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- Updated: 20 febrero, 2025
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Protagonista: José Orlando Ascencio Wilches.
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Subeditor de Deportes del diario El Tiempo, desde 2006.
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Su primer editor fue Romero, conocido como ‘Gallito’.
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Sus primeros compañeros: Liliana Salazar, Gabriel Meluk, Rodrigo Morales, Eduard Soto, Sandra Ardila y Juan Pablo Machado.
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Ha conseguido cinco galardones de periodismo. El primero, Premio a la Divulgación de Fedegolf en el 2003. El último, Premio de Periodismo Deportivo Fabio Poveda Márquez en el 2023.
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José Orlando Ascencio Velásquez y María del Carmen Wilches, padres orgullos del grado de comunicador de su hijo, José Orlando Ascencio Wilches, el 15 de junio de 1994. Y desde entonces, muchos años han transcurrido…
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POR WILLIAMS VIERA desde USA.
Columnista Cápsulas.
Ha pasado treinta años en un escritorio, redactando, antes, en una máquina de escribir y, ahora, en el teclado de una computadora con ‘la fuerza del corazón’, como dice la canción de Alejandro Sanz.
Durante ese tiempo ha tenido tristes desengaños, se arrancó su primera cana mientras en la sala de redacción de El Tiempo, en Bogotá, sus compañeros le vieron cómo se le caía el cabello por la experiencia adquirida que le quitaba una a una todas sus ilusiones, sin que él, José Orlando Ascencio, subeditor de Deportes desde 2006, se diese cuenta.
¿HiSTORIAS?
Así es la vida. Al menos, de esa forma, lo expresaría el poeta antioqueño Francisco de Asís León Bogislao de Greiff Häusler, mejor conocido como León de Greiff, quien, en una ocasión, muerto de la erre, dijo en Cali, que era hincha del Medellín y por ello había escrito el poema, “Juego mi vida, cambio mi vida / Y la juego o la cambio por el más infantil espejismo…”.
Y desde entonces, cada quien tiene las cartas marcadas. ¿Historias? Una cosa es contarlas, otra vivirlas, señores. O, sino que lo diga su primer editor Gabriel Romero, conocido como ‘Gallito’, quien con el talento para imitar voces parodiaba al imberbe Ascencio sin que fuese un acoso psicológico por lo que la sala de redacción, encabezada por don Hernando Santos, soltaba al unísono una carcajada acompañada de “este es mucho gallo” y la misma servía para recordar que el editor de deportes imitaba al director del diario en un acto de burla que era aplaudido por todos.
En esa época el joven Ascencio lleno de ilusiones estaba junto a Liliana Salazar, Gabriel Meluk, Rodrigo Morales, Eduard Soto, Sandra Ardila y Juan Pablo Machado. Ellos y ellas, capaces de transgredir algunas reglas religiosas, querían secarle todas sus creencias.
Y sin que lo haya dicho para esta nota periodística, todavía está convencido de que existe “un Dios incomprensible” y que “la vida es un sueño”.
Por lo tanto, hay que recordar que la primera frase está escrita en la Biblia mientras la segunda la dijo Pedro Calderón de la Barca, escritor y sacerdote español, en el siglo XVII.

Junto a Carlos ‘El Pibe’ Valderrama en la redacción de El Tiempo y el profesor Luis Fernando Montoya en Yokohama (Japón) en diciembre de 2004 cuando José Orlando Ascencio, como enviado especial, tuvo el privilegio de comentar el empate, 0-0, ante el FC Porto de Portugal y la definición por penales que ganó el equipo europeo 8-7 luego de 120’.
A RATOS…
Después de permanecer tanto tiempo sentado al frente del monitor del computador, José Orlando Ascencio ha conseguido cinco galardones de periodismo: Premio a la Divulgación de Fedegolf en el 2003, Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en el 2009, Premio Nacional de Periodismo Acord en el 2016, Premio Gacetas de Colombia en el 2021 y Premio de Periodismo Deportivo Fabio Poveda Márquez en el 2023.
