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Antonio Ubaldo Rattín, el caudillo de la bandera azul y amarilla (II)
- Actualizado: 4 septiembre, 2020

John Cardona Arteaga
En la entrega anterior de esta crónica, en compañía del amigo Pablo Eduardo García Peña, hemos destacado el carácter, la valentía y el sentido de pertenencia de un hombre que nació para ser triunfador en la cancha y fuera de ella. Su vínculo con letra de molde a su club Boca Juniors es un ejemplo para muchos deportistas y constituye una presencia del ídolo que todos quisiéramos tener en nuestros clubes.
Ahora abordaremos su participación en el medio campo de la selección de Argentina, un espacio que supo llenar con lujo de detalles.

Pablo Eduardo Garcia
Antonio Ubaldo Rattín con la camiseta albiceleste
Antonio Ubaldo Rattín se vistió de Xeneize toda su vida, con pasajes a préstamo en la selección argentina, en la ya mencionada publicación del diario El Clarín se describe su pasó por la selección albiceleste: “al equipo nacional fue a hacer lo suyo y vivió alegrías y tristezas. Eran épocas en realidad, en las que la Selección había abandonado su momento dorado continental (el Sudamericano de Lima 57 fue el último hito) y entraba en la oscura década del 60. Así y todo, tuvo su momento de gloria en la Copa de las Naciones, cuando se coronó como líder de un equipo que goleó 3-0 a Brasil en su propia casa”.
En una publicación, sobre su presencia con el seleccionado argentino, afirmó. «Disfruté mucho los diez años que me tocó jugar para Argentina. Como para cualquier jugador, vestir la camiseta de mi país fue un sueño».

(Fotografía tomada de anotandofútbol.com)
En la Copa del Mundo Chile 1962, Rattín disputó únicamente el juego ante la selección inglesa, quizá una oculta señal premonitoria de lo que iba a acontecer cuatro años después. En aquel enfrentamiento el elenco gaucho contó con jugadores de la talla de Antonio Roma, Silvio Marzolini, José Sanfilippo y Raúl Belén. Mientras el equipo británico tenía en sus filas a Bobby Moore, Jimmy Graves, John Haynes y Bobby Charlton.
El duelo terminó con holgada victoria inglesa por 3 a 1. Cabe señalar que Rattín en aquel duelo ante los ingleses fue ubicado por el director técnico Juan Carlos Lorenzo por el sector derecho y con la misión de marcar al estelar jugador inglés Bobby Charlton. El caudillo de Boca Juniors y de la selección argentina, acostumbrado a realizar sus mejores faenas como mediocampista central, fracasó en su intento por detener al astro de la selección de Inglaterra.
En su segunda experiencia mundialista la Copa del Mundo Inglaterra 1966, Antonio Ubaldo Rattín, fue titular indiscutido. El combinado argentino tuvo en sus filas a ilustres de la historia del balompié: Luis Artime, Oscar Más, Roberto Perfumo, Rafael Albrecht, Ermindo Onega, por mencionar algunos nombres y apellidos que dan cuenta de la calidad del plantel del Río de La Plata.

(Fotografía tomada de Wikipedia)
El debut significó un triunfo sobre el equipo español, una gran actuación de Onega, unida a la efectividad de Artime, abrieron la compuerta de la esperanza para la selección albiceleste. Rattín como siempre cumplió con decoró su función de dirigir con firmeza, desde el medio campo, los hilos del combinado albiceleste.

(Fotografía tomada de www.besoccer.es)
El duelo ante los alemanes fue un concierto de fricciones y juego fuerte de ambos bandos, la aspereza llegó a tal punto que el defensor gaucho Rafael Albrecht fue expulsado a 25’ del final, por una fuerte infracción sobre el germano Weber.
Un empate sin goles fue el premio justo para un partido donde primó la pierna fuerte sobre el juego vistoso, a pesar de contar las dos selecciones con jugadores de altísimo nivel: Franz Beckenbauer, Karl-Heinz Schnellinger, Wolfang Overath y Uwe Seeler por el seleccionado teutón y los ya mencionados Ermindo Onega, Oscar Más, Roberto Perfumo y Luis Artime, aunados con talentosos jugadores como Silvio Marzolini y Jorge Solari, por el onceno argentino. Rattín con su temperamento y despliegue sin medida, ayudo a mantener la valla argentina en cero, tras la expulsión de Albrecht.

