Capsulas de Carreño

Nada que hacer con este DIM.

CALI. Bastante mal la pasó la defensa del DIM en el Pascual Guerrero, como ha sido la constante, esta vez a la hora de controlar al atacante venezolano Fernando Aristeguieta. Foto @AmericadeCali.

Por María Victoria Zapata B.

Es muy doloroso ver este DIM 2019, vapuleado, derrotado y  sumergido en el abismo de su propia incompetencia. Un DIM   con un presente vergonzoso y un futuro incierto. Golpea durísimo  el sentimiento y lastima  el alma del hincha, castigada sin piedad por un equipo acéfalo  y falto de corazón…

Ver jugar (???) a Independiente Medellín es un suplicio…

Ayer,  mientras veía  jugar al América- el DIM  no fue más que un espectador del compromiso-  recordaba mi columna  del 18 de enero,  “Pretemporada DIM  2019 y una historia repetida”, en la que  expresé, entre otras cosas,   mi inquietud por las gestiones adelantadas en materia de refuerzos  para el presente torneo, la gravísima   y recurrente problemática  de la zaga roja y la carencia de ambiciones de la dirigencia, concretamente su mayor accionista, Raúl Giraldo,   teniendo en cuenta la participación internacional, en fase 2  de Copa Libertadores.

A pesar de  la renovación del contrato al goleador Germán Cano,  y reactivó de manera significativa la venta de abonos,  los refuerzos nunca llenaron las expectativas ni se compadecieron de las necesidades de un equipo  que pedía a gritos jugadores de nivel para su zona de volantes y sector defensivo.

Cada uno de los criterios expuestos en  dicha columna, dio cuenta  de  mi honda preocupación por el DIM, por cuanto  veía en él una nómina liviana, descompensada, vulnerable  y no  concordante con los apremios  del equipo. Conceptué entonces, que no hubo análisis, investigación ni reconocimiento de las dificultades y obligaciones  de Independiente Medellín para la vinculación de nuevos  jugadores. Hoy, casi un mes después, ratifico mi apreciación. Y me sostengo, igualmente,  en que la raíz de todos los males está en una administración cada vez más distanciada de la hinchada en sentimiento y en motivaciones. No hay punto de convergencia entre afición y propietario del  DIM.

Más que  una “oda al pesimismo”   o un “ataque personal” al mayor accionista, Raúl Giraldo, como fue calificada  de manera subjetiva en su momento, la  citada columna  exponía mis inquietudes  respecto de una situación peligrosamente recurrente en el Deportivo Independiente Medellín, no solo en relación con las erróneas  políticas de contratación de jugadores sino, además, con la  perdida credibilidad  del hincha hacia el señor Giraldo.

Hoy, la penosa realidad del DIM nos muestra una escuadra mentalmente débil y deportivamente  endeble. Vulnerable desde su arco, con una zaga y una primera línea de volantes casi inexistentes, también con  una  dirigencia  absorbida por su incompetencia,  un equipo plagado de  vacíos deportivos y anímicos que lo tienen en una alarmante crisis de resultados, y una hinchada desesperada, decepcionada y, literalmente, a punto de explotar.

Infortunadamente,  los siete partidos (dos de Copa y cinco de Liga) jugados en la temporada 2019, la displicencia y bajo rendimiento de los jugadores, la inoperancia de los llamados refuerzos y la carencia de norte por parte del  técnico Octavio Zambrano, son   fiel reflejo de una administración que, desde la obtención del título en el 2016, perdió su rumbo y está sumida en el mismo caos que el DIM muestra en la cancha. No hay organización, no hay planificación, no hay visión, no hay misión, no hay estructura administrativa  para una escuadra con 105 años de historia, no hay proyectos serios ni  aspiraciones de ningún tipo.  Y lo peor, no hay interés alguno de trascender institucionalmente.

Como siempre sucede,  la cuerda se rompe por su punto más débil… seguramente  muy pronto  será despedido el técnico Octavio Zambrano,  quien  esta temporada  se ha equivocado  en muchísimos aspectos, incluyendo la aceptación de los refuerzos que le trajeron. Pero nunca  el mayor accionista asumirá su responsabilidad  directa en la  lamentable situación actual del DIM.   Porque insostenibles  son la apatía colectiva, el bajo rendimiento de los jugadores,  la desorientación del técnico Octavio Zambrano, el paupérrimo nivel de los “refuerzos”. Y más inadmisibles aún, los reiterados yerros directivos  que acabaron con  la credibilidad de la afición roja.

¿Qué hay problemas de fondo?  Es muy   posible. Hoy, algunas horas después de la  debacle en el Pascual Guerrero, abundan las  conjeturas, las especulaciones, los rumores  y una sola  verdad rebelada: el DIM se halla en la oscuridad total. No hay un líder en la sede administrativa, no hay un líder en el banco y no hay un líder en la gramilla.  Nada que hacer con el DIM, reflejo de de la carencia de horizontes  y de la inexistencia de objetivos.

Finalmente, y con un dolor que ya no me cabe en el alma, me hago también partícipe de la campaña que desde anoche adelanta una fracción de la feligresía roja  que  exige cambios drásticos en el Equipo del Pueblo.  Este  amor eterno por el DIM tiene comprensión para los malos partidos, las malas rachas y los malos tiempos. Pero ya no admite más burlas, más humillaciones ni más bofetadas. Nuestra sagrada camiseta y nuestra poderosa pasión MERECEN RESPETO…!
#FueraRaúlGiraldo.
[María Victoria Zapata B.]

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