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Otro empate sin fútbol y sin alma.
- Actualizado: 9 octubre, 2021

MEDELLÍN. Las muy escasas mejorías del equipo en ataque se diluyen en la incapacidad de generación de juego, la consecuente subutilización de los delanteros, en su orden Diber Cambindo, Leonardo Castro, Agustín Vuletich. Foto @Dimayor.
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Por María Victoria Zapata B.
Columnista Cápsulas.
*Con el DIM es imposible sustentar cualquier leve ilusión o esperar cualquier casi imposible milagro.
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Anoche, en el partido de la décimo tercera fecha, el DIM volvió a demostrar, en el Atanasio Girardot y por enésima vez, que es un equipo aniquilado en su fútbol y en su motivación.
Más pobre, vergonzosa y decepcionante no pudo haber sido su presentación ante el Envigado F.C. que, al igual que los demás equipos enfrentados en el presente torneo, también dejó al descubierto todas las carencias y debilidades de un DIM cada vez más tambaleante en sus estructuras administrativa y deportiva.
¿Para qué seguir insistiendo nosotros, los hinchas, con el encendido de una débil llamita de fe en una clasificación que, bien sabemos, se extingue con el pésimo fútbol y la apatía del colectivo rojo en cada una de sus deplorables presentaciones?
Porque las muy escasas mejorías del equipo en ataque se diluyen en la incapacidad de generación de juego, la consecuente subutilización de los delanteros, cualesquiera sean ellos, y en el creciente deterioro de la otrora solvente zaga del DIM.
¿De que sirven los empates en el Atanasio Girardot con Águilas Doradas, Junior, Santa Fe y, ayer, Envigado, si en cada uno de ellos está implícito el poquísimo fútbol rojo, el escaso peso de Independiente Medellín en condición de local y la certeza no de un punto ganado sino de dos más que se pierden?
Es muy duro ver semana a semana un Deportivo Independiente Medellín, como el que igualó anoche con Envigado, que volvió a evidenciar severas flaquezas en su zaga, careció de generación de juego y siguió huérfano en ataque, por cuanto el medio campo no piensa, no produce, no tiene cerebro. El de ayer fue un DIM con unos jugadores que cada vez disminuyen más su ya muy baja curva de rendimiento, con un fútbol que no vislumbra posibilidades de mejoría y que cada vez agota más el sueño de la clasificación.
De este juego ante el cuadro envigadeño, ¿qué habrá por rescatar aparte de los tres infructuosos intentos de Adrián Arregui y su afán por liderar y empujar el equipo en el período complementario? Dudo que haya algo más porque, la verdad, el de la fecha 13, fue un DIM nuevamente sin rumbo, brújula ni alma, que se acerca peligrosamente a su quinta eliminación consecutiva.
Y al margen de los compromisos que le quedan por jugar, – dos ante Atlético Nacional, y los demás ante Deportes Tolima y Deportivo Pereira, también en el estadio Atanasio Girardot, y con Alianza Petrolera, Patriotas y Deportivo Pasto,- la mayor dificultad para el DIM, reitero, no son sus rivales sino su fútbol limitado y carente de todo y su mentalidad desprovista de competitividad.
Por eso, sin importar cuantos o cuales sean los partidos y equipos que faltan por enfrentar en la recta final de la fase clasificatoria en Liga, queda suficientemente claro que con el fútbol actual y el disminuido estado anímico del equipo, difícilmente se encontrarán argumentos para la consecución del paso a cuadrangulares. Ni numérica ni deportivamente. Así, es imposible sustentar cualquier leve ilusión o esperar cualquier casi imposible milagro.
Lo único que nos espera es otra amarga decepción, nada más.
[María Victoria Zapata B.]