Capsulas de Carreño

A River lo traicionó la vocación ofensiva. (a.g.v.)

LIMA. Duelo intenso, cuerpo a cuerpo, un par de descuidos de River por querer siempre atacar y Flamengo alzó la Libertadores. Foto Alexandre Vidal / Flamengo.


Por Alexis García Vega.
Columnista Cápsulas.

 

*Flamengo ganó sin merecerlo. Así es este mágico juego, así son las finales, no se juegan se ganan.

Las finales tienen los elementos necesarios para provocar todos los sentimientos que mueven a un ser humano, desde los extremos que revuelven su estado anímico, desde el estrés de la incertidumbre en la previa del partido hasta la decepción o la alegría al final de este.

Dicen que las finales no se juegan, las finales se ganan. Refrán futbolero que aplicó perfectamente el Flamengo, en un partido de fútbol que mostró a un River superior.

El onceno Argentino manejó el juego desde la seguridad que siempre le ha dado Franco Armani, un portero que desde que regresó a su país natal para defender los colores del conjunto millonario le permitió a su estupendo entrenador, Marcelo Gallardo, dormir la noche completa, sin sobresaltos ni pesadillas.

Respaldado por Pinola, una especie de Kamikaze que se juega la vida en cada pelota, su sola apariencia genera respeto y yo diría que temor en los rivales, es el comandante en la cancha de compañeros como Montiel, Martínez Cuartas que contagiados con su valentía secundan perfectamente la guardia de su portería.

En el medio , el caudillo, el jefe, el líderazgo lo ejecuta Enzo Pérez, un combustible, que alimenta los ataques del equipo de manera incesante, sin pausa, sin claudicaciones, sin miedos, un equipo supremamente valiente diría yo.

Fernández, con su despliegue y  De la Cruz, un generoso extremo Uruguayo, lleno de garra y de fútbol, secundan perfectamente cada uno de los ataques del equipo con mas vocación ofensiva de Suramérica, apoyados en la zona delantera del generoso jugador Colombiano, Santos Borré, que no sabe de claudicaciones y que terminó encontrando el agujero que le permitió el primer gol, conociendo  los conflictos defensivos del rival.

La victoria parecía inminente, River no sacó el pie del acelerador, fue vertiginoso, no creyó en la pausa, ni en la especulación, con Quinterito en el banco, prefirió ingresar a Pratto mas delanteros y jugarse por otro gol, ganar sin riesgo es una pobre victoria pensaría Gallardo.

Mientras tanto Flamenco escudriñando en los rincones de su historia, ingresó al veteranísimo Diego, para meter una inyección de historia, que terminó levantando la moral del equipo y refrescando la memoria de jóvenes como Bruno Henrique, un portento imparable, Ribeiro un pequeño gigante, las ganas de Arrascaeta, la entrega de Arao,  y de Gerson y la efectividad de un Killer espectacular, una fiera del gol Gabi Gol, que terminó resolviendo el partido sobre el final., con dos golazos.

Flamengo ganó sin merecerlo, esto es este juego de incertidumbre, aprovechó los detalles, no ganó siendo el mejor, a River lo traicionó la vocación ofensiva, la falta de pausa que genera las condiciones necesarias para aprovechar los momentos, Quintero pudo ser una solución.

Ganó un equipo poderoso, que invirtió sin miseria, contrató a  un técnico extranjero de gran nivel, Jorge Jesús, y no solo ganaron la nueva Copa Libertadores con formato de una sola final, en un terreno neutral, sino que están cerca de ganar también el Brasileirao, torneo profesional de Brasil.

Así es este mágico juego, así son las finales, no se juegan se ganan.

Compartir:

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *