Capsulas de Carreño

De esta eliminación del  DIM,  mucho por decir (II)..

Trece jugadores y una seguidilla de  disparates imposibles de asimilar. El caso más llamativo,  el del  atacante William Palacios vinculado no obstante su  extenso historial  disciplinario que aumentó,  tras su  despido del DIM, por las mismas razones.  Solamente duró 41 días en el Equipo del Pueblo.

Por María Victoria Zapata B. 

*Uno de los mayores  fracasos en los dos últimos años  de la era Raúl Giraldo en el Deportivo Independiente Medellín,  es el relacionado directamente con los REFUERZOS que involucra, igualmente, los reencauches de jugadores  que ni antes  ni ahora  han justificado su presencia en el DIM.

Después de la obtención de la sexta estrella, en junio del 2016,  es  verdaderamente difícil hablar de refuerzos en un equipo  cuyas políticas de contratación de jugadores se hace al bulto,  a bajísimos costos,  sin el más mínimo reconocimiento de la calidad, nivel, historial disciplinario ni requerimientos de la escuadra profesional y, mucho menos,  sin contar con  el visto bueno o análisis previo del cuerpo técnico de turno.

El  de los refuerzos,  un problema  recurrente y gravísimo en el DIM, es también  el ADN de la dirigencia roja y el mejor referente de una administración soberbia, incapaz  y carente de  rumbo, objetivos y  metas institucionales.


EN LOS 4 ÚLTIMOS TORNEOS

Los siguientes cuadros, dados conocer en fecha reciente por el colega Marco Antonio Hoyos Ochoa, son más que concluyentes:

Diez  jugadores.  A excepción de los zagueros argentinos Santiago Echeverría y Rodrigo Erramuspe, de aceptable rendimiento,  los demás refuerzos fueron un fracaso. Aun hoy seguimos sin entender el por que del intercambio del defensor Marlon Piedrahíta por el atacante Edison Toloza. Un despropósito mayúsculo, que se suma al descomunal yerro que fue la vinculación del  entrenador Juan José Peláez, quien llevaba nueve años alejado de la dirección técnica

En este torneo se produjo, además, la transferencia de  Christian Marrugo y Andrés Felipe Mosquera Guardia al fútbol mexicano, en el mes de julio  y pocas fechas después de iniciado el campeonato.

 

Catorce jugadores. El regreso del goleador argentino Germán Ezequiel Cano, para el que fueron  determinantes la presión de la  hinchada roja y el aporte de uno de los patrocinadores del equipo- Wplay Colombia- y la contratación del volante Andrés Ricaurte, fueron los únicos aciertos en la vinculación de jugadores que, en su gran mayoría, quedaron en deuda con el DIM.

La  ratificación del técnico español  Ismael Rescalvo,  en interinidad tras el despido de Peláez y en medio de un  cúmulo de mentiras  e inconsistencias administrativas, más la venta del volante Yairo Moreno,  al fútbol mexicano en plena fase final del campeonato,   tuvieron lugar en el primer campeonato del 2018.

 

Bajo las órdenes del orientador ecuatoriano Octavio Zambrano, se  contrataron ocho jugadores, tres de ellos extranjeros, y se produjo el préstamo del volante de marca Didier Moreno a una escuadra de segunda  división en España,  pocas fechas después de iniciado el campeonato, algo habitual en la era  Raúl Giraldo.

La cuestionada vinculación de los futbolistas Luis Luna, Jonathan Barboza y Alejandro  Barbaro en virtud de la precariedad de su nivel e, igualmente,  del centrocampista Déinner Quiñones quien solo alcanzó a jugar un partido con el cuadro rojo y fue transferido por el mismo DIM, en calidad de préstamo, al   club Santos Laguna de México, dejaron nuevamente en entredicho  la gestión administrativa en materia de refuerzos, en el segundo torneo del año inmediatamente anterior.

 

Trece jugadores y una seguidilla de  disparates imposibles de asimilar. El caso más llamativo,  el del  atacante William Palacios vinculado no obstante su  extenso historial  disciplinario que aumentó,  tras su  despido del DIM, por las mismas razones.  Solamente duró 41 días en el Equipo del Pueblo. Incomprensibles resultaron, además, las contrataciones del volante Carlos Sinisterra,  quien apenas jugó 118 minutos en todo el campeonato (19 en el partido ante América,   45  ante Millonarios y 54 ante Cúcuta) y Julián  Figueroa, quien ni siquiera hizo su debut con la camiseta del DIM. No sabemos, tampoco, los motivos  del reencauche de Luis  Tipton y William Arboleda, jugadores  que han desaprovechado una y otra vez las oportunidades que se les ha dado en Independiente Medellín.

Héctor Urrego no justificó su contratación y  Nicolás Palacio no rindió como zaguero ni como volante de marca.  A Dairon Mosquera  las reiteradas lesiones le quitaron ritmo de juego y Diego Arias,el único de los 13 jugadores que merece el rótulo de refuerzo, infortunadamente  no contó con el respaldo del cuerpo técnico  y fue relegado a la suplencia. La falta de continuidad conspiró  contra su rendimiento.

 

UN FRACASO CONTINUADO

Vistos los cuadros,  hay  que buscar con lupa los  jugadores que han sido verdaderos refuerzos para el equipo  y aun así cuesta trabajo encontrarlos.

Un factor si  es común a dichos gráficos  y  a  la contratación de jugadores para el DIM en los últimos cuatro campeonatos:  el absurdo…!

Sea por negligencia o por desconocimiento, la consecución de refuerzos para  Independiente Medellín  es una cadena ininterrumpida de  barbaridades que nos llevan a preguntarnos, por enésima vez,  con que criterios, además de los  económicos,  suficientemente detectados,  se eligen y/o reciclan  jugadores torneo a torneo. ¿Quién  o quiénes son los encargados de  cometer tales  desatinos  en el DIM?  ¿Tiene alguna injerencia o capacidad decisoria el cuerpo técnico  en la escogencia de los refuerzos?  ¿Es el totalitarismo de Raul Giraldo, el responsable de tan repetidos exabruptos? ¿Qué papel desempeñan el presidente Michael Gil Gómez y el  gerente deportivo, Felipe Trujillo, en la búsqueda, selección y contratación de nuevos jugadores para el DIM?

Es muy posible que ni el mayor accionista, ni el presidente, ni el gerente deportivo,  ni ningún dirigente rojo se haya percatado del grado de desvalorización al que llegó el Deportivo independiente Medellín en los últimos  dos años y medio. Se destrozó de un plumazo todo lo  bueno que se construyó entre el 2014 y el 2016. Se rifaron la seriedad y  credibilidad institucionales  y,  ahora,  se acabaron  del todo   los argumentos que nos impulsaban  a los hinchas a recargar con ilusión y alegría   nuestro abono. Frases como  “el 2019 será un año histórico para el DIM” (Felipe Trujillo) o  “Trabajamos para tener un mejor futuro.  Seguimos construyendo”, no  son más que  la retórica de una dirigencia   que,  por su falta de visión,  cree que los ciegos somos nosotros, y que ya  lo perdió todo, hasta su capacidad de reconocer  cuanto y como se equivocó.

¿Con qué nuevo disparate  irán a salir este martes (07), en la rueda de prensa convocada para la 10 A.M?
[María Victoria Zapata B.]

Compartir:

4 Comments

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *