Capsulas de Carreño

«Recibí el llamado de Dios» (Sergio Ramírez)

 

Por Williams Viera, desde USA.

 

 

Muchos años después se conoció que mientras se preparaba para una transmisión desde el estadio Santiago Bernabeu, en Madrid, España, junto a sus compañeros Iván Mejía Álvarez y Óscar Restrepo Pérez, conocido como ‘Trapito’, sintió una sensación extraña, ‘algo’ que no entendió en ese instante, pero era como si él fuera un médium capaz de comunicarse con los espíritus.

Sin embargo, él permaneció en silencio y no dijo nada. Sus compañeros analizaban lo que iba a suceder aquella tarde que con el inexorable sonido del tic tac, se escabulliría en la bruma del recuerdo dejándole sólo las palabras, como si el Apóstol Mateo, le hubiese susurrado el capítulo 22, versículo 14: “Porque muchos son llamados, pero pocos son escogidos”.

Algo sucedió entonces en la mente del hijo de Nicolás y Ana que le hizo entender las enseñanzas del Evangelio de su progenitora, allá, en Sincelejo, capital del departamento de Sucre, en donde nació el 8 de julio de 1955 al igual que sus cinco hermanos. En realidad, Sergio Tulio Ramírez García permanecía en silencio en el palco de transmisión mientras observaba la imponencia de las graderías de aquel estadio en donde el murmullo de los hinchas se elevaba como si fuese un canto místico.

“Por el amor de Dios, ¿qué estoy haciendo? Él nos da todo, pero nosotros ¿qué le damos a cambio?”, le dijo Sergio Ramírez, narrador de fútbol en RCN, en los años 80 de la anterior centuria y con primer lugar en sintonía, a sus compañeros, Iván ‘El Gordo’ Mejía y Oscar ‘Trapito’ Restrepo, cuando, en ese viaje, recorrieron varios países de Europa por carretera y a él se le hizo largo el camino mientras veía sombras nada más, pero presentía que se podía morir en medio de la lluvia que caía.

Sergio Ramírez se había enroscado en el asiento trasero del vehículo en que viajaba junto a sus compañeros y se abandonó al rumor de la lluvia a la espera que el aguacero se disolviera en un sereno helado mientras en la soledad de su alma hablaba con el silencio y creía escuchar a alguien que leía Romanos,  capítulo 11, versículo 29: “Porque los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables”.

Algo sucedió entonces en la mente de Sergio Ramírez. En ese instante no tenía la menor idea de cuanto tiempo durmió, pero las dudas aumentaban con respecto a continuar haciendo lo que hacía en la radio desde la época en que era bachiller del Liceo Carmelo Percy, en Corozal, a finales de los años 60 cuando había iniciado su periplo en Transmisora Sucre, como locutor. En ese entonces anunciaba canciones, daba la hora y leía noticias.

La experiencia adquirida en la radio, en este tiempo le ha servido a Sergio Ramírez como pastor.

 

Empieza el camino

      Nicolás y Ana, padres de Sergio Ramírez, vendían alimentos al por mayor además de ser exportadores de tabaco producido en Los Palmitos, Sucre, cerca de las estribaciones de los Montes de María, a 15 kilómetros de Sincelejo y en donde se resguarda, en su templo parroquial, la imagen del ‘Divino Rostro del Campano’ que apareció en 1933 y que el 3 de enero de cada año se registra la llegada de innumerables peregrinos de diferentes lugares de Colombia y del mundo.

“Nos vamos para una finca en el Magdalena en donde viven unos familiares, pero recuerden que hay que confiar en el Señor con todo nuestro corazón. No hay que apoyarse en nuestro propio entendimiento. Hay que reconocerle en todos nuestros caminos y Él enderezará nuestra senda”, dijo Nicolás a su familia una tarde y les contó que la empresa que con tanto esfuerzo había construido, había sufrido una quiebra económica.

En ese ambiente religioso se crió Sergio Ramírez. La permanencia en la finca del Magdalena fue por poco tiempo y luego toda la familia Ramírez García se trasladó a Barranquilla en donde, el joven Ramírez, reinició su camino de la locución hasta llegar a convertirse en el hombre que durante varias décadas informó y emocionó a la audiencia con su relato nítido, preciso y alegre de los partidos del fútbol profesional colombiano a través de Todelar, Caracol, RCN y en Radio Súper, desde diferentes estadios del mundo por aquello de que estuvo en cuatro mundiales.

