Capsulas de Carreño

Roosevelt y su tarjeta verde (Pablo Arbeláez Restrepo)

Roosevelt Castro, el árbitro, como central en el Atanasio Girardot. El creador de la tarjeta verde, creada para estimular el juego limpio. Foto cortesía.

Roosevelt Castro, el árbitro, como central en el Atanasio Girardot. El creador de la tarjeta verde, creada para estimular el juego limpio. Foto cortesía.

Por Pablo Arbeláez Restrepo
Hace 28 años estaba ahí servida y siempre omnipresente.

La tarjeta verde, esa que se ideó el árbitro y periodista tolimense Roosevelt Castro Bohórquez, demoró casi tres décadas en ser reconocida y eso que el punto de inflexión llegó finalmente del fútbol italiano de la segunda división.

Hoy, a los 56 años, quien se siente paisa por adopción, respira el alivio del inventor, aquel que da cierto fresco de saber que su creación fue finalmente acogida por el deporte que ha acompañado bien en su papel de árbitro, pedagogo, periodista, comentarista e hincha.

Y para llegar al reconocimiento de la tarjeta tuvieron que pasar muchas cosas en la vida del hijo de un técnico agrícola, que después de trasegar por varios pueblos cafeteros de Antioquia, se afincó finalmente con su familia en la capital antioqueña cerca del estadio Atanasio Girardot.

«He realizado tantas cosas en la vida, que he hecho hasta el ridículo», cuenta el comunicador social-periodista, quien en sus años mozos se disfrazaba de payaso, para hacerle la vida más entretenida a los niños, en funciones circenses que se premiaban con unas monedas, esas que Roosevelt convertía en mercados para los hogares más necesitados.

A la par de la filantropía, nació en el amor por el arbitraje, profesión que aprendió a querer y respetar bajo la conducción de los instructores Gonzalo Valderrama y Octavio Sierra, quienes fueron algunos de sus profesores en la Liga Antioqueña de Fútbol.

El que fuera el payaso Corazoncito, comprendió en las canchas que los valores de la vida se debían resaltar en medio de la cotejación y la rivalidad. Primero surgió la tarjeta con la imagen del Divino Niño, pero por respeto a la diversidad de credos, decidió acompañar la cartulina verde con: «Yo amo, tolero, respeto a mi Adversario y contribuyo con el juego limpio», además del logo de la FIFA Fair Play, tan discutido hoy en día.

Esto como su gran aporte al balompié, además de su papel como periodista repleto de humor, con sus iniciativas periodísticas traducidas en la picaresca del despelote deportivo y la pelotera deportiva. Pero la tarjeta verde, esa que les regala a los jugadores en cada partido que dirige, es la que verdaderamente ha marcado el devenir arbitral de este hombre que es todo corazón.

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