Capsulas de Carreño

Del purgatorio al infierno. Por Pablo Arbeláez Restrepo

Faltaban 59 kilómetros para el final de la tercera etapa, en el muro de Huy, y se presentó esta caída que motivó el abandono de varios corredores y una delicada lesión para el ex-líder Fabián Cancellara. Rigoberto Urán sufrió allí golpes en la espalda. Foto cortesía Team Sky.

Faltaban 59 kilómetros para el final de la tercera etapa, en el muro de Huy, y se presentó esta caída que motivó el abandono de varios corredores y una delicada lesión para el ex-líder Fabián Cancellara. Rigoberto Urán sufrió allí golpes en la espalda. Foto cortesía Team Sky.

 

 

Por Pablo Arbeláez Restrepo
Pablo Arbelaez

 

Los lamentos de intenso dolor se escuchaban en el tendal de corredores que yacían en el asfalto. El ulular de las sirenas daba señales del suceso. Era como si alguien hubiera tirado un artefacto explosivo en el corazón del Tour de Francia. La culpable: una violenta caída a más de 60 kilómetros por hora.

 

A esas alturas de la tercera etapa, en territorio belga, se pensaba en lo duro por venir en los 59 kilómetros previos al muro de Huy, donde miles de espectadores esperaban el arribo de quienes allí son tenidos por héroes.

 

El panorama era tétrico, dantesco. Espeluznante se hacía la escena cuando llegaban los mecánicos, ruedas en mano, para auxiliar a los desvalidos. Muchos de ellos eran ilustres. Y uno de los golpeados brutalmente era el vestido con la camiseta amarilla, Fabián Cancellara (Trek), quien horas antes dijo que este era su último Tour. Tenía la razón, porque el tortuoso camino del abandono le significó dos fracturas de apofisis transversa de las vértebras L3 y L4. «Un día ganas, otro día pierdes», comentó desilusionado Espartaco.

 

Para la Grand Boucle significó un momento de alta tensión. Sin ambulancias médicalizadas a la mano, con un drama que tomó tal dimensión, que la carrera debió ser neutralizada, para atender prontamente la emergencia. Decisión más que acertada.

 

A casa se fueron por el camino corto Simon Gerrans (Orica) -muñeca rota-, Tom Dumoulin (Giant) -hombro dislocado-, quien era el líder de los jóvenes, Dmitrii Kozonchuk (Katusha) y  William Bonnet (FDJ) -traumatismo craneal-. Y en el accidente, la cuota colombiana fue la de Rigoberto Urán, quien sufrió golpes en la parte baja de la espalda y raspones, pero aún así llegó a la meta.

 

Ese fue un lunes de purgatorio en el Tour, ganado de forma brillante, en lo ciclistico por Joaquim Purito Rodriguez (Katusha), escoltado en el mítico muro de Huy por el nuevo líder Chris Froome (Team Sky), quien se pone la camiseta amarilla un día antes del viaje al infierno, hoy en el pavé, entre Seraing y Cambrai, como si lo vivido antes no fuera poco. Ciclismo de valientes.

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