“El sello narrativo de Sergio Ramírez fueron las expresiones que le surgían de manera espontánea durante la descripción de la jugada”, dijo Rafael Villegas, comentarista de Cali que laboró junto al consagrado locutor costeño, en 1979, en las instalaciones de RCN cuando estaba en el denominado ‘Palacete de Versalles’.

En esa época la gente caleña disfrutaba, de ese sector, de ‘Dari Frost’, en donde vendían helados tipo estadounidense, y en el que era sitio de reunión de los jóvenes, entre ellos Jairo Chávez Ávila y Roguet Taborda, quienes también eran compañeros de Ramírez.

En la esquina de la calle 23 con Avenida Sexta, entre parasoles, helados de fresa, banana splits y ‘vaca negra’, un batido de helado de vainilla y Coca-Cola, el narrador Sergio Ramírez conoció el ritmo de la salsa con Richie Ray y Bobby Cruz quienes en diciembre se apoderaban del alma de los bailadores cada vez que escuchaban ‘Jala Jala’ o ‘Sonido bestial’ se encendía la rumba sin que nos olvidemos de ‘El mulato’, un ‘boogaloo’, lento al principio, pero al pasar el disco de vinilo de 33 a 45 revoluciones por minuto se encendía la rumba.

“Sergio Ramírez, en ese entonces, debido al título del América el 19 de diciembre de 1979, se volvió un mito viviente de una ciudad distinta, donde todos nos conocíamos y éramos amigos. Sus expresiones impactaban cuando decía, por ejemplo, ‘Camisa 9’, ‘Se metióooo’, ‘buena bola, buena bola’ en el marco de la descripción que hacía el consagrado locutor costeño, Desde la época en que trabajó con nosotros le decíamos con cariño ‘El Pastor’ Sergio. Él nos hablaba de la Biblia para que cada uno de los integrantes del grupo deportivo dejáramos de ser coquetos, de andar con una y otra novia que se presentaba en nuestros caminos que no eran, por supuesto, los caminos de Dios”, dijo Chávez Ávila.


Un tris, hacia atrás

Un aviso de promoción de ‘Los Dueños del Balón’ que se publicó en los diarios de Bogotá. El Espectador, El Tiempo, El Siglo y El Espacio dieron a conocer en una página, aquel proyecto que resultó un éxito para RCN.

Antes de llegar a narrar las incidencias de los juegos que sostenían América y Deportivo Cali en 1979, Sergio Ramírez ya tenía un recorrido radial.

A finales de la década de los años 60,  Augusto Diaz-Granados Illidge, gerente de Caracol y su estación Radio Magdalena, en Santa Marta, llamó a Ramírez para que narrara los partidos del Unión Magdalena.

“Este muchacho va a ser uno de los grandes narradores de Colombia. Así uno no esté en el estadio puede sentir la emoción de la jugada y el momento culminante del fútbol como lo es el clímax del gol”, le dijo Díaz-Granados a Jorge Eliécer Campuzano cuando lo llamó pidiéndole referencias de aquel joven sincelejano que impactaba a nivel nacional cuando se producía un gol desde el estadio Eduardo Santos de Santa Marta.

Campuzano, dueño de la sintonía a través de la Voz de Antioquia, matriz de Caracol en Medellín, viajaba a Bogotá y la gente se preguntaba, a finales de la década del 70, “Ole, ¿quién llega?” Y los compañeros que realizaban el programa deportivo del Combo contaban que “el narrador que estará con nosotros se llama Sergio Ramírez y no tiene ínfulas de estrella. Es un joven que está haciendo camino y merece todo el respaldo de nuestra gente”.

En ese grupo radial estaban Javier Hernández Bonnet, Camilo Sixto Baquero, Néstor Armando Alzate y Carlos Pérez González (q.e.p.d).

En una ocasión Sixto, debido a esos vaivenes de la radio deportiva, integró el Combo de Caracol Cali y en un día especial, durante una reunión, también había lugar para las infidencias. Se contaban diferentes vivencias, pero en medio de aquellas charlas se conoció que “Sergio Ramírez al llegar a Medellín sólo tomaba agua. Una vez Pérez González le preguntó, ‘Sergio, ¿todo bien? Si necesita cualquier cosa, me dice. Estoy ahí con los demás muchachos. No se preocupe que la gente ya le dio la bendición”.

