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“De niño quería ser médico o manejar la volqueta de mi papá”: Guillermo Celis (Junior)
- Actualizado: 16 septiembre, 2015

Guillermo Celis junto a su hija Dulce María, de ocho meses, y su esposa Karina Celis.
Foto Josefina Villarreal / El Heraldo
Por: William González Badillo,
El Heraldo
Pero llegar a este punto alto de su carrera le costó lágrimas y sufrimiento a este volante sincelejano de 22 años, que, según confesó, se sintió en algún momento frustrado en Junior y pensó en la posibilidad de tomarse un nuevo aire lejos de Barranquilla.
Celis le abrió las puertas de su casa a EL HERALDO para contar apartes de su vida y de su reciente experiencia en el equipo ‘Tiburón’.
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¿Cómo inicia su pasión por el fútbol?
Desde los cuatro años mi papá me llevó a la escuela de fútbol de Sincelejo, ‘Ciudadela El Cortijo’. Ahí empezó toda esta historia. Estuve ahí como hasta los 10 años, cuando me invitaron a realizar unas pruebas en el Medellín. Las pasé y ahí estuve como hasta los 14 años, cuando decidí pasar a la escuela de Alexis García, donde duré tres años. Me dijeron que tenía la opción de probarme en Junior o en Millonarios. Sin pensarlo dos veces escogí al Junior porque iba a estar más cerca de mi familia, porque soy costeño y me gusta más el calor que el frío.
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¿Es el único futbolista de la familia?
Por parte de mi papá tenía un tío, que ya falleció, que se llamaba Hernán Darío Jaramillo, jugó profesional en el América y en el Deportivo Pereira, pero hace como 20 años. Él y yo hemos sido los futbolistas de la familia (Risas).
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¿Cómo fue su niñez?
Vivimos humildemente, y la mayoría del tiempo estuvimos hospedados en la casa de mi abuela, en una pieza donde dormíamos los tres. Luego nos mudamos al lado, en un apartamentico de un solo cuarto. Nunca me faltó la comida, porque mi papá hacía lo que fuera para traernos algo. Él manejaba una volqueta y con ella nos sacó adelante. Recuerdo que de pequeño yo decía que cuando grande quería manejar la volqueta (risas), porque veía a mi papá trabajar en eso. El fútbol siempre fue mi pasión, pero al principio reconozco que lo veía como un ‘hobbie’. Me gustaba mucho la medicina y en algún momento pensé estudiarla. La volqueta le terminó dando a mis padres para construir su propia casa, que es donde aún viven, y con lo que yo he ganado en Junior les he ayudado para remodelarla.
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Debe sentir una gran satisfacción al poder retribuirles a sus padres todo el esfuerzo que realizaron para sacarlo adelante…
Para mí eso es lo más lindo de la vida, el poder levantar a mi familia y ayudar a todos los que estén al alcance de mi mano. Yo tengo una esposa que siempre hizo todo por mí. Cuando éramos novios, y yo vivía en Medellín, en mi casa a veces no había para mandarme dinero, y ella ahorraba de su merienda y me ayudaba, esas cosas te marcan la vida y uno se da cuenta qué personas valen la pena.
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¿Qué es lo mejor que le ha dado el fútbol?
La estabilidad económica y la felicidad de poder trabajar en lo que te apasiona. Que te paguen por jugar, por divertirte, es muy bacano.
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¿Hace cuánto se casó?
Tengo un año de casado y duré siete años de noviazgo con la que hoy es mi esposa (Karina Celis, su prima). Tenemos una hermosa hija de ocho meses de nacida, que se llama Dulce María. Es nuestra razón de ser, la que ilumina nuestros días, la mayor fuente de motivación de mi familia.
¿A qué se debe su buen momento en Junior?
La verdad es que se ha creado un muy buen ambiente en el camerino, la mayoría somos amigos, hablamos mucho de fútbol y vivimos para eso. Creo que ese ha sido el factor más importante para el buen rendimiento individual.
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Pero se supone que en un grupo lo primero que debe existir es una gran armonía. ¿Qué hace diferente a este plantel?
Lo que pasa es que a veces las personalidades son muy distintas y no se lleva uno bien con todos, como en cualquier ámbito de la vida, pero este grupo es especial, porque todos estamos unidos y tirando para el mismo lado. Ahí está nuestra gran fortaleza.
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Pero no siempre todo ha sido felicidad en Junior. ¿Cómo vivió esos momentos cuando no jugaba?
Es muy duro cuando no se tiene continuidad porque lo más bonito para un futbolista es jugar. Más allá del dinero que uno se pueda ganar, la verdadera felicidad se vive cuando se está dentro del campo y se es importante para el equipo. Ahora me siento útil, pero cuando no jugaba se me pasaban muchas cosas por la cabeza. Sentía tristeza y desmotivación.
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Este semestre volvió a empezar de suplente, siendo la cuarta opción después de Gustavo Cuéllar, Yhonny Ramírez y Luis Narváez. ¿Cómo asumió esta situación?
Me sentía frustrado, no era feliz. Yo siempre quiero jugar. Incluso en algún momento pensé en irme, mirar otras posibilidades. Me gané la titular con Alexis (Mendoza) el semestre pasado y a la quinta fecha me expulsan infantilmente ante el Deportivo Cali y el equipo pierde el partido. Empecé a cuestionarme, me preguntaba una y otra vez porqué me sucedía eso a mí.
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¿Pensó que no iba a jugar más?
