Capsulas de Carreño

Nacional 3 – Cúcuta 1.. De todo como un buen sancocho (j.i.l.)

Fueron tres de Nacional que se mostró muy superior al Cúcuta. Foto Comunicaciones Atlético Nacional.

Por Jorge Iván Londoño M.
Columnista Cápsulas.

El calor y la ceniza de un fogón de leña, encima una enorme olla de sancocho  y alrededor la sazón de la amistad, fue nuestra bienvenida a los cuadrangulares, que de igual forma comenzaron para Nacional, porque ese partido contra el Cúcuta tuvo de todo como un buen sancocho.

 

El comienzo fue con yuca y papa. Les cayeron bien a los jugadores los días de descanso y de entrenamiento, porque al contrario de los últimos partidos, salieron con otra disposición y con la tónica de poner las condiciones y de mandar en su casa, tan dolorosamente profanada por los motilones en aquel reciente partido para el olvido.

 

El espinazo quedó a cargo del indio Ramirez que en buenahora saco su repertorio, de Cucchi que abrió la cuenta con una sobria “vaselina”, no sin antes haber desperdiciado lo que parecía imposible, de Barcos que le puso el pecho a todos los balones aéreos y nos sorprendió con sus arranconazos finalizando el partido y de Muñoz dueño de un doblete de cabezazos que encumbraron el marcador. El primero fue el moño de un ataque en masa de chócolo y el segundo en un imponente salto luego de un cobro de tiro de esquina expedito como tuétano empujado por el dedo chiquito

 

El equilibrio del sabor que da la mazorca quedó a cargo de  Costa, a quien gratamente vimos en una dimensión desconocida  y de Rovira en su papel de bastión del medio campo

 

No podía faltar el ají picante a cargo de Mafla, que en una mala jugada, en la zona de los sustos, permitió el empate a un minuto  de finalizar la primera parte. Se le abona el geométrico pase para el primer gol y en general su buen desempeño.

 

El Cúcuta se salvó de arepa de una goleada, si no hubiera sido por los desperdicios  de Cucchi y de Candelo que con sus remates por encima del arco mantiene concentrados y en alerta a los ingenieros eléctricos del metro

 

El bocadillo lo puso Jarlan con su prolífico juego, dueño de una gambeta regadora de contrarios y del pase preciso.

 

El caldo lo puso el técnico Osorio, quien lo condimentó con una alineación que ni el mismo esperaba, y que con la salida del equipo dejó  mal sabor, pero que con el transcurrir del partido fue cogiendo gusto y sabor.

 

Todos quedamos repletos y esperando que se repita el sancocho, porque el que sigue es de tiburón

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