Capsulas de Carreño

Cali 3-Nacional 3. Las obras de misericordia.

Por Jorge Iván Londoño Maya.

 

 

*Algarabía en el banco verde, porque ese empate tiene sabor a triunfo.

 

Cuando estaba pela´o  recitaba las “Obras de Misericordia” de pura memoria. Hoy les confieso que las tuve que buscar ya saben dónde. Y de esas siete obras, Nacional en el primer tiempo contra el Cali practicó tres de ellas,  porque le dio de comer al hambriento, de beber al sediento y de vestir al desnudo. Cali llegaba a este partido ocupando el puesto 19, con 7 puntos y con un técnico que no estaba parado en la raya del campo, sino en una cáscara de banano.

 

Nacional, fiel a su costumbre de aplicar las obras de misericordia con los desposeídos de puntos, les entregó a los azucareros el campo de juego, el juego y tres goles. Cada llegada del Cali era un gol, patrocinado por un medio campo perdido, un desastre de defensa y un portero que no ofrece garantías. Arriba pobreza absoluta. Termina el primer tiempo y mi esposa me remata con la pregunta que no falla ¿Por qué estás tan callado?

 

Más bien centrémonos en segundo tiempo, que comenzó con la salida de Jarlan, que lo mejor que hizo fue hacerse mostrar la tarjeta amarilla, y el ingreso del rifle. También entró satanás para echarles el cuento a los jugadores que cambiaran las tales obritas de misericordia por un ataque con furia y contundencia. El equipo mejoró, se asumieron los roles, la entrada de Andrade todavía no mostraba mucha diferencia, aunque si había más asociación. Al minuto 54 entra Gio por….por, creo que era Blanco el que estaba adelante. Les juro que me desilusionó la entrada de Gio, pero a medida que se iba metiendo en el partido, fue apareciendo alguito del Gio que militó hace ene años en Nacional, prueba de ello fue el SEÑOR (con mayúscula) golazo que marcó para el descuento. 3 minutos después penal a favor de Nacional por mano en el área, cobra Dorlan y los de la tribuna detrás de la portería se agachan para evitar el descalabro. El asunto se pone 3 a 2.

 

Ocho minutos después, el balón le pega en la manga a Nelson Palacio, acción que no está contemplada como falta para ser considerada como penal, pero que el árbitro, de quien no recuerdo nombre y apellido, luego de consultar el VAR, con comerciales azucareros incluidos, que dieron para amarilla, no solo para el técnico caleño sino también para uno de sus asistentes, decreto el penal. Cobra Teófilo, (ya había anotado por esta vía en el primer tiempo) y luego de los “coqueteos” entre cobrador y atajador, el balón pega en el vertical izquierdo y es rechazado al tiro de esquina.

 

A punto de terminar el partido Mantilla se descuelga, entra al área, le sale el portero caleño y le comete falta. El de negro y amarillo, de quien no he podido recordar su nombre y apellido, decreta el penal, cobra Dorlan y mañana estarán reparando la malla. Se empata el partido a tres goles.

 

Algarabía en el banco verde, porque ese empate tiene sabor a triunfo, que da para expulsión del arriero Herrera, una acción tan inusual como si San José (ahora que estamos en su celebración) incumpliera con un trabajo y se quedara con el anticipo. Los 9 minutos de adición, para los cuales aparecen nuevamente los recogebolas, se los gasta el Cali tirando balones arriba a diestra y siniestra, y Nacional defendiendo su heroico empate.

 

No hay que esperar a que Nacional aprenda la lección, porque ya sabemos que su espíritu caritativo lo impulsará  a darle la mano al caído, el día menos pensado. Lo que si debemos esperar es que en el siguiente partido contra Santa Fe, se les aparezca nuevamente satanás.

Cuando termino el partido, mi señora me dice: amor, ¿Y por qué esa cara de satisfacción?.

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