Capsulas de Carreño

Arqueros, raros personajes (Roberto Perfumo, Olé, Argentina)

Roberto PerfumoPor Roberto Perfumo,
Olé, Argentina

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*Orion volvió a ser el malo de la película. Es torpe con los pies y por eso golpea en momentos de apuros.
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Orion volvió a protagonizar algo parecido al choque con el uruguayo Bueno. También fue muy violento contra el delantero rival (Gamba, de Unión), le cometió un penal clarísimo y con suerte porque su planchazo parecía poder provocar una fractura, pero no pasó nada grave en lo físico. Sólo el penal que igualó el parcial del partido.

Un episodio que me hace recordar mis desventuras con los arqueros, compañeros de habitación en concentraciones. En Racing, fueron Cejas, Luis Carrizo, Salinas -se suicidó en 1962- y Nino Spilinga. Después, en el Cruzeiro tuve a Raúl, hijo de alemanes de apellido Passman. En la Selección, el Tano Roma, Santoro e Irusta en el Mundial de Inglaterra, año 1966;  Santoro, Fillol (también en River) y Carnevale, en Alemania 74.

Tengo una notable experiencia vincular con los arqueros y su maneras de ser. Es cierto que son personajes raros, que juegan a otra cosa (los únicos que pueden usar las manos) y que parecen fuera de los códigos de los jugadores de campo. Tienen fama de giles en los planteles. Parecen más fuertes de lo que son, más ocupados de su musculatura que en sus condiciones futbolísticas, a pesar de que se vuelven locos cuando hacen macanas en goles rivales.

En noches de concentraciones, se han pasado hablando conmigo de cómo debían haber evitado un gol.  A mí me tocó dormir con todos los antedichos y me los tuve que aguantar sin poder descansar. Era increíble, no te dejaban. Recuerdo en Madrid (1975), jugando para River, cuando  Fillol no podía dormir porque le habían hecho un gol increíble. Se levantó, miró por la ventana y vio a un tipo con un supertraje blanco. Agarró el cesto de papeles, lo llenó de agua y se la tiró desde el tercer piso. Tenía puntería. El gallego lo queria matar, así, empapado…

Muchas noches pasé en vela aguantando sus autorreproches. Son tipos que sufren mucho. Se saben discriminados (“Qué querés, es arquero…”, decimos en la jerga de la interna en el vestuario); que sólo serán reconocidos si la rompen, si se atajan todo. Están condenados al descrédito, a la desvalorización, porque son extraordinariamente necesitados en un deporte que se juega con los pies. Ahora, más que nunca, ellos deben emplear ese recurso y a veces no lo logran.

Orion volvió a ser el malo de la película. Es torpe con los pies y por eso golpea en momentos de apuros. Ojo, los arqueros también son bien intencionados, cuando quieren… Por eso, deberíamos juzgarlos de modo distinto respecto de quienes lo hacen con los pies, no con las manos, como ellos.

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