Ese día quería meterme en un hueco y no salir más. Sentí que le perdí amor al fútbol y hasta pensaba que lo mejor era que no me convocaran más a los partidos. El profe Alexis (Mendoza) no sabía lo que a mí me venía pasando en el tema de las expulsiones, que eran continuas. Un día, delante de todo el grupo, me dijo que le gustaba esa fogosidad mía para la marca, pero que me tenía que medir o no iba a jugar más.
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¿En qué momento entendió que debía aprovechar las oportunidades que le presentaba la vida?
Yo estoy muy entregado a Dios. Un día orando junto a otros compañeros, el pastor dijo en el culto: “lo que Dios tenga que hacer para que ustedes jueguen, lo va a hacer”. Unos días después fuimos a enfrentar a Nacional en Medellín y lastimosamente se lesiona Yhonny (Ramírez). Uno nunca le desea el mal nadie, jamás, y menos a una gran persona como Yhonny, pero en ese momento entendí aquel mensaje, y me dije: esta es mi oportunidad, me estoy jugando mi felicidad, mi permanencia en el equipo, voy a darlo todo.
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¿Cuál ha sido la clave para conformar una gran pareja junto a Cuéllar?
He hecho una bonita amistad con Gustavo y eso ha sido muy importante. Concentramos juntos, nos ponemos a hablar de fútbol y de cosas de la vida, y por eso creo que se nos ha hecho el trabajo más fácil. Al profe al principio le daba miedo ponernos juntos, porque sabía que podíamos dejar un hueco en la mitad por nuestra vocación ofensiva, pero le hemos agregado orden a nuestro fútbol y la capacidad de respaldarnos.
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¿Cómo asumieron los ‘veteranos’, Ramírez y Narváez, que dos pelaos se quedaran con la titular?
Yhonny es una gran persona y siempre está ahí dándonos un consejo y corrigiéndonos algunos errores, sin importar que seamos competencia directa para él. Lucho (Narváez) es más recochero y bromista, tal vez hasta se pondrá bravo, como todos, cuando no juega, pero nunca nos desea el mal, por el contrario, también nos hace sentir su respaldo.
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¿Qué significa para usted el Junior?
Junior lo es todo, porque todo lo que tengo me lo ha dado este equipo, una estabilidad económica y la oportunidad de mostrarme como profesional e ir a una Selección Colombia sub-20 y sub-23. Sé que pronto estaré en la de mayores, es uno de los grandes retos que tengo jugando en este equipo.
¿Una película?
El Conjuro.
¿Un actor?
Liam Neeson.
¿Un libro?
Me encanta leer la biblia.
¿Un futbolista que admire en el mundo?
Sergio Busquets.
¿Y en Colombia?
Gustavo Cuéllar.
¿Hincha de qué equipo?
Junior y Real Madrid.
¿Un gol que recuerde?
El que le hizo Zinedine Zidane de volea al Bayern Leverkusen, en la final de la ‘Champions’ de 2002.
¿Y su mejor gol?
El que le hice al Medellín en el Metropolitano. Ese día ganamos 3-2 y marqué un golazo con borde interno, pegándole de primera.
¿Su mejor amigo en Junior?
Vladimir Hernández.
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¿Una anécdota con Vladimir?
Ufff, tantas cosas que hemos hecho con el ‘enano’. Siempre tratamos de compartir en familia. Las vacaciones pasadas fuimos a Medellín y estábamos en un parque acuático y nos tiramos como mil veces de los toboganes como pelaos chiquitos. Esas son vivencias que disfrutamos al máximo y con seguridad nunca vamos a olvidar.
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¿El mejor técnico que ha tenido?
De todos los técnicos uno aprende muchas cosas. ‘El Zurdo’ (López) me dio la oportunidad y siempre voy a estar agradecido con él, porque no tuvo miedo en ponerme cuando habían jugadores de mayor experiencia. El ‘profe’ Julio (Comesaña) me formó un carácter, que es lo más importante en un jugador profesional. Ahora con Alexis (Mendoza) destaco lo que es como persona, además de un gran profesional, es un gran ser humano que te motiva para sacar lo mejor de ti.
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¿A qué jugador molestan más en Junior?
Yo mamo mucho gallo y por eso todos me molestan. Vladimir jode mucho también. Oidel Pérez es cansón, al igual que Chunga, que es otro intenso. Lo bonito ahora es que hasta a Sebastián (Viera) le jodemos la vida, porque antes uno lo veía como el capitán y lo tratábamos con seriedad, pero ya entró en el perrateo (risas). Ramírez también es pesado, y Toloza, Domínguez y Michael (Ortega) son muy alegres.
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¿Un sueño futbolístico?
Jugar en el Real Madrid y marcar un gol de media distancia en el Bernabeu, en un partido de ‘Champions’.
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¿Regalo preferido de Navidad cuando niño?
Siempre pedía balones y también me daban carritos. Pero la anécdota que más recuerdo es que yo siempre le pedía a mi papá un Playstation, y como él no tenía para comprarlo me llevaba un polistation (versión pirata) tratando de engañarme con eso (risas), pero yo estaba muy contento porque él estaba pendiente de comprarme buenos guayos, ropa para jugar, de todo.
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Si le digo Selección Colombia, ¿qué se le viene a la cabeza?
Lo más grande que le puede pasar a un futbolista, representar a su país. Ya tuve la oportunidad de ir a una sub-20, ahora a un microciclo de la sub-23 y sé que muy pronto, con el favor de Dios, estaré en la de mayores.
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