Ascencio, también, le ha dedicado algunos ratos a escribir libros y todos relacionados con el deporte de multitudes: “¡Jueguen, muchachos!”; “Los mejores técnicos del fútbol colombiano”; y “Contra todo pronóstico”.
Y como la vida es corta, se juntó con Mauricio Silva, Gabriel Meluk y Federico Arango para contar en detalle la proeza de la Selección Colombia que clasificó al Mundial de Brasil 2014 y por ello, ese libro, se tituló: “Así volvimos al Mundial”; pero tampoco podemos olvidar en el que también participó en la elaboración del “Mundialazo” con los Gabriel, Briceño y Meluk, Jenny Gámez y Estewil Quesada, personal enviado por el diario El Tiempo a cubrir ese certamen en la tierra de la samba.
MUY PERSONAL…
No sabemos si en el momento en que José Orlando Ascencio nos remitió, desde su teléfono inteligente, a las 10:51 de la noche, un audio de 4 minutos y 42 segundos por WhatsApp, estaba observando, obviamente, en Bogotá, las sombras del lugar en donde vive, sentado en un diván, de aquellos que utilizan los psicoanalistas en sus consultorios.
O, en una de esas, estaba reuniendo libros, revistas y recortes. Los repasaba después de enviar el mensaje. Tal vez parte de ese repaso sería para escribir sus propias experiencias.
La grabación nos permite tener una pequeña referencia del personaje aludido mientras su voz de locutor da la idea de cómo está el mundo por aquello de los ‘influencer’ que es un anglicismo. Entonces, en vez de utilizar el término anterior hay que emplear ‘los influyentes’ en redes sociales, quienes son capaces de vender un detergente a través de la sotana del color blanco nuclear que siempre lleva puesta el papa Francisco.
Por lo tanto, dejemos que Ascencio nos diga:
- “Me gusta mucho el cine. Hay películas que he visto hasta seis veces. Entre ellas recuerdo ‘En busca de la felicidad’, ‘El niño del pijama de rayas’ y ‘El pianista’, dirigida por Román Polanski, que trata de un judío polaco que lucha por sobrevivir en Varsovia debido a la invasión nazi”.
- “Leo mucho, sobre todo novelas. Y escojo ‘Todos los nombres’ del portugués y Nobel José Saramago que es un relato de aventuras; y ‘El tambor de hojalata’ del premio Nobel alemán Günter Grass que es un drama bélico de humor negro”.
- “Soy vallenatero y salsero, no me gusta el reguetón… La música, en muchas ocasiones, lo hacen pensar a uno en el amor. Por eso, desde niño, me marcó ‘Lleno de ti’, canción del Binomio de Oro y un aparte de su letra dice… ‘Te metiste en mi / Como la luz del bello sol naciente atraviesa el cristal / Como la sombra que besa las olas sin herir su piel’…”.
- “Son muchas las noticias escritas en los 30 años que llevo en El Tiempo y las mismas se le pegan a uno en la piel. Y justamente una que me marcó fue la muerte del jugador Albeiro ‘El Palomo’ Usuriaga, quien recibió 13 disparos en su barrio, 12 de octubre, en la noche del 11 de febrero de 2004”.
- “La vida lo lleva a uno por caminos que ni siquiera se piensa. En lo particular me ocurrió. Quería hacer radio y terminé escribiendo de deportes. Me inicié haciendo notas de carros y de tránsito. La oportunidad me llegó por intermedio de ‘Gallito’ Romero sin olvidarme de Germán Blanco ni de Gabriel Meluk, amigo y compañero en estas lides”.
- “Nadie sabe la nostalgia que un periodista puede sentir en el momento que le dicen que el edificio en el que lleva, al menos en mi caso, 30 años lo van a demoler. Ahí estuve en todos los niveles. Ese lugar ha sido mi casa…”.
- Es una especie de canto, en tiempo y espacio, a la existencia de un periodista que puede ser usted si se hubiese subido al mismo tren con los mismos zapatos. Todo es aleatorio y circunstancial en esta vida como una broma que nos marca de improviso.
Y el rostro de la nostalgia. Poco a poco derriban el edificio de El Tiempo. Y en esas instalaciones, Ascencio ha vivido las diferentes etapas del género humano como periodista.