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Atlético Nacional en coma diabético (J.I.L.)
- Updated: 20 mayo, 2019

Segunda caída de Nacional local en fase semifinal. Eso lo dice todo de su pobreza futbolística. Cali le pasó por encima, con baile incluido al final. Foto @AsoDeporCali.
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Por Jorge Iván Londoño M.
La dosis de fútbol y de goles, que en exceso dio el equipo azucarero, propició en Nacional un coma diabético, que se venía manifestando jornada tras jornada, y que tuvo como consecuencia obvia que el señor Autuori dejara la continuidad de su cargo en manos de los directivos, manifestación hecha en la rueda de prensa al final del partido, que de rueda no tuvo nada, pero sí mucho de Osorio, apellido que comenzó a sonar por los pasillos del estadio, al unísono con las voces de protesta de muchos hinchas.
La pobre presentación de ayer, copia exacta de los partidos contra Rionegro y Envigado, solamente estos dos como ejemplo para que me alcance la hoja, tuvo componentes de todos los órdenes, comenzando por el opaco accionar de todos los jugadores (se salva Cuadrado) o el nulo de otros como Aldo Leao y el Indio Ramírez, quien entró a hacer lo suyo, hacerse sacar la amarilla, por la falta de mística, por la ausencia total de estrategia y de planeación del partido, cambiada por la táctica de barrio: muchachos, salgan a ver que pueden hacer.
Con la estrepitosa caída de ayer, se cierra para Nacional, pues, eso es lo que todos esperamos, lo que podríamos llamar “la patria Boba”, en la que tuvimos tres técnicos (incluido Autuori) que trabajaron en chanclas porque no dejaron huella, pero que robustecieron sus arcas gracias a los generosos contratos. Pasó un presidente (Andrés Botero) enredado, improductivo y confuso como su segundo apellido. Se contrataron jugadores que ni siquiera para cantar el himno nacional.
Aparecieron líos jurídicos sustentados en viejos errores administrativos que llevaron a la institución a una situación de postración para la contratación de jugadores, y a ocuparse más de defenderse que de atacar.
Y como si lo anterior no fuera suficiente, le correspondió a la actual dirigencia, comenzar a sanear una legión de jugadores esparcidos en otros equipos, por los cuales se debía pagar el respectivo sueldo, más los jugadores dejados en el propio planten, descartados para jugar por su pésimo rendimiento, pero eso sí, vigentes para ganar millonadas.
Independiente de lo que pase en lo deportivo en los tres partidos de los cuadrangulares, y los dos de Copa Suramericana, porque con qué alientos, la parte administrativa si está obligada a afrontar el momento y superarlo con creces, apelando a la responsabilidad propia de un padre de familia, tal como reza ese postulado en derecho.
La única luz de esperanza que nos queda es tenerle fe a que se cumpla aquello de…..“No hay mal que por bien no venga”.
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