Capsulas de Carreño

Apague y vámonos. Por Jorge Iván Londoño Maya.

Por Jorge Iván Londoño Maya

*¿Que seguirá? Lo que si es cierto es que le cayó barranco a la parte directiva, que debe hacer urgente un trabajo de desintoxicación emocional..

Pues sí, ya lo habíamos cantaleteado en comentarios anteriores, pero especialmente en el último, cuando escribí que se estaba haciendo demasiado tarde para que los directivos encuadernaran el equipo, exigieran compromiso, hicieran respetar la institución y levantaran la alfombra del camerino.

Dicho y hecho. Esos “amagues” entre Castellani y Dayro en el partido contra el Junior en Barranquilla y los constantes reclamos de Dayro a sus compañeros, entre ellos el acalorado y salido de la ropa que le hizo a Juan Pablo Ramirez, en el partido contra el Cali,  tuvieron su momento cumbre en el altercado entre el jugador de marras y Lucumi, nacido del agarrón (ni en el Ponyfutbol) por el cobro de un tiro libre, que terminó con un cabezazo al rostro y la tarjeta roja para Lucumí, que salió entre los rayos de su estrambótica cabellera y las centellas de la tribuna. Algo sin precedentes en las toldas verdolagas.

Este desagradable suceso mandó por los aires la válvula de la olla a presión en la que se viene cocinando un “mundongo” de situaciones extra futbolísticas, en las que posiblemente  tienen injerencia algunos de los llamados “líderes”, que más bien parecen comportarse como capos. No solamente el ambiente está caldeado entre los jugadores, recordemos que en la parte directiva igualmente ha pitado la válvula.

Bien mal que estamos en el aspecto futbolístico, (hoy amanecimos afuera de los ocho) y para ajustar se nos viene esta perla, que directivos y cuerpo técnico tendrán que sortear con guantes de seda, porque ese carrerón que pegó Dayro al término del partido hacia el camerino, no propiamente para coger circular para la casa, sino para devolverle atenciones a su agresor, indica a las claras que el ambiente no es propiamente de bazar parroquial.

El partido pasa a un quinto plano. Creo que luego de 12 horas de haberse jugado, a todos se nos olvidó el marcador; eso sí, vuelve a resultar inadmisible lo extremadamente poquito que aportan Candelo y Rivas; este último hasta se dio el lujo de negarle la mano a Herrera cuando salió sustituido, debería salir cantando el “Himno de la Alegría” como agradecimiento  por hacer parte de la nómina de Nacional. Hasta en eso se conoce la casta.

¿Que seguirá? Lo que si es cierto es que le cayó barranco a la parte directiva, que debe hacer urgente un trabajo de desintoxicación emocional y abrir las compuertas (estas sí) para que baje el nivel de agresividad, para poder afrontar con decoro, y porque no con éxito, lo que resta del campeonato y la final de la copa Colombia.

Si esto no se logra, ahí sí apague y vámonos.

Compartir:

5 comentarios

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *