, como consideró en su momento, «el minuto a minuto no me puede hacer olvidar lo que está pasando».

Juan Carlos Pérez Pérez, jefe de Formación Continua de la UPB; Mónica Jaramillo, periodista y personaje central del conversatorio, y Alfredo Carreño Suárez, director de Cápsulas. // Foto: Formación Continua UPB.

«La línea entre el sensacionalismo y el amarillismo, y la información seria y sensible, es muy delgadita», reflexiona ahora a partir de la más aguda de las prácticas, más allá de las valiosas lecciones de ética de la academia universitaria. Para ilustrarlo, hace alusión a los cientos de decisiones que tuvo (y siempre hay) que tomar en décimas de segundo para decidir si un dato recién conseguido «va o no va», no por censura sino por criterio profesional separador entre el morbo y la información.

Y se podría quedar ahí por horas, contando esas experiencias y un sinfín de anécdotas sobre su vida anterior a Caracol Televisión, a Blu Radio, a CM&, a Telemedellín y Teleantioquia… a su año como Miss Antioquia y la elección como primera princesa en el Reinado de Cartagena. A su decisión de dejar definitivamente las fotos y las pasarelas una vez entregó la corona, para entregarse ella del todo a la pasión que la llena por el oficio periodístico.

También se podrían quedar con ella por horas las decenas de asistentes al auditorio Juan Pablo II de la UPB, donde se realizó el conversatorio. Pero algún día tenía que terminar, y así fue. Salió con el aplauso largo y sincero, y con la compañía de estudiantes que no terminaban de aprovechar el tener a su lado y por completo a su disposición a una periodista de sus quilates. Por eso la charla continuó un rato más, en los pasillos…

… sin afanes, con calidez y una sonrisa siempre dispuesta, así como sus palabras.

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