Ramírez, de acuerdo con Sixto, respondió: “Sí, todo bien Carlos. Quédese tranquilo. Gracias a la voluntad divina y al equipo periodístico que me acompaña llegaremos a tener una gran sintonía por largo rato en Medellín y en sus alrededores”.

Y siendo amo y señor de la sintonía en Antioquia, Sergio Ramírez decidió trasladarse a Cali, a trabajar en RCN.

En Cali, Ramírez, debido a que no conocía la ciudad, en ocasiones era transportado en una moto Yamaha que tenía Rafael Villegas, uno de sus comentaristas.

Entonces, Villegas vio la necesidad de comprar carro y visitó a Enrique Avilán (q.e.p.d.) que en aquel tiempo era gerente de una agencia de compra y venta de vehículos usados, pero él, los fines de semana, hablaba de toros en Radio Súper y escribía una columna taurina o una de golf en ‘Occidente’ hasta que la trasladó al diario ‘El Tiempo’ en la época en que estaba Alejandro Moya de editor en Cali.

“Enrique, necesito un carro. Te dejo mi moto de cuota inicial”, dijo Villegas.

El negocio lo aprobó Avilán, pero Villegas, en ese instante, no se llevó el vehículo, un jeep Suzuki, de tres pistones en su motor y de color verde, pero volvió cuatro días después acompañado de Ramírez.

“Narrador, ahora sí vamos a poder andar por Cali. Hice un curso rápido de conducción”, dijo Villegas. El rostro de susto de Ramírez todavía sigue en la memoria de Luz Stella, quien era secretaria de aquella concesionaria, ubicada en la carrera 8 con calle 24.

Después de muchos años, tal vez hoy, Ramírez se está enterando que Villegas, ese día, sólo tenía licencia para manejar moto. Nunca había estado al frente de la dirección de un vehículo automotriz.

Sergio Ramírez, ‘El Mundialista’, en su época de narrador deportivo.


La consagración

 Después de aquel susto, el camino de la vida llevó a Sergio Ramírez a Bogotá y en Radio Súper empezó a trabajar lo que le daría la sintonía capitalina. El grupo de ese equipo de analistas, comentaristas, animadores de tribuna y periodistas era comandado por Óscar Restrepo Pérez.

“En Súper se registró un problema con Pastor Londoño y Sergio fue contratado por la Cadena de los Pava aunque él seguía ligado a RCN-Cali. Iba a debutar en el juego de la eliminatoria Colombia y Perú, el 16 de agosto de 1981, en el estadio ‘Nemesio Camacho El Campín’. En aquella tarde de domingo, el seleccionado nacional, dirigido por Carlos Bilardo, perdió, 2-0, con anotaciones de Gerónimo Barbadillo, a los 7 minutos, y Julio César Uribe, a los 25”, contaría Restrepo, tiempo después.

El debut de Ramírez con la camiseta de Súper se registró, de acuerdo con abuelos y abuelas que asisten al Atanasio Girardot en un juego Nacional-Millonarios y en aquella ocasión llegaron a decir, “¿Sabés, hombre Ernesto? No te olvides de llevar el radio. Narra Sergio Ramírez, pero por Súper”; pero ellos también echaban pullas. “¡Ay, sí sos, él es muy respetuoso en su narración”.

El Pastor Sergio Ramírez en su emisora de Barranquilla en la que da a conocer La Palabra de Dios. A él lo conocen como el Apóstol.’

El salto

    Debido a las virtudes de Sergio Ramírez, alcanzó niveles de sintonía en el país de manera insospechada. Entonces, RCN lo llamó de nuevo y el 1 de septiembre de 1982 empieza a trabajar en el proyecto llamado ‘Los Dueños del Balón’ junto a Restrepo Pérez e Iván Mejía y 14 personas más, quienes se pasearon muy felices en el área metropolitana de Bogotá y en el El Campín debido a que acaparaban la atención de los oyentes en una época en que los transistores eran el elemento primordial cuando se asistía a las graderías de los estadios.

Nadie quería perderse el menor detalle de una narración. Y en el caso de Sergio Ramírez sus relatos siempre eran alegres, estaba encima del balón y junto a la jugada con un tono de voz que, como decían las mujeres en el estadio, “enamoraba al aficionado, pero en el momento del gol no desentonaba a pesar que producía altísimos decibeles”.

