Nacional llega a los cuadrangulares con el mismo bajón del semestre pasado, con las llantas bajitas y con problemas serios de carburación, que le han representado en los últimos cinco partidos tres empates y dos derrotas. Foto tomada de @NacionalsPasion.
===
Por Jorge Iván Londoño M.
Columnista Cápsulas – Desde el exterior.
Cuando Nacional, con buena anticipación, fue el primer equipo en clasificar entre los ocho, inclusive siendo el primero en la tabla, y exhibiendo unas calificaciones notables, el técnico Herrera, con justificadas razones, sacó pecho, “volió” el zurriago y dijo en rueda de prensa, “misión cumplida”.
En ese momento algunos periodistas, estudiosos ellos de la normatividad, le criticaron su explícita renuncia para lograr el punto invisible, que se obtenía quedando primero o segundo, punto de oro que a la larga fue logrado por Millonarios y Tolima.
Pero no sólo era ese punto, los dos primeros equipos serían cabeza del grupo A y del grupo B, respectivamente, de ñapa terminarían de locales en la instancia final, y no se enfrentarían entre si, salvo si ambos llegasen a disputar la final. ¡Hágame el favor!
Parece ser que alguien le sopló al oído de Herrera estas gabelas, por lo que posteriormente, en tímidas declaraciones radiales, el «Arriero» dijo que Nacional iría por ese punto. Eso en billar se llama “descachada”.
A muchos inocentes hinchas nos volvió al alma al cuerpo, pues creímos que con la declaración inicial, el equipo se limitaría a cumplir el calendario, pero la retractada, tan de moda en nuestro país, nos ilusionó a seguir viendo el Nacional que en ese momento nos tenía guetes.
Pero cual punto invisible ni que pan caliente. Inmediatamente aparecieron por encanto las rotaciones, los jugadores alternos, que no dieron pie con bola, el cambio del 90% de la nómina inicialista, dizque para mirar comportamientos y alternativas, las lesiones, los descansos, las obras de beneficencia para equipos urgidos de limosnas, la acumulación de las cinco amarillas, lograda a punta de argucias, porque eso si, primero avispados que mensos, y lo peor, cero actitud de los jugadores, esos si conformes con haber logrado la clasificación. De este conformismo malsano se salvan Sebastián Gómez y el portero Mier.
Todo este entramado, fue la cuota inicial para que el equipo se desplomara. De aquel equipo clasificado con anticipación, pasamos al tercer lugar, lo que implicó quedar en el cuadrangular de Millonarios, Junior y Bucaramanga. De aquellas calificaciones con cinco admirado, pasamos a cero raspado, y de llegar con aire en la camiseta terminamos con las medias chupadas. Pero no todo ha de ser malo, el objetivo de Herrera era clasificar, y el objetivo de Gamero era quedar de primero, ambos lo lograron.
Nacional llega a los cuadrangulares con el mismo bajón del semestre pasado, con las llantas bajitas y con problemas serios de carburación, que le han representado en los últimos cinco partidos, 3 empates y 2 perdidos, los de beneficencia, mas clarito… de 15 puntos posibles hizo 3 , le encajaron 4 goles y solamente hizo uno a favor. Con esta carta de presentación, caen rayos y centellas.
Miremos el rendimiento de Millonarios, por pura ociosidad. En los mismos últimos 5 partidos. 3 ganados y 2 empatados, es decir, 11 puntos de 15 posibles, 6 goles a favor y 3 en contra.
Implorémosle a san Luigi Scrosoppi, patrono de los futbolistas, que el técnico Herrera, en la rueda de prensa del último partido que juegue Nacional en estas instancias finales, no se le ocurra decir…..“micción“ cumplida. ¡Santo Dios!
