Camuflen la extorsión

By Alfredo Carreño
Updated: 19 abril, 2023

Fuente foto: Carlos M. Arboleda – @cmarbol.
Hay distancia, entre @AlcaldiadeMed, @nacionaloficial y @lds, ojalá los diálogos sigan por el mejor camino que se merece el fútbol en paz y sin presiones.
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Por Luis Felipe Gómez Isaza.

Extorsión: “Delito consistente en obligar a otro con violencia o intimidación y ánimo de lucro a realizar u omitir un acto o negocio jurídico” R.A.E

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Cuando apenas llegábamos al estadio y a la vida, por allá en las épocas de Curti, la Chancha y Navarro, el Atanasio se llenaba siempre en los clásicos o cuando el verde jugaba bonito. No había patrocinios, eran partidos muy técnicos donde el primor estético superaba la intensidad del músculo, se aceptaban a los demás hinchas e ir al estadio era un placer, es mas, rojos y verdolagas se confundían en la misma tribuna, nada de nortes y nada de sures.

Por ese entonces se admiraban los buenos equipos y se respetaba al ser por encima del tener, pero las cosas y los tiempos cambian y cambiaron, ahora no se es, ahora se tiene y se obtiene a como de lugar porque eso es lo que se ha sembrado y cosechado, tener y tener, y eso esta pasando factura.

Primero llegaron los dineros calientes al fútbol con sus costosos jugadores que permitían lavar fortunas, luego aparecieron las barras, copias malas de las del sur del continente y, el deporte que era tan bello y tan admirado, se volvió solo un recuerdo de antiguas y heroicas figuras para ingresar a un presente de despliegue físico en el que los futbolistas se preparan en centros de acondicionamiento que escalan la velocidad, la fuerza y la potencia.

Los patrocinadores también cambiaron y en el Atlético Nacional lo hicieron como propietarios desde comienzo de siglo, si, una marca de gaseosas y un grupo económico adquirió el club. Hace unos años a cualquier presidente del equipo en su mejor intención por integrar la hinchada con la administración le dio por arropar e insertar las barras al menú, en especial a una, que era la mas destacada por su participación y porque no solo por el espectáculo que daban pues cantaban, brincaban y vibraban, si no porque a todas partes iban.

El equipo ganó muchos títulos y se volvió protagonista internacional, sin embargo se les olvidó a las barras el papel que los directivos inicialmente pensaron que tendrían, eran insertadas para animar y lo que no sabíamos es que ya habían inaugurado el ahora anhelado oficio de ser gestores de paz. Pero además, les dio por opinar y casi administrar, exigir entrenadores e interferir en el pensamiento y norte de los propietarios que por supuesto ahora en su intención de potenciar su negocio decidieron hacerlas a un lado.

Entonces la barra en su desproporcionado ego se tomó el estadio y vació su contenida rabieta sin tener porque hacerlo pues cada cual hace con su dinero y con su negocio lo que quiera hacer y en ese sentido el dueño del equipo y del negocio decidió no contar con ellas pues ya administraban y criticaban por encima de los niveles tolerables que da la comunicación.

Lo del domingo sonó a extorsión dura, pura y vulgar, se vio feo y mas aun cuando con ánimo político y mediático el representante del gobierno se puso del lado del agresor y fustigó al dueño del equipo por no escuchar esos apacibles muchachos.

Que supiéramos los hinchas y el ciudadano normal, las barras no tienen porque ni deben exigir el pago de cuotas por su participación ni por ayudar en la supuesta tranquilidad que aportan al espectáculo, no es su función, eso se ve como una vulgar vacuna. Las barras solamente se deben al apoyo del equipo pues el club no es el negocio de ellas por mucho que amen la camiseta.

El equipo por su lado debe tener una comunicación mas asertiva y aunque esta en todo su derecho de cambiar la estrategia con la barra y hacer lo que quieran con el dinero y su inversión, también deben entender que el error de dicho patrocinio había que desmontarlo de a poco sin ser tan tajante y que habrían podido tolerar la extorsión acompañado del que la avala, en este caso del gobierno local e involucrar a este en la solución, ya que según ellos al club le faltó escuchar a esos pobres muchachos.

Así que el Atlético Nacional como todos los que vivimos en este país sin estado y sin protección de nada, ejemplo claro, ayer la Alcaldía, estamos sujetos a las extorsiones del día a día y para poder funcionar debe intentar conciliar y camuflar la extorsión, porque en estos tiempos no solo del futbol si no del país, las cosas cambiaron y eso es lo que vivimos.

Los audios de los barristas revelan una premeditada violencia, el funcionario le hace un cerco humanitario y juzga al que no tiene porque juzgar, el alcalde siente rabia porque tocan sus vándalos, cohecho y complicidad, y el dueño del espectáculo tiene que pagar una extorsión sin que los entes de control aparezcan, y eso que todo esta tan expuesto a la luz pública. Pero ya otra dosis de ineptitud se nos hace también indiferente.