Capsulas de Carreño

Una  derrota más en el clásico: ¿Valdrá la pena el sacrificio? (mvz)

El argentino Federico Laurito y el primer juego como inicialista en el DIM. Pobre balance defensivo y ofensivo. Foto @DIM_oficial.

Por María Victoria Zapata B.
Columnista Cápsulas.

 

*Nunca será fácil digerir   la derrota  ante el rival de plaza, y  la del Deportivo Independiente Medellín en el clásico  303, que se jugó  ayer, no fue la excepción.

Tampoco  hay disculpa  para este nuevo revés  en el campeonato, el tercero en seis jornadas. Y también el tercer descalabro consecutivo en clásicos.  El 2-5  y el 1-4  del campeonato inmediatamente anterior siguen vivos y lacerantes  en la memoria del hincha rojo.

Ni siquiera la nómina suplente  con la que el DIM encaró  el  juego anoche  excusa  esta derrota, que duele  y preocupa demasiado.

Ni  la inmediatez  e importancia del partido de vuelta en Copa Libertadores, ante Atlético Tucumán en territorio argentino,  el martes próximo, y la  defensa  cerrada de una ventaja mínima para el Equipo del Pueblo,  sirven de paliativo a un fútbol rojo que anoche  reafirmó  las certezas  de los errores cometidos  con los últimos refuerzos,  de la cortedad de la nómina y  su liviandad  en algunos sectores    y de  la cercanía, cada vez mayor,   con el fracasos  repetidos   de  los últimos años.

No fue esa nómina inicial conformada  por  jugadores cuyo fútbol no les alcanza ni para ser suplentes a algunos de ellos, la que nos golpeó con saña.  Fue  ver ese equipo  acéfalo, desordenado, con protuberantes grietas defensivas y sin definición. Ese  nuevo experimento rojo que está a punto de explotar y dejar a su paso otra estela de frustraciones  y desengaños.

Ayer, el DIM fue  vencido  por un Atlético Nacional  que lo superó  de principio a fin.  En este  doloroso  1-3  lo poco rescatable se observó en  el ascenso  en el nivel de juego del arquero Andrés Mosquera Marmolejo, en la mejoría de Javier Reina y en el despliegue  técnico del juvenil Juan David Mosquera.  No cuentan  las opciones de Castro y Laurito. Cuentan los goles de  Diego  Braghieri y  Jefferson Duque (dos), en los  minutos 23, 45+2  y 56,  y cuenta, igualmente, un fútbol que, no obstante sus deficiencias defensivas,  tuvo su núcleo  en la gestión de  Jarlan Barrera, Jefferson Duque y Vladimir Hernández  y, fundamentalmente, en la efectividad de sus jugadores,  en contraposición con  tres goles en contra – pudieron ser más-   que le pasaron cuenta de cobro a la  pasividad de la zaga roja,  a la prolongada incapacidad del ayer capitán, Hernán Pertuz, a la orfandad  de Javier Reina en mitad de campo,  a  la carencia de definición que se extendió también a los atacantes  Leonardo Castro y Federico Laurito y, sobre todo, a la cortedad  de una nómina que no tiene  ni  onceno titular completo   ni  una suplencia confiable.

Con un equipo  en contravía de las   necesidades  del  compromiso, el DIM rifó el decoro y orgullo que hacen de los clásicos unos partidos especiales  y diferentes  y  los perdió…por tercera vez consecutiva. Poco  importaron las humillantes presentaciones de los dos que le antecedieron ni   tampoco el acompañamiento de la hinchada roja  ayer en la tribuna. Saltó al gramado del Atanasio Girardot con una  nómina  que, muchos hinchas temíamos, no  iba a  dar la medida ante el cuadro verde. Y no la dio. Solo aguantó 23 minutos. El primer gol  nacionalista  desnudó todas sus dificultades, deficiencias  y limitaciones.

 

Mucho que ganar y mucho que perder

 En aras, del incentivo económico que otorgaría   un buen resultado ante Atlético Tucumán y la consecuente clasificación a la fase de grupos en Copa Libertadores, el técnico Aldo Bobadilla sacrificó los ingredientes emocionales  de un clásico, más tres puntos que valen oro,  en ese atípico campeonato colombiano 2.020. Una apuesta comprensible solo hasta cierto punto.

Una apuesta en la  que se sumarían varios  llamativos juegos  internacionales  pero también en la que habrá mucho que perder, en caso de no cumplirse el objetivo.  Porque  en medio del fracaso,  se agudizaría  una crisis de credibilidad   que tiene asiento en la sede administrativa del DIM desde  temporadas atrás,  el grave problema de nómina que quedó temporalmente oculto por  el bonito  espectáculo  brindado por el DIM  en los  ya casi lejanos triunfos ante Patriotas, Águilas Doradas y Deportivo Táchira, en el primer juego de Copa, y el posible deterioro de la imagen del orientador rojo  en virtud de su aceptación tácita del desmantelamiento del equipo, de la contratación de unos refuerzos que no dieron la talla y de la realización de una serie de experimentos tan inútiles como nocivos para Independiente  Medellín, en materia de resultados.

Lo más preocupante de todo es que el DIM viene de más a menos.  Dos victorias (Patriotas y Águilas Doradas) un empate (Deportes Tolima) y tres derrotas  (Junior, América y Nacional), un fútbol que cada vez se desdibuja más  y la  décimo cuarta posición  en la tabla son indicios bastante inquietantes.

Teniendo en cuenta que había tanto por ganar y tanto por perder, ¿Por qué no se equilibró la balanza con la nómina que enfrentaría a Nacional en el clásico 303?  ¿Por qué no se jugó con un equipo mixto?

¿Por qué la dirigencia roja  no  solicitó el aplazamiento del partido?

Si  la prioridad del DIM en Copa Libertadores es netamente económica, ¿valdrán  la pena el sacrificio y los ensayos?  El martes tendremos la respuesta.

Quiera Dios que el DIM retome su rumbo, que encuentre el camino del fútbol y los goles, que deje atrás esta seguidilla de  deplorables presentaciones y paupérrimos resultados, que  no ahorre una gota de sudor ante Atlético Tucumán y que deje el alma en la gramilla del  Monumental José Fierro.

La expectativa, toda,  se centra  en el juego del próximo  martes.

El descontento y el dolor   están por ahora  represados…

Por ello, cierro mi columna  con una frase del  periodista Juan Felipe Cadavid,  que  materializa el sentimiento  e impotencia del hincha poderoso  y la inquietante realidad del DIM:

“La presión para el DIM no era hoy, la pospuso para el martes… La goleada de hoy no tendrá repercusiones si clasifica en Argentina, de lo contrario activará la memoria del hincha”

[María Victoria Zapata B.]

 

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