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CARTA ABIERTA para los jugadores de Atlético Nacional
- Updated: 21 diciembre, 2024
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Por Jorge Iván Londoño Maya.
Columnista Cápsulas.
Para ustedes, a los que queremos ver tatuados con piel verde.
Pocos son los que tienen la oportunidad y el privilegio de llegar a la final de nuestro torneo de fútbol, y ustedes merecidamente se lo han ganado partido a partido.
Han llegado a esta instancia superando incluso palos en las ruedas, sanciones no sacadas de los reglamentos sino del sombrero del mago, decisiones arbitrales inverosímiles y triquiñuelas de toda clase, para favorecer a otros equipos, en desmedro de los intereses de nuestra institución.
Así mismo, tuvieron que superar el inesperado cambio del técnico y la incertidumbre que generó el nuevo, por el desconocimiento que la gran mayoría teníamos de él, pero que con el transcurrir de los días nos fue mostrando su capacidad no solo de juego sino de estratega y de pilar para conformar esta familia.
Este es el momento para ratificar en la cancha todo lo mejor de cada uno, en procura de la gloria personal, del honor de la divisa que les ha permitido ser dueños de un estándar de vida privilegiado, no solo para ustedes sino para su familia, y de la inmensa alegría de millones de hinchas que segundo a segundo vivimos el acontecer de nuestro amado equipo, cualquiera sea el medio para hacerlo.
Nosotros conocemos muy bien su accionar como jugadores, sabemos que de ser un equipo fraccionado pasaron a conformar una familia unida, que vive intensamente los entrenamientos, las concentraciones, los viajes; en fin, todo ese entramado que se requiere para darle vida a esta institución verdolaga.
Ustedes saben mucho de nuestras alegrías, expresadas a rienda suelta a lo largo de tantos triunfos obtenidos, pero muy poco saben de nuestros silencios y sufrimientos cuando se pierde, de la amargura de recibir un gol en contra, de la impotencia cuando no se juega bien, de la zozobra de tener que afrontar el resto de un partido con diez jugadores, de la soledad cuando en 90 minutos se desbarata el castillo de sueños e ilusiones.
Hoy no estamos hablando de años, tan solo son NOVENTA MINUTOS que nos separan del éxtasis. Solo les pedimos que en esos 90 minutos den todo de sí, que entreguen su vida convertida en el saber dominar un balón, que durante esos 90 minutos lleven a su familia y a nosotros metidos en su corazón, no importa que quedemos apretujados. Que conviertan el sudor en un mar de entrega, de actitud, de sapiencia, de inteligencia para sortear cada jugada. Que se vuelvan uno solo jugador, un solo hombre, un solo guerrero.
Detrás de ustedes hay miles de niños y de jóvenes, que al igual que nosotros, comienzan su carrera como hinchas del mejor equipo de nuestro país, y de los mejores del continente. Piensen en ellos, en esos papás que procuran, a veces con sacrificios, una camiseta para que su hijo la lleve con orgullo. Se me viene a la memoria la imagen mostrada en la televisión, de un joven en la tribuna, no más de 12 años, echándose la bendición al término de uno de tantos partidos.
Que esta copa diez y ocho, sea la compañera de la séptima Copa Colombia, ganada hace poco, la misma que debido a oscuras intenciones, les tuvo que ser entregada al interior de un camerino ajeno, y rodeados del estruendoso silencio de un estadio vacío y de los estallidos de gases lacrimógenos en la calle; y que ambas copas, en casa, a cielo abierto, con 45 mil gargantas vitoreando, tengan la celebración debida.
Cada hincha ha “entrenado” a su manera para vivir estos 90 minutos. Tengan la seguridad de que estamos con ustedes piel con piel, porque en estos días previos, nuestra mente y nuestro corazón solo se ocupan de ustedes; y porque no decirlo, hasta nuestras plegarias.
Muchachos, quedamos en sus manos y en sus guayos.