El éxito le brillaba al personaje de esta historia hasta que en 1989 sintió ‘algo’ que en ese instante no entendió. Él comandaba con lujo de detalles sus relatos que tenían el respaldo de ‘Los Dueños del Balón’ en las transmisiones locales, nacionales e internacionales de Copas América, de Libertadores y de acompañamientos a Selecciones Nacionales en Europa y en otros continentes. Y justo, cuando Colombia, dirigida por Francisco Maturana, regresaba a un Mundial después de 28 años, Ramírez presentó su carta de renuncia, meses antes de Italia-90, pero aquella misiva, según lo dijo él, permaneció durante varios meses en un cajón del escritorio del jefe de personal de RCN en aquel entonces.

“Todavía me sigo preguntando, ¿por qué se fue Sergio Ramírez de RCN y luego apareció en Caracol?”, dijo Restrepo Pérez, años después.

 

Una testimonio inolvidable

Mientras todos se hacían interrogantes con respecto a Sergio Ramírez, él continuaba haciendo su vida.

En la madrugada del 22 de agosto de 1993, en Asunción, en el hotel en que estaba alojada la Selección Colombia con motivo de su enfrentamiento con su similar de Paraguay, correspondiente a las eliminatorias del Mundial de Estados Unidos-94, Francisco Maturana llama al narrador Sergio Ramírez, quien para el grupo de convocados, él era una especie de guía espiritual.

“No sabemos qué hacer, Sergio. Tenemos un problema con Freddy Rincón. Él no quiere jugar. Vaya hasta el bar del hotel, Freddy se encuentra ahí y ya son las tres de la mañana”, le dijo Maturana a Ramírez, quien estaba trabajando en Caracol-Barranquilla.

Ramírez abordó el ascensor del hotel y bajó hasta el bar. Ahí estaba Rincón.

“¿Qué sucede, Freddy? Ya es de madrugada y a las tres de la tarde juega Colombia. ¿Me puedo sentar?”, le dijo Ramírez, pero el jugador no le respondió sino diez minutos después.

“Escúcheme bien, ‘Mundi’. No sé qué hago aquí. Tengo un hermano que está perdido en la droga. Me ha volteado tres tracto-mulas. Es mi hermano mayor. No sé si usted lo sabe, quedé huérfano a la edad de 5 años de edad y él, Ignacio, fue como mi padre. Estoy reventado. ¿Qué hago aquí? ¡No voy a jugar!”, dijo Rincón.

“Mira, hermano. Tengo un hogar en Barranquilla en el que hacemos reaccionar a los drogadictos. Me llevas a Ignacio cuando regresemos de Asunción y yo me encargo de él. En seis u ocho meses vamos a tener a otro Ignacio”, dijo Ramírez.

“¿De verdad, ‘Mundi’?”.

“Le doy mi palabra, pero es hora de que vaya a dormir”, respondió Ramírez.

Rincón, en aquella madrugada, no alcanzó a llegar al cuarto del hotel y se quedó dormido en la alfombra mientras Ramírez le hacía una oración. En el partido de aquella tarde, Freddy Rincón anotó el gol de Colombia en el empate, 1-1, ante los paraguayos.

En tanto, Ignacio Rincón es actualmente un pastor en Buenaventura, Valle del Cauca.

Las palabras sobran. La gente le cree al otrora narrador deportivo Sergio Ramírez quien se convirtió en un apóstol para sus seguidores.

Quería estar cerca

Pero antes de retirarse de la radio comercial, ‘El Mundialista’ Sergio Ramírez fue narrador de Caracol en ‘La Arenosa’ entre 1992 y 1996 y después regresó a Bogotá en donde trabajó en Todelar con Darío Ángel Rodríguez para terminar dedicándose a su vida religiosa en su emisora Radio Minuto 1520 am en Barranquilla.

“Me sentía vacío en el alma y después del llamado de Dios, entendí que tenía la necesidad de estar más cerca de la gente, a la que me urgía servir y ahora lo hago desde otro escenario”, dijo el otrora narrador deportivo, quien no deja de ver los partidos de fútbol. ¿Estará en el Mundial de Catar como aficionado o narrando?

Sergio Ramírez después de retirarse de la narración deportiva se dedicó a estudiar y se convirtió en médico que solo puede ejercer en Estados Unidos por tener licencia; en abogado que puede trabajar en Colombia y en tecnólogo en redes de comunicación interconectadas.

Después de mucho tiempo, Ramírez encontró su verdadero camino luego de aquel llamado. Y lo mejor de todo es que la gente le cree. El Evangelio le ocupa todo el tiempo debido a su fe cristiana.

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