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«Cuesta» entender. Por Jorge Iván Londoño Maya
- Updated: 8 febrero, 2018
Por Jorge Iván Londoño Maya
*La conformación del onceno ideal no está a la vuelta de la esquina. Habrá que caminar muchas cuadras para encontrar la que mejor encaje.
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Así es. “Cuesta” entender y menos aceptar, que un título se pierda, y nada menos que ante el rival más enconado, producto de una mala jugada, justificada para un partido entre solteros y casados, pero no para una final entre los dos campeones vigentes del torneo colombiano.
Higuita, quien hizo parte del calentamiento previo de los porteros de Nacional, nunca se imaginó, y menos nosotros, que su salida en falso en el mundial de Italia 1990, se iba a repetir en este partido, no con cachumbos y señales, pero si con el mismo nefasto efecto.
Nacional tuvo, y le sobró, para definir el partido en el primer tiempo, pero la vieja metida de siempre, doña eficacia, no lo permitió. Y cuando además se tiene al frente un equipo tan complicado en defensa, con tanto tiempo de añejamiento, y con un portero “dictador” en su arco, el asunto se pone color de burro al trote.
Con el desayuno de hoy pendiente de un hilo de chocolate, analizar si fue o no fue, si este sí y aquel no, porque no por aquí y no por allá, es un desgaste para un sonyseguidor como yo. Será el técnico Almirón y sus jugadores, los únicos llamados a repetir el partido, sacar sus conclusiones y “patear” para adelante.
La ilusión del triunfo siempre será eterna compañera de cualquier aficionado, por eso, ninguno de los que llenaron como antes la casa, llegaron hasta bisnietos, o los que llenamos la sala, presagiábamos una derrota, y mucho menos en esas condiciones. Todo estaba dado para la conquista de una nueva copa, desde la comunión de la hinchada con el nuevo técnico (luego del exorcismo con el anterior) hasta el arreglo del disparate que se armó con Macnelly (otro tema que será De La Cuesta dilucidar).
Poco a poco nos iremos metiendo en la idea futbolística del técnico, que por obvias razones, y por el momento, nos puede resultar ajena, porque venimos de dos escuelas (Osorio y Rueda) que dejaron cada una su impronta, cargada de éxitos.
La conformación del onceno ideal no está a la vuelta de la esquina. Habrá que caminar muchas cuadras para encontrar la que mejor encaje.
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