Capsulas de Carreño

Puntadas al éxito de Lillo. Por Jorge Alberto Cadavid.


Por Jorge Alberto Cadavid Marín

*Edificando un equipo, para ir recorriendo un camino que nos permita construir una nueva historia . Que se venga el clásico.
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La transición de Rueda a Lillo, fue traumática e intempestiva y le tocó asumir con un cuadro que tenía ausencias importantes y sin refuerzos, éstos llegaron cuando corrían tres o cuatro partidos, era montar un equipo sobre la marcha, sin pretemporada prácticamente.

Inició con derrota ante Sta Fe, y continuó con partidos sin mucha continuidad en el juego, pero con mucha posesión y sin eficacia.

Pero partido a partido ha ido creciendo, ha ido incluyendo las nuevas figuras con buen presente y mejor futuro, por lo que muestran, por lo que insinúan, por su juego.

Y en la mente de Lillo está la rotación y ante Alianza ya lo mostró, al conocer la alineación me generó inquietud, pero el desarrollo del partido me propició satisfacción al ver la respuesta de los dispuestos en el terreno de juego, este imposible ante el caudal lluvioso que azotó la ciudad.

El campo exigía mas esfuerzo físico por su estado, pero otra cosa a favor del Verde fue la respuesta durante todo el transcurso de este, nadie fue inferior, magnífica respuesta.

Lo otro en Lillo es su versatilidad en los planteamientos, hoy cambió los tres en defensa por cuatro, hizo un rombo en la mitad que concentraba el juego por el interior y abandonaba las bandas, pero sus dos centros delanteros eran nutridos de pases que generaban zozobra en el arco rival.

El primer gol llegó de entrada, precisión de Gorka en pase a Ruiz, para remate que le exige rebote al guardavallas visitante y buena posición de Dayro para aprovecharlo y concretar.

Un largo primer tiempo con dominio sin eficacia que se traslada hasta mas de la mitad de la complementaria y la pregunta ¿qué angustia, porque esta supremacía no se refleja en goles?

Pero bastaron los diez minutos finales para convertir el desierto en oasis, fueron minutos de orgía, de golazos, cual de todos mejor, el segundo de Lucumí, o el tercero de Ruiz o el cuarto de Nieto, plenitud, alegría, éxtasis, eso fue lo que quedó.

Viene la conclusión, el fútbol simple de Elustondo, fácil, práctico, como acompaña, como llega. La recuperación de Loaiza y sus pases precisos. La habilidad de Lucumí al principio incómodo en su posición , pero luego confiado y apto. El crecimiento de Nieto, dúctil donde era imposible, socio o aliado de todos, traspirando fútbol.

Dejamos atrás la angustia de ir ganado por un escaso gol y lo convertimos en una bonanza de anotaciones, en un placer de cumplir con amplitud, a dibujar en la cancha la filigrana fina del fútbol bien jugado. Fútbol de posesión y posición.

De la mano de Lillo, edificando un equipo, para ir recorriendo un camino que nos permita construir una nueva historia . Que se venga el clásico.

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