(Fotografía tomada de www.anotandofutbol.com)
El tercer partido enfrentó a la selección argentina con el combinado de Suiza, victoria sin contratiempos para el elenco suramericano con anotaciones de Artime y Onega. La espectacular anotación de Ermindo Onega, fue la nota más alta de un juego que mostró desde el minuto inicial la clara superioridad argentina. Como siempre Rattín cumplió sus funciones con ahínco y valentía, para que los talentosos realizaran su trabajo con tranquilidad.
Rattín y Argentina- Inglaterra, el partido del escándalo
Tras la victoria sobre el seleccionado helvético, el equipo argentino se encontró en la fase de cuartos de final, con la armada británica. A continuación, el resumen de dicho encuentro:
Copa del Mundo Inglaterra 1966
Cuartos de Final
Inglaterra 1 Argentina 0
Sábado 23 de julio de 1966
Estadio: Wembley (Lóndres)
Arbitro: Rudolf Kreitlein (Alemania Federal)
Inglaterra: Gordon Banks, Nobby Stiles, Bobby Moore, Ray Wilson, George Cohen, Geoff Hurst, Roger Hunt, Allan Ball, Jack Charlton, Bobby Charlton y Martin Peters.
Director Técnico: Alfred Ramsey
Argentina: Antonio Roma, Roberto Ferreiro, Roberto Perfumo, Rafael Albrecht, Silvio Marzolini, Jorge Solari, Antonio Rattín, Ermindo Onega, Alberto González, Luis Artime, Oscar Más.
Director Técnico: Juan Carlos Lorenzo.
Goles: Geoff Hurst (78’) por Inglaterra.
Antonio Ubaldo Rattín fue expulsado a los 28 minutos de juego.
En torno a este partido se han dicho y escrito muchas cosas, argumentaciones sólidas algunas y otras, no tanto, pero lo que se puede clarificar de aquel histórico evento es que el partido con Rattín era uno, y otro, sin la presencia del caudillo.

(Fotografía tomada de taringa.net)
En un artículo de Rafa Cabeleira, periodista español, sobre la vida y obra de Antonio Rattín, se describe la antesala y el desarrollo del juego ante los ingleses en la Copa del Mundo Inglaterra 1966: “El momento más recordado en la longeva carrera del Rata (uno de los sobrenombres del caudillo argentino) será su expulsión en el Mundial de Inglaterra, en 1966.
El partido llega precedido de cierta polémica por las designaciones arbitrales y la violencia desmedida de los argentinos en su partido contra Alemania. El sorteo de colegiados para los cuartos de final se celebra sin la presencia de los delegados de Argentina y Uruguay quienes, siempre según su versión, son citados una hora más tarde y se encuentran con todo decidido: el duelo entre Inglaterra-Argentina lo pitará un alemán mientras que el Uruguay-Alemania correrá a cargo de un árbitro inglés. Las sospechas se vuelven certezas cuando Rattín es expulsado por apenas señalarse el brazalete y pedir explicaciones al colegiado tras la señalización de una falta. Indignado, el Rata se dirige a la grada y se sienta sobre la alfombra roja que delimita el palco real del estadio de Wembley.
Cuando le indican que no puede quedarse allí, se dirige desafiante hacia los vestuarios entre la algarabía de una afición inglesa que le arroja chocolatinas y cerveza a su paso, gestos que el caudillo devuelve estrujando la bandera inglesa que flamea en uno de los banderines de córner. «Sabían que nos habían robado. Estaban tan avergonzados que al día siguiente me fui de compras y el taxista no me quiso cobrar la carrera. Los ingleses son así de honrados, son una raza especial”.
Siempre los favorecimientos, las preferencias y las decisiones arbitrales serán la excusa perfecta ante una derrota. De la misma manera, siempre quedará sobre la victoria de los ingleses en su mundial, un manto de duda en los partidos ante Argentina y Alemania.

(Fotografía tomada de www.wikipedia.org)
Fue de tal magnitud lo sucedido en aquel sábado de julio de 1966, que a partir de la Copa del Mundo México 1970, se incluyeron las tarjetas amarilla y roja para determinar, en un idioma universal, los casos de amonestación o expulsión de un jugador en un partido de fútbol.
Pero en la vida todo llega a su final. El caudillo, el emblema de Boca Juniors y el último “centrojás” del balompié gaucho se retira de la actividad profesional, dejando una estela de nobleza, lealtad y entereza difíciles de igualar. En sus propias palabras recuerda el día de su partida: “Yo venía con muchos dolores en los tendones de Aquiles, no me podía entrenar bien.
Siempre había sido el primero de la fila y de golpe no podía salir del pelotón del medio, hasta que, en un partido contra Banfield, a mediados del 70, terminó el primer tiempo y no quería seguir jugando. Mis compañeros no me pasaban la pelota, me habían perdido la confianza. Fue una sensación horrible, por eso entré al vestuario y le dije a Silvero: José, sacame que no va más”. (Continuará)..
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(John Cardona Arteaga – Profesor Universidad de Antioquia – Expresidente DIM –
Pablo Eduardo García Peña – Comunicador Social Periodista –
[email protected] – Bogotá – Colombia)
Medellín, septiembre de 2020
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